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Estamos en un restaurante, apenas hemos terminado de comer, Jimin me insistió en que pidiera un postre, no soy mucho de comer algo dulce después de comer, pero al ver su insistencia, no pude resistir a pedir uno, él se pidió una taza de café, y apenas me han traído el helado con frutas picadas que pedí.

—Disfrútalo, gatito —menciono Jimin, demonios, a veces pienso que este hombre no tiene interés en si lo escuchan, bueno, no es como si fuéramos el centro de atención, aunque he visto que algunos en ese restaurante le reconocen, sus miradas me lo dicen todo—, ¿te ha gustado el lugar?

—Sí —di un asentimiento reafirmando mi respuesta—, es un lugar muy bonito y la comida es excelente.

No mentía, el lugar es elegante, las mesas las cubren manteles blancos perfectamente planchados y limpios, cada lugar tiene un mantel pequeño de color azul rey y sobre el mantel tiene un plato blanco de porcelana que arriba tiene una servilleta de tela de color blanco, al lado hay dos copas una más pequeña para el agua, y una alta para el vino, los cubiertos son platinados, y parecieran ser nuevos, ni siquiera tienen algún rayón encima, en el medio de la mesa hay flores, acompañadas también por velas gordas y pequeñas que están apagadas, en la noche, esté lugar seguramente es mucho más hermoso, me pregunto sí, Jimin habrá traído a alguien más aquí.

—En efecto lo es —sus palabras me hicieron mirarle de nuevo—, por cierto, quería discutir algo contigo.

—¿Sí? —él me regalo un asentimiento—. ¿Qué sucede?

—No te quiero presionar con el contrato —apreté los labios al escuchar aquello—, pero si me gustaría hacer algo cuando vayamos a mi departamento.

¿Quiere hacer algo? Los recuerdos de la cabaña pasan por breves segundos por mis pensamientos, santa mierda, siento mis mejillas calentarse levemente y no dudo en dirigir mi mirada al helado de vainilla y tomar ola cuchara pequeña para llevar un bocado a mi boca, estoy nervioso, avergonzado, quiero encerrarme en una caja pequeña para que no vean mi vergüenza.

—¿Q-qué se supone que haremos? —pregunte.

No tengo idea de lo que pueda estar pensando este hombre, pero he de admitir que me encantaría saberlo ahora mismo, puede que inclusive esté pensando en darme un castigo como la otra vez.

—Quiero probar tus sentidos —parpadee un par de veces antes de ladear mi cabeza—, supongo no has experimentado con muchas cosas que pueden hacerte sentir placer.

Lo dice como si fuera la conversación más amena del mundo, pero yo me siento como si estuviera en una iglesia teniendo una conversación de la noche anterior con mi abuela, y que le esté hablando sobre cómo me la metían anoche, demonios, Park Jimin, si supieras que estos temas no deberían de salir a la luz tan rápido, pero claro, él es directo, me lo dejo en claro desde un principio, sin rodeos, así es mejor.

—¿A qué quieres llegar con eso?

—Bueno —sonríe ladino, no ha dejado de agarrar la taza con ambas manos—, me gustaría ver como reaccionas a algunas cosas.

Joder, quiero saber a qué clase de cosas se refiere, su vista esta sobre mí, y puedo ver en sus ojos que tiene el gran deseo de poseerme por completo, no me negaría a que lo haga, Jimin es un libro abierto en cuanto sus expresiones, aunque desearía que fuera igual a la hora de decirme algo, quizás inclusive no me dejaría con tanta curiosidad.

—No te castigaré ni nada por el estilo, gatito —dijo haciéndome tragar grueso—, aunque si te portas mal, tendré que poner mano dura.

Cielos, este hombre quiere matarme, sonríe ladino, puedo ver la diversión en cada expresión de su rostro, esa satisfacción florece en su piel a más no poder.

—Pero, no es nada de lo que debas de sentirte preocupado, seré gentil contigo —relamo mis labios sintiendo el sabor de la vainilla.

—En ese caso, estaré dispuesto a todo lo que quieras hacer, amo —lo último hace que Jimin se quede quieto, y que su mirada se mantenga totalmente atenta a mis acciones.

—A veces creo que te gusta jugar, gatito —sonrió levemente ante su comentario, lo veo acomodarse mejor en la silla, y tomar la servilleta de tela para llevarla a sus labios y limpiarse la boca—, me gusta que mi gatito sea juguetón.

Aprieto mis piernas una contra la otra y me remuevo levemente, demonios, Min Yoongi, ¿qué me pasa? Me siento totalmente atraído por cada una de sus palabras, estoy curioso por lo que pueda llegar a pasar en su departamento, pero también recuerdo que él no tiene mi consentimiento para hacer muchas cosas, y a pesar de eso, ya me había logrado dar un castigo, uno que en verdad había dolido mucho, no quiero imaginar cuando él deje de ser gentil conmigo, tengo miedo a lo que pueda llegar a pasar, pero espero que no sea tan grave como pienso.

—Yoongi, Yoongi —dijo mi nombre alargándolo levemente—, me gustaría hacer tantas cosas contigo, pero... —soltó un resoplido—, ese contrato si no está firmado, no puedo hacer mucho.

—Eso no creo que deba ser un impedimento para ti —mencione y él regreso su vista a mi rostro, obligándome a apartar la mirada.

Tenía una idea, una de la que posiblemente me voy a arrepentir enseguida, pero demonios, sentía que había firmado un trato con el demonio cuando me acosté con Jimin en aquella cabaña, sabía que había sido mi error, pero no había tenido relaciones sexuales durante ya bastante tiempo, y cuando este hombre logro poseer mi cuerpo, me sentí tan bien que por más que no quisiera admitirlo, quería que Jimin me hiciera totalmente suyo muchas más veces de las que yo quisiera, lo quiero ahora, y por eso quería proponerle algo que sé que inclusive él no podrá rechazar.

—Te propongo algo, Park —dije sonando lo más serio posible, quería su atención, y la tenía—. Dejaré que me hagas lo que gustes, por el día de hoy.

Jimin soltó una risa en un resoplido y después le dio un trago a su bebida caliente antes de mirarme.

—Continua —me dijo, demonios, en ese preciso momento supe que ya lo tenía, pero sabía que debía convencerlo más.

—Sí lo haces y me gusta —él recarga sus codos sobre la mesa—, entonces firmare el contrato.

Hubo una pausa, una en la que no deje de verlo directamente a los ojos, una en la que él parecía estar analizando cuidadosamente la situación, él sabe que esto le conviene, lo sabe perfectamente, puedo verlo, pero no estaba seguro de si él querría aceptar algo como aquello, después de todo él trata de convencerme, y en verdad lo está logrando, quiero saber más de él, quiero saber lo que más le gusta, quiero complacerlo y que él me complazca a mí de igual forma, lo necesito.

—¿Qué dices, Jimin? ¿No te gustaría que lo firmase?

—Me encantaría que lo hagas —dijo Jimin—, pero tampoco quiero obligarte.

—No, no me obligas —relamo mis labios y desvió mi mirada—, quiero esto... —doy leves asentimientos para hacerlo entender que estoy de acuerdo con todo esto—, quiero ser tu sumiso, pero... quiero que con esta oportunidad que te doy, me demuestres lo buen amante que puedes ser.

—Te has vuelto muy atrevido, gatito —joder, amo su voz enronquecida, carraspea la garganta antes de continuar—, pero si en verdad quieres ver y experimentar lo gran amante que puedo ser, entonces no te negaré ese privilegio, gatito.

Me estoy metiendo en la boca del lobo, joder, no me importa, me está encantando esto.

—Entonces, ¿qué esperas, amo?

Sonríe ladino y niega levemente con la cabeza, pasa una mano por sobre sus cabellos, logrando despeinarlos levemente, mi mirada sigue atenta a sus acciones.

—Te encantará lo que te haré, mi gatito.

Ya quiero saber lo que hará, estoy sumamente ansioso por saber lo que me espera, eta vez podré conocer más ese lado dominante que tanto esconde Jimin, ese lado que he querido sacar de vez en cuando, y que no lo he podido hacer por completo, si Jimin logra convencerme por completo, no dudaré más y firmaré ese contrato, estoy dispuesto a todo lo que él me pida.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora