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El viaje no había sido tan largo como pensé, así que no hubo mucho problema en cuanto el taxi que tome me dejo justo frente a aquel imponente edificio que se levantaba frente a mí, no pude evitar mirarlo de arriba hacía abajo, suponía que por lo menos unos veinte o casi treinta pisos eran los que componían la edificación, trague grueso, el nombre de la compañía en lo alto, Park's.

Los vehículos Park's eran unos de los más costosos que podías conseguir, a veces muchos de ellos llegaban a superar a la marca Tesla, unos eran más hermosos que los Ferrari, o inclusive los Jaguar, debías admitir que al ver que alguien tenía uno de los vehículos Park's, sabías que estabas frente a una persona digna de respeto.

Deje de mirar el edificio para pasar a ver la entrada, muchas personas en la acera, caminando a mi alrededor, seguramente han de preguntarse el por qué me he quedado mirando al edificio por un tiempo, camine hacía la entrada, resguardada por policías de seguridad, las puertas de cristal se veían pesadas, tome una de las manijas, allí estaba en especifico que jalases la puerta para poder ingresar, y eso hice, en cuanto el espacio estuvo perfecto, me adentre, los pisos perfectamente en blanco, brillantes, recientemente lustrados por lo que veía, camine directamente y con pasos firmes hacía el recibidor, en dónde estaban dos mujeres atendiendo llamadas entre otras cosas, de las cuáles no sabía mucho.

En cuanto me acerque, le mire a los ojos, para que supiese que necesitaba de ayuda, ella tapo la bocina del teléfono y me miro, alzando ambas cejas, preguntándome así lo que se me ofrecía.

- He venido por uno de los empleos -la mujer me dedico media sonrisa y después señalo hacía dónde se encontraban dos elevadores y las escaleras para ir hacía los pisos de arriba.

- Toma el ascensor, cuarto piso, y pregunta por Kim Namjoon, él es quien esta al cargo de las entrevistas de trabajo, te dirá las vacantes que tenemos aún disponibles, te deseo suerte.

- Muchas gracias -le agradecí de inmediato y volví mi cuerpo para poder ir hacía los ascensores, sentía que todo mi cuerpo estaba en alerta.

Debía admitir que estaba algo nervioso, miraba a algunos que parecían trabajar en aquel lugar, muchos de ellos portaban trajes elegantes y zapatos totalmente libres de partículas de polvo, tendría que ponerme de ese modo, o eso suponía, después de todo es una compañía, y me estaría encargando de lo que sería la decoración del interior de las oficinas si es que soy contratado, cerré mis ojos en cuanto mi mano se dirigió a esos malditos botones para llamar al ascensor, pulse el indicado, era hora de esperar, me separe un poco, esperando.

En cuanto el de mi lado derecho se abrió, no pude evitar mirar hacía el, camine de prisa y entre, por unos momentos pensé que sería solamente yo quien estaría encerrado en ese lugar, pero no fue así, antes de que siquiera las puertas se cerrasen, alguien las detuvo, su mano tenía colocados tres anillos algo gruesos, no alcance siquiera a ver si tenían algún detalle mucho más llamativo.

Con fuerza y con ayuda de su mano, hizo que las puertas se abrieran de nuevo, aunque no estaban tan cerradas, no pude evitar que mi mirada se dirigiera hacía aquel hombre, su traje totalmente ajustado a la perfección a su cuerpo, sus zapatos lustrados de piel, y ese peinado que hacía ver su frente, su mandíbula estaba esculpida perfectamente, como si el mejor de los artistas se hubiese encargado de esculpir su rostro, sus labios algo pronunciados de un leve tono rosa, esas cejas perfectas sin estar tan pronunciadas, y esos ojos que apenas había logrado ver, eran de un tono marrón, pero casi comparado con el castaño claro, entro de inmediato sin siquiera darme una mirada, pero si lo hizo a la persona de afuera, sin dejar de sostener una de las puertas del elevador.

- No lo olvides esta vez -trague grueso, casi podía sentirme temblar ante esa voz, era algo grave, pero imponente-, no quiero otro error, si acaso vuelves a cometer uno de esta índole, entonces te haré despedir ¿entendido?

La chica afuera del elevador tenía un ligero temblor en sus manos, podía ver que también casi todo su cuerpo se encontraba en las mismas circunstancias, pobre, si estuviese en su lugar, seguramente ya me hubiese desmayado, seguramente aquel hombre que estaba a escasos centímetros de mí, le había dado una buena reprimenda por un error que tuvo.

- S-sí, señor Park -el hombre dio un asentimiento y por fin soltó la puerta, dejando que esta vez se cerrasen.

Sentí el escalofrío recorrer por mi espalda al percatarme que estaba tan concentrado en aquel hombre, que ni siquiera me atreví a pulsar el botón del cuarto piso, me mordí la lengua, estire un poco mi brazo para alcanzar el botón, pero en cuento lo había hecho, sentí la mirada de aquel hombre sobre mí.

Todo en mí decía que no le mirase, no ahora, aleje mi brazo, pero en cuanto lo hice, pude escuchar su voz.

- ¿Podrías marcar por mí el sexto piso? -baje la cabeza, sólo un poco, estaba dándome una orden, pase rápidamente mi lengua por mis delgados labios, y volví a estirar mi brazo para presionar aquel botón-. Gracias.

Dí un asentimiento con la cabeza, no quería hablar, de algún modo el ambiente ahí dentro me estaba haciendo sentir muy tenso, mire todo el tiempo mis pies, percatándome que necesitaba comprar un par de zapatos nuevos, supongo que si logro quedarme en este empleo, sería mejor, las empresas como estás dan un buen sueldo, es seguro que recibiré una buena paga, más de lo que puedo decir de la cafetería.

El elevador seguía avanzando hacia arriba, y yo sentía los latidos de mi corazón en mis oídos, como un tambor continuo, no pude evitar observar a mi lado derecho, en dónde él se encontraba parado, no estábamos tan cerca, pero tampoco había una distancia tan prudente, o eso suponía, trague grueso de nueva cuenta, ¿quién era él?

Podía sentir que no apartaba la mirada de mí, ni siquiera por un instante, ¿por qué no dejaba de mirarme? Quería pedírselo, quería hacerlo con todas mis ganas, gritarle el por qué me miraba, pero, parecía ser que todas mis palabras me las había tragado por completo, mi lengua parecía haberse enrollado sin saber que decir.

En cuanto el elevador se detuvo, levante la mirada, observando que se trataba del piso en el que yo bajaría, no dude ni un minuto, comencé a caminar, las puertas estarían totalmente abiertas en pocos segundos, pero, sentí una mano en mis cabellos, justo atrás, me estremecía ante el contacto de sus dedos sobre la piel de mi cuello, en cuanto me separe para salir, lleve mi mano hacía aquella zona, sintiendo esa caricia momentánea, no pude evitar el que mis ojos se abriesen en sorpresa, camine un par de pasos mientras mi vista estaba puesta sobre aquel hombre.

Sus labios, en esa sonrisa pequeña, casi ladina, y esos ojos, denotando diversión, esos ojos que parecían haber estado examinándome todo el tiempo en el corto viaje en ese elevador que tuvimos juntos, trague grueso al ver como miraba su mano para después volver a sonreírme y las puertas se cerraban frente a mí, dejándome con aquella sensación de sus dedos en mi piel.

¿Qué carajos había sido eso? Deje de tocar aquella zona en mi cuello, pero de todas formas, no podía dejar de sentir su mano, fue como si me hubiese dejado una marca.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora