75

1.7K 376 121
                                    

Seguí a mi amante, observando su espalda, observando su andar sin prisa, y preguntándome que era lo que pasaba por su cabeza en ese momento, estaba curioso por saberlo, pero también estaba levemente atemorizado por lo que pudiera tener planeado para mí, Jimin se acerco hacia unas escaleras que estaban cercanas a la entrada, eran las que te guiaban a la parte del segundo piso en donde se encontraba el museo.

Ni siquiera pidió permiso, y no lo necesitaba, camine más deprisa para poder darle alcance, y en cuanto lo hice, observe que Jimin estaba esperándome, miraba detrás de su espalda, mantenía sus pies separados, uno arriba de un escalón y otro detrás de él, en cuanto me miro, extendió su mano hacia mi dirección, mire por unos segundos su mano antes de acceder a tomarla, estire mi mano derecha hacia la suya, y en cuanto mi mano logro tocar la suya, él la tomo por completo, entrelazando nuestros dedos en el proceso y comenzó a jalarme para seguir nuestro camino.

Seguimos subiendo escalones, nuestros pasos se escuchaban en cada uno de ellos, este edificio era de pocos pisos, pero eso no quitaba el hecho de que comenzase a sentirme cada vez más cansado, las pantorrillas comenzaban a dolerme debido al esfuerzo que hacíamos al subir las escaleras, mi respiración era levemente agitada, al igual que la de él.

—¿A... dónde me... llevas? —pregunte separando un poco las palabras debido a mi respiración agitada, Jimin volvió a mirarme.

—Te encantará... —dijo y soltó un resoplido—, no falta... —hizo una breve pausa—, mucho.

Y no mentía, subimos otro tramo de escalones, los fui contando, y casi estuve a punto de llegar al número veinte cuando él se detuvo, di un paso más para mantener mis dos pies en el mismo escalón y miré a Jimin, él mantenía su mirada sobre una puerta, y entonces decidí mirar hacia donde él lo hacía, nuestras respiraciones hacían eco en el pasillo.

—Este... —comenzó a hablar Jimin—, este es uno de los edificios que tienen la mejor vista...

—¿La mejor vista? —él dio un asentimiento—. Pero... ni siquiera es tan alto.

Él giro su rostro para mirarme, jalo mi mano para indicarme que subiera otros escalones más para que estuviera a su altura, y eso hice, en cuanto lo hice, él me miro a los ojos.

—Te invité a esta fiesta para que pudieras pasar un buen rato —comento Jimin—, pero no solamente lo hice por eso.

—Siempre planeas mucho las cosas —dije haciendo que el sonriera en el proceso—, entonces, ¿por qué más lo hiciste?

—Está ciudad tiene lugares que a veces son inesperados para algunos, y este museo es uno de esos lugares.

No me dijo nada más, dejo de mirarme y extendió su mano libre hacia la manija de la puerta metálica gris frente a nosotros, y en cuanto lo hizo y esta se abrió, ante mis ojos apareció la azotea de aquel museo, pero toda esta azotea estaba cubierta por un jardín urbano, uno en el que se podían apreciar las flores, uno que estaba iluminado por pequeñas lamparás que sobresalían de entre las plantas, y no sólo eso, y no pude evitar sonreír levemente en el proceso, había pequeños insectos luminosos eran pocos, pero estaban allí, entre las plantas.

—luciérnagas —mencione en voz baja y él me dedico una sonrisa.

—Mi padre mando a hacer este jardín urbano para mi madre cuando ellos salieron en una cita —comento Jimin—, mi madre era de gustos caros, y siempre decía que, a pesar de todos los esfuerzos de mi padre, jamás lograría impresionarla con algo, claro hasta el día en que la invito a salir aquí.

—Pues no esta nada mal —dije y él volvió a caminar, llevándome con él—, es muy lindo.

—Lo es —Jimin y yo caminamos pisando el césped, haciendo que nuestros pasos se escuchasen menos que antes—, a veces es bueno venir a estos lugares, sobre todo cuando tienes en mente traer a alguien especial contigo.

Maldición, trague saliva y baje la mirada al escucharlo hablar.

—Ven, gatito.

De nuevo levante la mirada, y Jimin me soltó, vi como él se acercaba en medio del pasto, asegurándose de que no hubiera algo cerca, y después lo observe sentarse sobre el pasto, eleve una ceja al verlo de ese modo, y entonces él dirigió su mirada hacia mí.

—Ven —me indico de nuevo, y camine con leve inseguridad hacia él, Jimin se mantenía doblando las rodillas y recargando su peso en sus brazos mientras me miraba, en cuanto estuve cerca de él, tomo mi mano de nuevo y con fuerza me jalo hacia su cuerpo, haciendo que trastabillase con mis pies y cayera cerca suyo.

Soltó una risa en cuanto escucho mi pequeño quejido, demonios.

—No te rías, Park —dije entre dientes, pero él me regalo una sonrisa burlona—, ¿no te molesta que se ensucie la ropa?

—No —se encogió de hombros, me mantuve de rodillas en el pasto, mientras que él se disponía a descansar plácidamente recostando su cuerpo por completo, llevo sus manos entrelazadas detrás de su cabeza simulando una almohada—, vamos, Yoongi, no debes preocuparte por la ropa.

—¿Y qué me dices de los insectos?

—Relájate —me regaño divertido, y yo rodé los ojos.

A regañadientes me recosté sobre el pasto, el aroma suave de humedad y tierra no tarde en inundar mis fosas nasales, a pesar de tener la idea de que posiblemente algún insecto se podía subir a mi cuerpo y atacarme, le deje de tomar importancia cuando escuche a Jimin soltar un largo suspiro, gire mi rostro para poder mirarlo, y él sonreía hacia el cielo sus ojos estaban totalmente brillantes mirando hacia arriba, y podía ver el reflejo de la luna en ellos, no pude evitar perderme un poco en aquella imagen que él me brindaba.

—¿Has pensado en lo que hablamos hace unas horas? —me pregunto, deje de mirarlo para observar el cielo, mirando la oscuridad ser levemente opacada por la luz brillante de la luna, y de algunos pequeños puntos luminosos que se extendían por la negrura del cielo, las estrellas brillaban levemente.

—Me dijiste que podía pensarlo más tiempo —respondí—, es muy apresurado que lo preguntes ahora.

—Pensé que con esto lograría convencerte —mire a Jimin de soslayo—, aunque veo que necesitaré otra forma mucho más eficiente para que aceptes estar conmigo como mi sumiso por más tiempo.

—¿De verdad?

—Sí —esta vez él giro su rostro para mirarme—. ¿Quieres que vuelva a utilizar mis métodos de convencimiento contigo, gatito? —me removí levemente en mi sitio antes de girar mi rostro y mirarlo mejor.

—¿Qué planeas exactamente, amo?

El silencio inundo nuestra conversación por unos momentos, mientras que el silencio a nuestro alrededor era a veces interrumpido por el sonido de los vehículos al pasar, Jimin seguía mirándome intensamente al igual que yo a él, esperando su respuesta.

—¿Dejarás que te toque para convencerte?

—No me negaría a tus caricias —dije en voz baja.

—Entonces —su sonrisa ladina volvió a surcar sus labios—, déjame hacerte mío de nuevo para convencerte.

—¿Ahora me pides permiso? —rodé los ojos y sonreí—. Eso no es propio de ti, amo.

—¿No puedo hacerlo? —¿por qué de nuevo mi corazón late desenfrenado con esa sonrisa suya? Maldición.

—Hazme lo que te plazca.

No me importaba, sólo quería volver a sentirlo conmigo de una forma más íntima, quiero que me diga lo mucho que le gusta estar conmigo, quiero escucharlo satisfecho por estar en la misma cama que yo.

Y... esta vez no me quedaré en silencio, Park Jimin, te diré lo que me he guardado por varios días, por semanas, y por estos largos meses que estuve conviviendo contigo.

Te diré que te amo con todo mi ser, y espero puedas corresponderme.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora