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Llegar al aeropuerto no fue complicado, a excepción de buscar estacionamiento, cuando llegamos, la fila de automóviles estaba frente a nosotros, aunque lleváramos prisa, Jimin no demostró tener problemas, por lo que decidí que debía ser igual de paciente que él, había casi diez vehículos frente a nosotros, varias personas que estaban en ellos trataban de bajar sus equipajes lo más pronto posible para dejar que los demás que estaban detrás de ellos pasaran.

Tardamos casi veinticinco minutos esperando, me estaba comenzando a doler el trasero por estar sentado, pero debía resistir un poco más, para cuando nos tocaba bajar del vehículo, me dispuse a abrir la puerta de mi lado, Jimin hizo lo mismo y antes de que pudiéramos irnos, Jimin le dio instrucciones claras y precisas al conductor, quien se dispuso a dar un asentimiento ante las órdenes para después marcharse.

El aeropuerto estaba repleto de personas, la mayoría estaba más concentrada en su teléfono celular que a lo que se encontraba a sus alrededores, se escuchaba como voceaban el número del vuelo y el destino al que iría, Jimin termino por arrastrarme junto a él hasta llegar al lugar del primer filtro de abordaje, registro mi mochila y su maleta —la cual no era muy grande—, y después nos dirigimos a la fila para pasar por el filtro.

Cuando nos tocó a nosotros, Jimin no dudo en mostrar su boleto y me pidió que hiciera lo mismo, el sujeto que se encargaba de revisar los boletos en cuanto vio el de Jimin de inmediato le indico que podíamos pasar sin problema alguno, pasamos el filtro, ni siquiera nos revisaron las mochilas, solamente se dedicaron a revisar que no llevásemos algún arma o cualquier clase de objeto metálico, cuando pasamos aquel filtro, fue entonces que caminamos a la zona de espera, la cual estaba casi igual de repleta.

—Faltan dos horas —menciono Jimin para después soltar un suspiro—, pensé que tendríamos problemas con el filtro, pero no fue así —volteo a mirarme—, bueno, gatito, falta mucho todavía, ¿quieres comer algo?

—Acabamos de desayunar, Jimin —él soltó una risa al escucharme.

—Lo sé, pero créeme, el vuelo es de una hora, y te dará hambre por la ansiedad que tendrás —odio que tenga razón, y definitivamente no me gustaría solamente recibir una bolsa pequeña con cacahuates o papitas y una bebida carbonatada para todo el viaje—, vamos, no rehaces a tu amo.

—¿Por qué siento que te encanta decir eso para que no te ponga excusas? —aquella pregunta salió de mis labios sin pensarlo mucho, Jimin sonrió ladino ante mis palabras.

Dejo de darme la espalda completamente, girándose sobre sus talones para poder mirarme cara a car, y no dudo en aproximarse los pocos pasos que nos separaban para invadir mi espacio personal, mis manos se apretaron a los costados de mis piernas, tomando la tela del pantalón entre mis dedos arrugándola, el perfume refrescante que usaba pronto llegó a mis fosas nasales, y mi respiración se aceleró levemente ante su cercanía, demonios, Jimin me provocaba tantas cosas con tan pocas acciones. Sus ojos, aquellos orbes oscuros de mirada penetrante me observaban con fiereza, dándome a entender que estaba esperando el momento perfecto para tenerme a su merced, sentí la boca seca cuando su rostro estuvo por fin lo suficientemente cerca del mío como para que nuestros labios se unieran en un beso, pero eso no paso.

—Lo hago porque funciona —su voz rasposa me hizo temblar levemente en mi sitio—, ¿o me equivoco? —quedé paralizado al sentir la punta de su lengua lamer levemente mis labios.

¡Esté hombre trataba de volverme loco!

—N-no —a duras penas logré tartamudear aquella respuesta, Jimin alejo su rostro del mío, haciéndome sentir levemente tranquilo, él todavía no estaba dispuesto a alejarse.

—Bien, entonces vamos, ¿te gusta más la comida rápida o prefieres algo más sofisticado? —me pregunto, su tono de voz había cambiado un poco, más animado, como si lo que hubiera hecho antes no hubiera sido nada que lo hubiese afectado ni a él ni a mí.

Quizás debía actuar de esa misma manera, pero demonios, tenía a un hombre sumamente atractivo a escasos centímetros de mí, que quería invitarme a comer algo antes de irnos a ese supuesto viaje de negocios, Jimin sabía cómo esconder sus pequeñas mentiras sabiamente, me gusta como lo hace, aunque claro, también sabía que las razones por las cuales había dicho que era solamente un viaje de una semana, eran totalmente distintas a los negocios.

—¿Te gusta la comida rápida? —él me miro sonriendo ladino.

—Me gusta que ciertas cosas sean rápidas —menciono—, y hay otras que me encanta disfrutarlas de forma lenta, gatito —maldita sea, estaba jugando, pero demonios, ese juego era demasiado para mí, la ansiedad solamente estaba incrementando bajo mi piel, y me estaba encantando.

—¿Qué quieres decir con eso, Jimin? —trate de sonar tranquilo, pero la realidad era que me encontraba sumamente nervioso por todo lo que estaba pasando ahora mismo.

—¿Un ejemplo te lo dejaría más claro, gatito? —quería decirle que no, que estaba bien así, pero quería saber lo que haría, ¡sí! Eso es lo que quería, trague saliva antes de dar un asentimiento como respuesta—. Bueno, en ese caso.

Sentí como si la sangre se fuera de mi cuerpo cuando volvió a acercar su rostro al mío, y de nuevo nuestro espacio personal dejo de importar en ese momento, sus ojos estaban mirándome fijamente, admirando mis ojos, y yo solamente me quedé hipnotizado por aquella mirada tan fiera que me lanzaba.

—Sí hablamos de puntualidad —comenzó a hablar, su voz era levemente ronca, y solamente eso hacía que mi corazón comenzase a latir como loco—, me gusta que todo sea rápido, desde mi propio vehículo, hasta si alguien conduce un taxi para mí, llegar tarde es algo que detesto —casi podía verlo sonreír ladino—, pero —bajo su mirada por breves instantes hacia mis labios—, para otras cosas, me encanta ser lento.

—¿C-cuáles cosas? —pregunte, joder, sentía que estaba a punto de ser devorado por un tigre.

—Algo como esto —no me dejo siquiera reaccionar a tiempo, Jimin aprisiono mis labios contra los suyos, separando levemente nuestras bocas para morderme ligeramente y hacerme abrir la boca para darle paso a su lengua.

¡Joder! No pude evitar soltar un leve gemido al sentir como Jimin tomaba y succionaba mi lengua, jugando y entrelazando nuestros músculos bucales en el beso que me estaba dando, lo escuche resoplar levemente, y antes de que siquiera pudiera cerrar los ojos mientras disfrutaba del contacto entre nuestras bocas, él se separó, el chasquido de nuestros labios había sido el final de aquel beso tan malditamente lento y fogoso que me había dado, mis labios estaban húmedos, y mi respiración era entrecortada, podía escuchar los latidos desenfrenados de mi corazón en mis oídos, demonios.

—¿Ahora ves la diferencia, gatito? —aquella pregunta me había sacado de mi leve hipnotismo por aquellas increíbles sensaciones tan placenteras que sólo aquel beso había provocado.

—S-sí...

—Sí, ¿qué?

—Sí, amo... —nunca pensé que inclusive en estos momentos él fuese capaz de hacerme decir algo como eso, tragué saliva antes de apartar la mirada de él—, ¿q-qué comeremos?

Quería que él dejase de mirarme como si fuera su presa, pero parecía ser imposible, Jimin estaba sumamente ansioso, quizás más de lo que yo lo estaba, y era de esperarse, me había logrado convencer para que firmase aquel contrato, y sé que ahora quiere probar su juguete nuevo, lo sé, y definitivamente no puedo negar que quiero que lo haga.

—Comamos algo de pizza —menciono Jimin para después y sin que yo lo esperará, tomase mi mano entrelazando nuestros dedos, cosa que no pude evitar tomar mucha atención, su tacto era suave, delicado, como si no quisiera hacerme daño alguno—, hace tiempo que no como pizza.

Y deje que me arrastrará hacia el pequeño local, deje que me llevase con él, y a pesar de que habíamos llegado, no podía dejar de ver nuestras manos entrelazadas, ¿por qué se siente tan bien? ¿Por qué no quiero que él me suelte?

Maldita sea, estoy sumamente enamorado de Park Jimin.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora