Tied To Your Orders ||JimSu||

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¿Por qué, Park Jimin?

No tenía efectivo, y tampoco era como si quisiera ir en taxi, lo único que quería era estar solo, mis pies tocaban la acera, y las miradas estaban puestas en otros lados, al menos no me juzgaban por andar descalzo por la calle, y eso era bueno.

Mi cabeza no dejaba de darme todas esas malditas imágenes de él, recordé cuando él me miro por primera vez, el como quería mandarlo a la mierda cuando me dijo que me quería para que fuese parte de su vida, pero como su sumiso, recordé que me dijo que me convencería, sus sonrisas que siempre estaban presentes en todo momento, ya fuese solamente porque le agradaba algo que dijese o solamente para hacerme sentir intimidado a la hora de querer intimidad conmigo.

Recordé el día en que admití que estaba sintiendo algo por él, su voz hacía eco en mis oídos, recordándome su apodo favorito para mí y aquellos otros que de vez en cuando salían por sus labios y de los cuales jamás me había dado una explicación aparente.

¿Por qué, Jimin?

Recordé todas aquellas caricias suyas sobre mi piel, nuestra cita y las cosas que compartimos juntos durante todo este tiempo, aquel pequeño viaje que dimos para esa reunión de negocios, sus celos por verme con Taehyung, los problemas en los que me había metido por no obedecer sus órdenes, el maldito contrato que nos encadenaba, aunque ahora ya no existía.

¿Por qué, Park Jimin?

¿Por qué decías todo aquello? No le costaba nada llamarme por mi nombre, pero él siempre insistía con ese apodo que me parecía estúpido, pero cuando decía los otros... me sentía apenado, y mi corazón no dejaba de latir y quería seguir escuchándolos, ¿por qué me hiciste esto? Me abracé a mí mismo, y seguí mi camino con la cabeza gacha, ya no faltaba mucho para llegar al departamento con mi hermana.

Mi corazón estaba herido, mis pies estaban cansados, y las malditas huellas de sus caricias seguían sobre mi piel como un recordatorio, y su maldito rostro seguía en mis recuerdos, cada uno de sus besos, cada uno de sus cumplidos, cada sonrisa suya, cada una de sus caricias, todo, absolutamente todo me estaba rompiendo por completo el corazón...

Quizás no debí decirle absolutamente nada, debí quedarme en silencio, debí dejar mis sentimientos atrás, debí hacerlo.

Llegue al complejo de departamentos, y no dude en subir las escaleras para poder llegar al piso que me corresponde, en cuanto lo hice y pase de largo el pasillo, mire la puerta de mi departamento, cerré mi mano en un puño y toque la puerta cuatro veces para que Mina supiera que soy yo.

No tardo en abrir la puerta, la mire, tenía puesta su pijama color verde agua que tenía dibujos de nubes pequeñas, sus cabellos estaban hechos un desastre y tenía en su boca un pequeño pan de avena, sus favoritos.

—¡Hermanito! —me saludo emocionada—. Que bueno que... —ella no me miraba hasta ese momento, primero miro mis pies descalzos y frunció el ceño—, pero, ¿y tus zapatos? ¿Te han robado en el camino?

Y esta vez levanto la mirada para encararme.

—Yoongi... —sus ojos se abrieron al verme, ella sabía cuando me encontraba triste y en verdad lo estaba, estaba destruido por completo.

—M-mina... —salude con voz suave.

—¿Qué paso?

—Él me... él m-me —y rompí a llorar.

Ya no podía más.

Me dejé caer de rodillas en el suelo, y cubrí con mis manos mi rostro, mientras que las lagrimas y los sollozos salían sin pudor alguno.

Mina se arrodillo y me dio un abrazo, ocultándome así con su cuerpo, mientras me regalaba caricias sobre mi espalda para darme consuelo.

Te odio, Park Jimin.

Te odio por hacerme esto, te odio por romperme el corazón, te odio por haberme hecho sentir amor.

¿FIN?