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Jimin me deseo las buenas noches en cuanto nuestros labios se separaron, dejo que me fuera, sin hacer preguntas, sin decir nada más, y había sido lo más sensato, sí él me hubiera pedido que me quedase, de todas formas, me habría ido, no quería preocuparlo más de lo que suponía ya estaba, y era lo mejor. Estuve a punto de decirle como me siento respecto a él, y eso no podía pasar, no ahora, no es correcto.

Me fui a dormir con la sensación de sus labios sobre los míos, con el corazón acelerado por recordar aquel momento, y con las inmensas ganas de querer ir hacia él para quedarme entre sus brazos, pero no debía hacerlo, no ahora, sí lo hacía terminaría quebrándome por completo.

Desperté a las cinco de la mañana, ya no me sentía cansado así que decidí disponer de mi tiempo para poder prepararme para desayunar, hoy sería la ultima reunión, en donde se sabrá sí los demás están de acuerdo con el presupuesto para la decoración del nuevo edificio, en donde aprobarán por fin lo que he dicho, y espero lo hagan, no sé que haría si es que no aprobaban mis palabras, solté un suspiro antes de salir de mi habitación.

Cuando abrí la puerta, no pude dejar de mirar la que estaba frente a mí, la habitación de Jimin, me quedé allí, mirando la puerta detenidamente, sin expresión alguna en mi rostro, las puntas de mis dedos picaban en nerviosismo, preguntándome si acaso él ya estaría en el restaurante o si apenas se encontraba alistándose para salir.

No sé por cuanto tiempo me quedé mirando la puerta, pero fue el suficiente para escuchar el seguro de esta misma abrirse en un clic, mi respiración se detuvo y cuando menos lo esperé, la puerta fue abierta, y del interior de la habitación, lo vi a él. Llevaba puesto un pantalón de color beige que se ajustaba perfectamente a sus piernas, tenía puesta una camisa de rayas delgadas en vertical de color azul con blanco y botones negros, llevaba los dos primeros botones desabrochados, mostrando parte de sus clavículas, llevaba las mangas arremangadas por debajo de los codos y portaba un reloj de manecillas en su muñeca derecha, sus cabellos estaban despeinados, dejado apenas algo descubierta su frente.

—¿Yoongi? —su voz fue lo que me saco de mi pequeña ensoñación.

—Jimin —dije en voz baja, él me regalo una sonrisa, sus ojos viajaron por mi cuerpo, mirándome de abajo hacia arriba y retornando el camino hasta de nuevo dar con mis ojos.

—Te ves perfecto —deje de mirarlo a los ojos en cuanto escuche su comentario—, ¿dormiste bien?

¿Verme perfecto? Sólo tenía unos malditos pantalones de mezclilla azul marino, llevaba una playera de color negro puesta, y un suéter del mismo color con cremallera el cual tenía abierto, era ropa simple y que sabía que se veía bien, pero que no me hacía sentir del todo conforme.

Sí con dormir bien se refiere a que me dejo con una sensación sumamente placentera y triste, entonces dormí como una piedra.

—Sí —respondí de inmediato—, creo que sí, ¿qué hay de ti?

—Bien —eso fue lo único que respondió.

No sé qué más decirle.

Mierda, esta es la primera vez que en verdad me siento un poco incomodo a su lado, lo miro a los ojos de nuevo, percatándome de que él estuvo mirándome en todo este tiempo.

—Sobre lo que paso ayer —parpadee un par de veces al escucharlo hablar.

—¿Eh?

Él me dedico una sonrisa pequeña sin mostrar sus blancas perlas.

—Quiero disculparme —¿qué?

Negué con la cabeza, pero él siguió hablando.

—No sé que fue lo que dije que te hizo sentir mal —no, nada de eso me hizo sentir mal, Jimin, pero... si tan sólo supieras que yo—, pero espero me puedas perdonar.

—N-no tienes nada de lo que debas pedirme una disculpa —dije y aparte mi mirada—, no me sentía bien, es todo.

Hubo un pequeño silencio.

Uno que se me estaba haciendo eterno en aquel momento, no entendía porque me pedía una disculpa, él no había hecho nada, solamente era yo torturándome mentalmente de nuevo, recordando el contrato, recordando que quizás pronto todo esto se terminaría, y que seguramente yo sería quien salga perdiendo más.

Pero debía de controlarme.

—¿Estás enfermo? —la voz preocupada de Jimin me llamo la atención de nuevo, lo volví a mirar y él camino en mi dirección, los pocos pasos que nos separaban, y entonces sin pedirme permiso, sentí sus manos tomar mi rostro y moverlo levemente de un lado a otro, sus ojos analizaban cada uno de mis rasgos faciales, como si buscase algo—. ¿Te dolía algo? ¿Todavía te sientes mal? ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?

—Jimin... no es nada grave yo... —me interrumpió.

—¿Nada grave? —su voz era ronca—. Debiste decirme que te sentías mal, no puedo dejar que te enfermes, es mi responsabilidad cuidarte en todo momento, Yoongi.

—Pero...

—Nada de peros, cariño —de nuevo ese apodo, ahora que lo pienso, ni siquiera me ha dicho su típico 'gatito' en todo este tiempo que hemos hablado, llevo sus dedos a las hebras de mi cabello, acariciando mi cabeza levemente—, cuando te sientas mal, sólo dímelo, me encargaré de cuidarte en todo momento, ¿bien?

Claro que lo hará, es su deber como mi amo, esta en el contrato, mordí mi lengua en el interior de mi boca, y me obligué a darle una sonrisa en respuesta.

—Está bien, Jimin...

Él dio un asentimiento ante mi respuesta, y antes de soltar mi rostro, me acerco a él, inclinando un poco mi cabeza, para después hacerme sentir sus suaves labios sobre mi frente por breves segundos, un pequeño beso que había causado un chasquido corto en cuanto se separó, una linda sensación de calidez que se había quedado en la zona del beso, y que sólo causaba que mi cuerpo se derritiera como un chocolate ante el calor del verano.

—Muy bien —dijo en cuanto se separo de mí—, vamos, ya deben estar algunos allá abajo esperándonos.

—Sí, vamos...

Él camino al frente, y yo detrás de él, a una distancia prudente, mirando su fornida espalda.

¿Por qué me haces esto, Park Jimin?

Desearía que todo fuese diferente, pero mi realidad era muy distinta a lo que yo quería en verdad, aunque debía disfrutar de esto mientras duré, aunque mi pequeña depresión llegaba de vez en cuando, y más cuando me decía o hacía cosas que solamente me estaban dando más puntos para enamorarme de él.

¿Quién no lo haría?

Este hombre es un encanto, sus gustos para tener placer son algo difíciles de complacer en su totalidad, pero por lo demás, por sus acciones, por sus cuidados, por esas sonrisas tan encantadoras, y por ese sentimiento de calidez que logra pasarte de inmediato, por todo eso y más, este hombre es perfecto.

Estoy enamorado de él, y no puedo evitarlo, aunque sé que para mi corazón es un peligro.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora