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"Eres todo lo que tengo en estos momentos, Yoongi, me preocupo por ti porque..."

¿Por qué?

Me atormentaba a mí mismo con aquellas palabras suyas una y otra vez, mientras que el viaje dentro del automóvil se llevaba a cabo, lo demás de la feria, no había sido algo fuera de lo común, después de aquel espectáculo de fuegos artificiales, los juegos volvieron a moverse, y nosotros por fin pudimos tocar tierra firme cuando bajamos de la rueda de la fortuna, mi corazón estaba sumamente aturdido por las sensaciones que Jimin me había hecho experimentar en tan sólo aquel momento en la parte más alta de la rueda de la fortuna.

Estaba cansado, y mi cabeza no dejaba de repetirme aquellas palabras como ecos incesantes, aquellas palabras que habían logrado hacerme sentir al borde de una cornisa, aquella frase que jamás fue completada por él. Después de aquello, Jimin me llevo a uno de los tantos puestos, compró un algodón de azúcar para mí, y él simplemente se compró un paquete de palomitas de maíz, los minutos pasaron, y cuando menos me lo espere, ya teníamos que irnos.

Mi cita había terminado.

La disfruté, no era como si tuviera muchas opciones y pudiera pasar este momento como algo que no me interesase, no podía cuando estaba consciente de que Jimin en cuestión de días me dejaría de nuevo, se olvidaría de todo esto, mientras que yo seguiría rememorando cada uno de estos momentos a su lado. Solté un pequeño suspiro sin causar ningún ruido para no alarmarlo, soy un completo idiota, no debí pedirle una cita.

Mis sentidos se pusieron alerta al escuchar el sonido de un celular, mire de soslayo a mi lado, encontrándome con Jimin quien rodaba los ojos mientras veía la pantalla de su teléfono móvil, estaba entrando una llamada, no tardo en deslizar su dedo pulgar por la pantalla para contestar, llevo el móvil hacia su oreja y de mala gana hablo.

—¿Sí? —su tono de voz era duro, pasaron unos segundos antes de que él frunciera el ceño levemente, al parecer no le estaban dando grandes noticias—. ¿Qué? —apretaba la mandíbula levemente—. ¿Hablaste con Namjoon sobre eso? —espero unos segundos más—. ¿Cómo que no puede hacer nada? ¡Agh! —gruño molesto—. Dije claramente que no quería que me molestarán durante una semana.

Hubo una pausa, una en la que volví a dirigir mi mirada hacia la ventanilla, las calles eran iluminadas por las luces de los vehículos, las luminarias de las calles y por supuesto por los diferentes comercios, volví a escuchar un leve gruñido de fastidio por parte de Jimin.

—Esta bien —dijo por fin—, sí, sí, allí estaré, no presiones o serás la siguiente en ser despedida ¿entendido? —y corto la llamada, soltó un largo resoplido y gire mi rostro para verlo.

—¿Paso algo? —pregunte en voz baja, y él me miro por breves momentos.

No me contesto, en lugar de eso, miro al conductor.

—Cambio de planes, llévanos directo al aeropuerto —menciono Jimin.

—Sí, señor Park —menciono el conductor y yo fruncí el ceño, ¿qué carajos?

—Jimin —él volvió a mirarme.

—Me necesitan en la empresa —dijo para después apretar los labios formando una línea recta, se veía disgustado por lo que pasaba—, al parecer tengo algunos empleados tan mediocres que han perdido un archivo que iba a ser impreso para enviarlo a uno de mis socios —rodo los ojos—, sólo espero que mi estúpida asistente haya logrado conseguirme los boletos para el siguiente vuelo.

Solté una pequeña risa al verlo, se veía tan fastidiado, era divertido verlo de aquel modo, volvía a mirarme mientras fruncia el ceño.

—¿Qué te parece tan divertido, Min? —eleve ambas cejas, era la primera vez que me hablaba solamente por mi apellido.

Era extraño, pero debo admitir que verlo enojado y frustrado me hacía sentir sumamente feliz, parecía un niño haciendo un berrinche a sus padres por no haberle comprado su juguete favorito.

—Tu expresión ante los problemas es lo que me parece divertido, señor Park —apretó la mandíbula cuando me escucho, y yo sonreí satisfecho.

No debería estar celebrando nada de esto, pues sabía que la posibilidad de recibir un nuevo castigo de su parte estaba más que asegurada, y ahora que lo pensaba, aquella mirada suya no parecía nada divertida por mis comentarios.

—Ya veremos quien sonríe al final, Yoongi —dijo para después mirar de nuevo la pantalla de su celular.

Mire como buscaba entre sus contactos para después seleccionar uno de ellos y marcar, acerco de nuevo su teléfono móvil hacia su rostro.

—¿Ya conseguiste los boletos? —pregunto, su tono era duro y demandante—. ¿Cómo que todavía no los has conseguido?

Demonios, ahora entendía porque mis compañeros de trabajo habían dicho que ver a Jimin de buen humor en el trabajo era algo del otro mundo, se veía que se trataba de una persona muy exigente y difícil de complacer a la primera, pero es entendible, es el jefe, y su trabajo es ver que todos hagan su trabajo perfectamente, eso es inclusive mucho más estresante que estar detrás de todo el trabajo.

—¿Cuándo carajos vas a aprender a hacer bien tu trabajo? —eleve las cejas al escucharlo gritar aquella pregunta, lo mire de soslayo, estaba sorprendido de escucharlo—. Escúchame, sólo menciona a la aerolínea mi nombre y ellos sabrán que hacer, no es gran ciencia lo que tienes que hacer —su ceño estaba fruncido en su totalidad, en verdad estaba molesto—, que no vuelva a pasar, quiero los boletos en menos de quince minutos, envíalos a mi correo electrónico, y no tardes, mi tiempo es oro —sin más corto la llamada.

—Señor Park, faltan cinco minutos para llegar al aeropuerto —aviso el conductor.

—Perfecto —menciono Jimin en un resoplido—, ¿todas nuestras cosas fueron empacadas como te lo ordene?

—Sí, señor Park —Jimin dio un asentimiento.

—Gracias —me miro por breves momentos antes de hablar—, déjanos en la entrada, no olvides abrir la cajuela, en cuanto saquemos nuestras cosas, puedes retirarte.

—Sí, señor Park.

Deje de mirarlo para acomodarme mejor en el asiento.

—Tienes cara de querer matar a alguien —mencione en voz baja, a lo que él sonrió ladino.

—Por supuesto que la tengo —me miro de nuevo—, al parecer cada chica que es mi asistente no puede cumplir ninguna de las tareas que le asigno, ni por más sencillas que sean.

—¿La despedirás? —Jimin dio un asentimiento—. Increíble —mencione.

—¿Qué es lo que te parece increíble?

—Que despidas con tan sólo un error.

—Es simple, Yoongi —dijo mientras miraba su celular—, si la persona no cumple con mis mandatos, es mejor dejarla fuera del equipo, Park's no necesita de personas inútiles que no saben hacer bien su trabajo —dejo de ver la pantalla—, te sorprenderías más si supieras a cuantas asistentes puedo despedir en una sola semana si es que no cumplen con lo que digo.

¡Vaya!

—Todo para ti debe ser perfecto —dije y él dio un asentimiento a mis palabras.

—Comprendes rápido, me gusta eso —sonrió ladino para después regalarme un guiño haciendo que dejase de mirarlo.

Cuando miré hacia el frente, logré divisar el aeropuerto, habíamos llegado a nuestro destino. Y como había dicho Jimin, el conductor nos dejo en la primera entrada que vio, abrió la cajuela presionando un botón en el tablero del vehículo, salimos ambos, cerramos las puertas, tomamos nuestras respectivas cosas, y seguimos nuestro camino hacia el aeropuerto.

Bueno, no podría darme el lujo de conocer el departamento que Jimin tiene aquí en Saha-Gu, pero regresaría a casa, más pronto de lo que esperaba, pero, a decir verdad, ya extrañaba inclusive a mi hermana.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora