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—¡Agh! —espeta mi hermana en cuanto termina de dar el primer sorbo al popote que llega al vaso largo de plástico de su bebida, una malteada de moras azules y avena—. Mamá tenía razón al decir que estas cosas saben horrible.

Suelto una risa el escuchar las quejas de Mina, hoy es un día tranquilo, después de firmar aquel contrato, Jimin se fue a la empresa para tratar algunos asuntos importantes, me dijo que podía tomarme el día sin ningún problema, y eso es lo que hago, no dude en llamar a mi hermana para salir un rato, ahora que está trabajando en la cafetería, es mucho más fácil que ella acceda a pasar un rato conmigo.

—Te dije que las malteadas de Juice no eran tan buenas como siempre dicen —me encojo de hombros—, pero ya lo aprendiste a las malas.

—Para la próxima te haré más caso también a ti, hermanito —canturrea feliz mientras sacude levemente su vaso y no deja de mirar el líquido purpura casi lila—, ¿has hablado con Tae?

—No —dije de inmediato, era cierto, necesitaba hablar con él, pero también supongo tendré que hacerlo con Jimin, no quiero problemas—, necesito decidirlo después.

—¿Por qué? —lleva el popote a sus labios, frunce el ceño cuando el líquido para por el popote a su boca—. No tienes ningún compromiso, Yoongi, puedes salir con Taehyung.

Eso no era del todo cierto, suelto un suspiro antes de mirar a mi hermana.

—Lo firme —suelto en un resoplido y ella detiene su andar, hago lo mismo, sus ojos están abiertos como un par de lunas llenas, estoy seguro que, si la hubiese agarrado más desprevenida, hubiera soltado la bebida—, no me veas como a un bicho raro.

—¿Cómo no quieres que te vea de ese modo cuando has soltado de la nada que firmaste? —me reclama de inmediato, suelta un largo suspiro y aprieta sus labios—. Dime que por lo menos no te obligo a hacerlo.

—Mina —es mi hermana mayor, sé que me quiere proteger de todo y de todos, a veces puede tomarse las cosas a juego, pero se preocupa, lo sé—, Jimin no me obligo a nada, fui yo quien decidió firmar ese contrato.

Mina lleva su mano libre a su cabeza, revuelve levemente sus cabellos y luego me ve de nuevo a los ojos. Sé que está preocupada por lo que pueda llegar a pasar, sé que ella a pesar de que se la pase bromeando sobre el tema como si nada, le preocupa el hecho de que pudiera atreverme a firmar un contrato de esa índole, y mucho más porque ella vio desde un principio que mi interés por Jimin es mucho más que solamente el ámbito sexual.

—¿Te das cuenta de lo que puede pasar? —Mina suelta un resoplido, está molesta—. Yoongi, sé que dije que era emocionante y todo eso, pero... —negó levemente con la cabeza—, pensé que eras más sensato, ¿sabes lo que le pasa a la mayoría de sumisos?

—Mina... —no me dejo terminar.

—¡Los dejan! —relame sus labios con lentitud antes de proseguir—. No sabes cómo es que Jimin trato a sus otros sumisos, no puedo ni imaginar si hay una posibilidad de que tú... joder, ¡no quiero que te rompan el corazón!

—¿Quién dice que lo hará? —frunzo mi ceño—. No me interesa lo que haga, sólo será por dos meses.

—Yoongi, no eres un niño pequeño, entiendes bien a la perfección, te has metido en un mundo que ni siquiera conoces, uno en el cual él es el rey y conocedor de todo, uno en el cual puedes salir lastimado.

—Te aseguro que no pasará nada, Min Mina.

Quizás ella tenía razón, pero también no tenía ni la menor idea de si pudiera haber una casualidad de que le hubiese gustado a Jimin sin tener este tipo de contrato, él me lo dijo, las relaciones formales no son lo suyo, y el contrato es solamente una satisfacción muy personal para él, una en donde puede cumplir con sus más perversas y oscuras fantasías con sus propias reglas y con una persona que esté dispuesta a hacer todo lo que a él le plazca, lo sé de antemano, sé que peligro en esto, Jimin me gusta, pero no pienso decirle nada, no quiero que por mis estúpidos sentimientos él se vaya, me siento patético, pero no quiero que solamente por una tontería él me diga que no quiere nada.

—No me asegures algo de lo que ni siquiera estás tan seguro —las palabras de mi hermana me hacen salir de inmediato de mis pensamientos—, Yoongi, no quiero que sufras.

—Y no sufriré, Mina, te lo aseguro —ella muerde el interior de su mejilla antes de volver a comenzar a caminar, le sigo el paso—, no tienes que enfadarte por algo como esto.

—Lo sé, es tu vida, pero... siento que esta decisión que tomaste, no fue de las mejores, ese contrato te aferrará a él durante un par de meses, parece ser poco, pero no lo es.

—Yo quiero esto, Mina.

—¿Por qué?

—¡Ya sabes la razón, maldita sea! —suelto un resoplido—. Sabes que él me gusta, ¿bien? —ella no se ve sorprendida, después de todo, ¿por qué lo estaría? Ella misma lo supo mucho antes que yo—. Y sí esta es la única manera en la que puedo estar cerca de él, entonces no tengo problema.

—Por eso mismo no debiste firmar, por esa misma razón no debiste meterte en todo esto, si tan sólo...

—Me alentaste.

—¡Sé lo que hice, Min Yoongi! Pero hay cosas que también debes entender como un juego, hay una gran diferencia, y somos hermanos, sabes que siempre te hablo de ese modo porque me encanta fastidiarte un poco.

Silencio.

Un silencio que no era cómodo, uno en el cual el viento estaba presente, uno en el que el sonido de los carros por la avenida se escuchaba, uno en que las personas a nuestro alrededor nos ignoraban por completo, sólo caminan, pasan a nuestro lado, y ni siquiera se van a siquiera preguntar porque discutimos.

—No quiero que él te haga daño, Yoongi —dice mi hermana después de esos largos segundos de silencio—, por más que no quiera admitirlo, desde que estás allí, en Park's, te ves diferente, desde que él te habla, te invita a comer, te sonríe... te ves diferente, y estoy segura que él nota como le prestas atención, como no te niegas a ir con él.

Ella aparta su mirada de la mía, pero yo de ella no.

—Él te gusta, te gusta demasiado, y no quiero que, por ese pequeño detalle, seas tú quien salga perdiendo en esto, ni siquiera sabes si ese niño millonario y mimado comparte los mismos sentimientos que tú hacia él.

Mina tiene su punto, sé que me arriesgo, sé que puedo salir lastimado, sé que puedo perder mi tiempo en esto, sé que puedo terminar por quererlo a mi lado para toda la vida, sé que no voy a querer que se aparte de mí. Jimin es dulce, lo demuestra con pequeñas cosas que jamás creí que inclusive a mí me gustarían, me habla un poco de su vida, de su privacidad, me trata bien a pesar de tener ese gusto por el sado, no es grosero conmigo, detesto que haga todo lo que me gusta, detesto que actué de ese modo, porque solamente me está haciendo sentir que no debo de alejarme, no me convenció de firmar, me convenció de quererlo... algo que ni siquiera yo tenía planeado.

—¿C-crees que no lo sé? —bajo la mirada, estoy asustado, no sé lo que pueda pasar en los días venideros—. Jimin me gusta, hace... hace cosas que me encantan, que ni siquiera yo creí que me gustarían, y no sólo me refiero al sexo, sino que hay detalles, pequeños detalles que me hacen sentir cómodo a su lado, firmar ese maldito contrato me asegura por lo menos que no me dejará por el momento...

—Yoongi...

—Soy patético... —llevo mi mano derecha a mi rostro, cubro mis ojos, demonios, no quiero llorar, pero me siento un idiota, un completo tonto en busca de un abrazo de una persona que lo desprecia.

Escucho los pasos de Mina acercarse hacia mí, y no taro en sentir como sus brazos me rodean para brindarme calidez en un abrazo.

—No eres patético, Yoongi... —habla despacio—, no es patético que él te guste, ni que no quieras alejarte de él... pero, si algo pasa, prométeme que me llamarás primero, seré yo la que se encargue de patearle justo en donde más le duele.

No puedo evitar soltar una risa en un resoplido, y ella hace lo mismo, su risa es cantarina, dulce y juguetona, como la de una niña pequeña que se ríe de sus propias maldades cuando está sola.

—Eso haré, Mina, eso haré...

Sólo espero no tener nunca que hacer esa llamada.

Tied To Your Orders ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora