Capítulo especial: Así es la vida, Rick

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Cap (7/7)

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Imagine Dragons— Burn out

Su pierna rebotaba sin parar. En sus manos sostenía una botella de agua a la que había estado quitándole pequeños trozos de etiqueta desde hacía rato. Últimamente le resulta en extremo difícil el mantenerse quieto. No importaba en donde se encontraba, si tardaba mucho tiempo en en un mismo lugar, empezaría a ponerse ansioso.

—¿Podrías de dejar de removerte como si tuvieras el culo sobre un hormiguero?— a su lado, Jude se veía irritado.

—Te dije que no quería venir aquí — se quejó y quizá sonaba un poco infantil, pero no podía evitarlo. Lo último que le apetecía era estar rodeado de personas en un puto club nocturno. Sobre todo cuando el estúpido tipo a su lado no lo dejaba beber ni una gota de alcohol.

—Claro, porque quedarte dentro de esa cueva a la que llamas apartamento era una mejor opción.

—Bueno, ese es mi puto problema, Jude.

El de cabello oscuro arqueó una ceja con burla. Sus ojos azules haciéndolo sentir abierto de par en par. Terminó por apartar la vista porque esos ojos eran tan parecidos a los de cierto hombre en el que no quería pensar. Se estremeció de solo recordar las estupideces que hizo por ese hombre.

—¿Y quién dijo que iba a quedarme en mi apartamento?— respondió en cambio. —Además hace días que no pongo un pie ahí. No me dejas en paz.

—Y sabes por qué es eso ¿verdad?— sus labios se apretaron hasta volverse una fina línea. Claro que sabía por qué Jude lo llevaba de un lado a otro para evitar que se quedara a solas. —Y te recuerdo que después de haber salvado tu inconciente trasero no te despegabas de mi ni un solo segundo.

Ahora sus mejillas se sonrojaron por eso. No le gustaba aceptarlo pero por unas semanas estuvo siguiendo a Jude como si fuera un cachorro sin hogar. Intentar suicidarse y no conseguirlo suponía un gran desgaste emocional. Cualquier persona pensaría que el desgaste emocional era lo que avivaba las ideas suicidas, pero no para Rick.

Para él fue diferente. No sabía el momento exacto en que su vida empezó a descarrilarse. Desde siempre se sintió un poco perdido, desde que era solo un niño creciendo en un orfanato, preguntándose todo el tiempo por qué sus padres biológicos se habían deshecho de él con tanta facilidad, dejándolo en una estación de bomberos cuando  solo tenía unos días de haber nacido.

Luego creció un poco, pasó por varios hogares sustitutos durante los primeros años de su vida hasta que a los siete fue adoptado por una familia. No fue sencillo, porque puede que tuviera padres, pero no era fácil pasar de estar entre varios niños, siendo uno del montón a tener la atención de un grupo familiar. Por aquel entonces sentía que no sabía que hacer. A veces le daban ganas de encogerse y hacerse tan pequeño como pudiera. Entonces entró a la escuela primaria y conoció a Wesly.

Pensar en esos días le formaba un nudo apretado en el estómago y en su pecho. Era nada más que puro anhelo, culpa y dolor. Wesly hizo que su vida fuera más sencilla en muchos sentidos. Encontrarlo fue literalmente como encontrar un tesoro; Wesly era tan jodidamente increible y de niño era malditamente adorable. Todo suavidad y sonrisas. No importaba si Rick estaba pasando por un mal día, queriendo esconderse de todo el mundo, Wes lograba mejorar su humor, volviendo de un día gris en uno totalmente brillante. 

A Heartbreak Song© (Love & Music #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora