72. El fondo

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Cap (6/7)

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Lord Huron — the night we meet

Después de permanecer varios minutos tendido en el suelo, se puso de pie tirando de la cadena del retrete,  yendo directo hacia el lavamanos en busca de un poco de enjuague bucal. Al final terminó viendo su lamentable reflejo en el espejo. No pudo reconocerse.

Cabello enmarañado, medias lunas a causa de las largas noches en vela entre bebidas y recuerdos. Tez pálida. Pero lo que más resaltaba era lo vacios que lucían sus ojos, de un verde que carecia de toda luz, ribeteados de rojo a causa de la embriaguez. ¿Cuándo fue que se dejó terminar de esa manera?

El hombre en el reflejo parecía derrotado. No aparentaba ser un artista exitoso que daba espectáculos tan rentables. No era el hombre que una vez disfruto de la música. El hombre en el reflejo parecía alguien que no tenía el camino claro. Alguien que se rindió.

Ladeó el rostro y observó más detenidamente, tratando de encontrar algo que le recordara aunque sea un poco al hombre que, se suponía, era. Entonces se detuvo y se dio cuenta de que...no sabía quien demonios era. ¿En algún momento lo supo realmente? Se sentía como si desde siempre fue un extraño.

Un recuerdo parpadeó en su mente. Un recuerdo de meses atrás. En ese recuerdo estaba metido en su cama, observando dormir a un hombre que descansaba sobre su estómago, con toda esa piel entintada en exhibición. No fue difícil recordar como se sintió aquella vez. Tan confundido y a la vez secretamente fascinado al saber que estaba compartiendo su cama con él. Y de pronto Wesly había abierto sus ojos, esos orbes magneticos y adormilados; esa mañana habían tonteado, fue cuando Wes recibió la llamada de Kellan McNight pidiéndole que fuera a Nueva York y tocara con Cold Addction. Por un corto momento Luke había sentido que todo estaba bien y que podría manejar la situación.

Y bonita manera en que todo terminó.

Otro recuerdo relapagueó sin permiso. Esta vez era uno más reciente y de los más recurrentes. La cabaña. Dios, esos cortos días se habían sentido tan absolutamente perfectos a pesar de todo. Había sido en ese pequeño lugar alejado del resto del mundo, en donde Luke pudo saber lo que se sentiría compartir una vida con Wesly Porter.

Tembló al pensar en lo fácil que se sintió tenerlo entre sus brazos durante la noche. En los jugueteos en la cocina, en lo cotidiano que fue. Y ni hablar de los paseos cogidos de la mano como si fueran una pareja. En esos pocos días se permitió ser un hombre diferente, uno cariñoso e incluso dejó a la vista un poco de su pasado, una pisca, pero fue más de lo que había soltado a alguien que no fuera Abe.

¿Ese fue su yo real? ¿En esa cabaña se permitió por fin dejar salir el hombre que era? Porque de ser así... era injusto. Un gemido desgarrado subió por su pecho, atravesando su garganta.

Se aferró al borde del lavamanos. Su visión tornándose borrosa a causa de las lágrimas que no quería dejar caer. Fue una batalla perdida porque de pronto estaba llorando abiertamente, con sollozos que hacían convulsionar su pecho.

«¿Por qué lloras ahora? ¿No fue este el camino que elegiste?» preguntó esa molesta vocecita en su cabeza.

—Yo no...

«Patetico, patético hombrecito inservible. El tío Urston tenía razón al decir que no eres más que un fracaso. Decepcionando a todo el mundo»

A Heartbreak Song© (Love & Music #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora