Juguemos, alfa

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Sabía que no era apropiado pero no podía mover un solo músculo. Tanto su instinto despertado por el alto nivel de feromonas que era asfixiante como el asombro hacía que sus pies estuvieran pegados al suelo en la puerta de la cocina.

Entonces era así como se veía un alfa y un omega en celo haciendo el amor.

Era una imagen hermosa.

Bueno, hipotéticamente si descargaba la parte que podía ver literal al padre de su…amigo con beneficios, desnudo arriba y con el pantalón hasta las rodillas, teniendo a su ESPOSO doblado sobre la meseta mientras ni siquiera quería imaginarse lo estaba penetrando. Y no hablaría de la cara del omega. Con la saliva corriendo por el borde de su boca, los ojos desorbitados y moviendo sus caderas con cada profunda embestida.

Como que Dilan estaba impresionado por varias cosas por no decir muchas. La madre de Ryo no era una mujer como creyó, aunque en un inicio si había detectado algo raro. Era un hombre y el pene que colgaba erecto entre sus níveos muslos llenos de marcas de las manos del alfa, era ejemplo claro de esto, por pequeño que fuera.

Dilan al menos podía agradecer que los inhibidores a tan temprana edad habían ayudado a que sus hormonas omegas fueran reprimidas por lo que se miembro no era tan grande como un beta pero tampoco tan pequeño como un omega. No se podía quejar para alguien que se hacía pasar por alfa.

Sentía que su rostro estaba rojo y que su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. Las feromonas que cada vez se hacían más intensas expulsadas por la pareja que apenas se habían dado cuenta que el chico estaba ahí, lo comenzaban a marear y jadeó. Se llevó la mano a la boca y cuando alzó la cabeza encontró que el rostro de Alex se había girado hacia él.

Y le sonrió.

A Dilan le temblaron las rodillas y lo próximo que supo era que había salido corriendo.

-¿Qué pasa amor?- Sheldon jadeó con fuerza contra la nuca de su pareja lamiendo posesivamente sobre la marca dejada por él mismo hacía años y que hacía al omega completamente suyo.

Alex se enderezó y posando una mano sobre la mejilla de su pareja, giró el rostro lo que puso hacia atrás y buscó sus labios. Apenas si podía responderle, su celo era muy fuerte y estaría totalmente loco por sexo por los próximos tres días. Aun así logró articular palabras contra la boca de su esposo.

-Los niños…no están tranquilos…en su cuarto-

Sheldon se burló y mordió el hombro de su omega. En consecuencia el agujero húmedo y cálido lo apretó haciendo que se estremeciera. Adoraba que su pareja estuviera en celo. Las sensaciones se multiplicaban por 10, él mismo sucumbía a su celo solo volviendo en sí por la conciencia que debía alimentar y cuidar a su omega. Y aunque no le gustaba mucho ya lo había aceptado, podía correrse y anudarlo tantas veces como quisiera sin condón sin el peligro de algún cachorro.

-Tranquila amor- mordió su lóbulo- Le regalé esta mañana algo a nuestro cachorro que los tendrá a ambos muy entretenidos-

Alex rio en medio de su nebulosa y siguió entregado completamente a que su esposo lo penetrara hasta que anudó dentro de su ano expandiéndolo tan deliciosamente como acostumbraba. Y de lo que nunca se aburriría.

***

Dilan no supo cómo lo hizo, quizás por el olor que estaba de un rastro de Ryo, pero llegó delante de la puerta de Dilan jadeando y no solo eso. Había una dolorosa erección y podía jurar por todos los santos a los que no creía que estaba lubricando. Se aterró y se tocó superficialmente encontrando que estaba seco. Entonces que era esa sensación. Sentía las paredes de su ano dilatarse y palpitando por ser llenadas.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora