Incomodidad y preocupación

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Dilan estaba muy consciente que el tiempo se le estaba acabando. Estar al lado de un alfa como Ryo solo hacía que su parte omega luchara por salir a la luz, y su secreto se estaba desmoronando poco a poco. Y estuvo aún más seguro de eso los dos días venideros, donde los duros efectos secundarios de los supresores que había consumido se hicieron presentes.

No pudo levantarse de la cama.

Su cuerpo no le respondía. Es como si estuviese entumecido y dolía al punto que a veces le costaba respirar. Al menos sus feromonas estaban completamente reprimidas, pero parecían una bola caliente en su cabeza y vientre, y realmente quiso morderse la lengua y terminar con todo por momentos. Su único consuelo era cuando los brazos cálidos que lo envolvían a cada momento lo abrazaban con fuerza y lo hacían sentir más seguro. Si solo pudiera quedarse así todo el tiempo.

En la mañana del tercer día abrió los ojos y como muchas veces ocurría era como si nada hubiera pasado, o tal vez sí, porque, aunque el dolor había mermado era como si pesara una tonelada, pero ya se podía levantar.

Pestañeó varias veces mientras se sentaba en la cama con los párpados hinchados y la cabeza en las nubes hasta que...

-¿Didi?- escuchó el familiar apodo desde la puerta y Ryo entró a la habitación para sentarse a su lado y al momento comenzó a revisarlo de arriba abajo- ¿Aún tienes dolor? Es bueno que despertaste, vamos a que te revise tu primo, ¿puedes caminar? ¿puedes hablar?

Las preguntas atormentaban la cabeza mareada de Dilan que alzó sus manos y cubrió la boca del alfa. Soltó un jadeo ante el esfuerzo.

-Habla suave, me duele la cabeza- se quejó para tomar una larga respiración- me siento mejor no tienes que exaltarte.

Sin embargo, la expresión que mostró Ryo en ese momento no le gustó.

El alfa retiró las manos de su rostro y lo miró de forma dura. Completamente diferente a la mirada llena de pasión que siempre se lo comía de arriba abajo.

-¿Tienes idea de cómo estuviste estos dos días Dilan?- el tono de voz de Ryo fue alto, más de lo normal, incluso usó su nombre completo.

Y el nombrado alzó las dos cejas impresionado. La forma en que se estaba comportando ahora mismo Ryo era como al inicio, cuando ellos apenas tenían contacto. Parecía... realmente molesto.

-Oye, cálmate primero y después hablamos- intentó calmarlo. Sabía que si ellos conversaban con las emociones a flor de piel no terminarían bien y él no quería eso en ese momento.

-Acaso no tienes nada que decirme- Ryo gritó para darse cuenta que estaba gruñendo, después chasquear la lengua y desvió la mirada, como si se estuviese conteniendo- No puedes venir y decirme que estás bien ahora, cuando estuviste dos días en la cama postrado.

Dilan tragó en seco. Decirle... si, tenía y mucho. Y era lo que más quería. Incluso sus labios picaban, sobre todo ahora. Si le decía a Ryo que él era omega quizás... no, no debía. Era lo que más deseaba, pero hacerlo en ese momento, el alfa seguramente no reaccionaría bien, Ryo estaba molesto.

Tragó en seco y Dilan se encontró mirando sus manos apretadas en su regazo. Si solo pudiera decirle a Ryo que era un omega libremente sin que tuviese consecuencias, pero no era el caso. No en su posición, no cuando estaba tan cerca.

Solo un poco más, solo unos días más. Le pondría fin a todo cuando su padre volviese y él pudiera hacerse de la información que ocultaba el alfa. Solo se preguntaba si su cuerpo aguantaría hasta ese momento.

-Dilan- Ryo lo llamó de forma dura haciendo que los hombros de él temblaran, pero...

En ese momento el celular del alfa sonó rompiendo la densa atmósfera que estaba entre ellos. Ryo cerró los ojos y tomó una larga respiración.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora