No lo dejaré solo

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Ryo no había llegado a su lugar en su manada por gusto. Su terquedad y personalidad fuerte le permitía hacer lo que le diera la gana y el miedo no era algo que le hiciera retroceder. Por eso ahora estaba allí. Precisamente en la puerta de la inmensa mansión de Dilan.

Detrás de él el lujosos BMW de color negro hacía juego con el pantalón oscuro y sus zapatos pulidos. La camisa azul clara de mangas largas elegantemente puesta a pesar de tener los dos primeros botones abiertos le daba un aire más fresco. Su cabello rubio lo había peinado hacia un lado más aplacado todo lo contrario a como lo levaba naturalmente con más volumen.

Esperó que la puerta fuera abierta y un hombre algo mayor pero con bastante vitalidad, lo recibió.

-Buenas, qué desea-

Ryo tenía la suerte de que su padre fuera un empresario, quizás era conocido por ser un empresario más de la moda pero el apellido Saimt no era fácilmente olvidado. La fortuna se había conformado a partir de éxito tras éxito en ese campo, además su madre provenía de una familia multimillonaria que solo había ayudado a empoderar la empresa. La marca era más reconocida fuera del país y sobre todo para un público limitado con demasiado dinero, por lo que los ingresos eran más altos.

Él había nacido en cuna de oro, pero no significaba que le gustara ese mundo. En cuanto había cumplido la mayoría de edad se había ido a vivir solo con sus propios ingresos. De todas formas sus padres seguían regalándole cosas caras como el auto detrás de él.

-Hola- se enderezó cortésmente- Soy amigo de Dilan, Ryo Saimt. Estoy preocupado porque hace días que supe que está enfermo. Me dijo que podía venir a verlo- mintió descaradamente. No había recibido un solo mensaje de él.

Rafael mantuvo su expresión neutra a pesar de que sabía por dónde iba todo aquello. Sabía muy bien que Dilan no podía haberlo llamado. Su celular estaba roto e incomunicado. Además, ese nombre, no había dudas. En primera era el hijo de alguien importante, eso al menos no sería problemas para que ingresara a la casa. Si Mark se enteraba que había ingresado alguien sin estatus fuera alfa o beta su cabeza sería la que correría. Por otro lado, ese alfa era ESE ALFA.

-Por favor- hizo una reverencia dando un paso hacia un lado.

Ryo sonrió y entró como todo el alfa que era. Sus manos tranquilamente en sus bolsillos. Solo de poner un paso dentro pudo sentirlo. La presión que había en esa casa. A diferencia de la de sus padres que era grande, al menos era cálida y acogedora. En cambio esta era fría, con diversos adornos pero que no transmitían nada. La decoración hizo que su mal humor comenzara a roer dentro de él.

-Sígame la habitación del joven amo está en el segundo piso-

Ryo lo siguió por el piso cubierto de alfombras carísimas. Había retratos en las paredes. Pudo ver en muchos de ellos miembros de la familia y hasta a Dilan pero en ninguno este sonreía. Tenía un rostro hermoso, incluso siendo un niño pero sus ojos eran vacíos.

Ambos se detuvieron delante de la puerta grande pintada de blanco después de caminar más de lo que pensó. Aprovechó todo el momento para grabar lo que había visto de la casa.

-Nuestro joven amo ha estado enfermo desde hace seis días. Su condición estuvo estable hasta ayer en la noche que empeoró, así que le pido que si va a hacer algo que n sea muy duro con él-

El comentario molestó aún más a Ryo.

-¿Y lo han llevado al hospital? No es normal que alguien lleve tantos días enfermo y esté en casa- intentó no gruñir. Si calculaba bien, había estado enfermo desde que lo habían hecho. Recordó que lo había encontrado bajo la lluvia.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora