Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)

Despertó

Aquel extraño sentimiento que recorría a Dilan por todo su cuerpo, solo podía ocurrir por la mezcla de excitación, adrenalina y superioridad, sí, porque tener al alfa de rodillas ante él, con su miembro en la boca, y él prácticamente dirigiendo el movimiento como le gustaba, dado que agarraba en su puño el cabello de Ryo, pues... era algo que no se daba todos los días.

El mayor había hecho un desastre de él allá abajo. Sus muslos estaban enrojecidos ante las marcas de besos y mordidas donde sus colmillos habían tenido que ver. Ahora su pierna estaba sobre el hombro de este dejándolo lo suficientemente abierto para que dos dedos estuvieran hurgando en su trasero, mientras la boca maestra engullía su miembro. Era mucho más pequeño que el de Ryo, lógico, aunque con un tamaño considerable dado su naturaleza y el alfa parecía disfrutar de esto. La lengua se movía alrededor de su eje de forma estimulante rozando los puntos que lo hacían temblar. Los músculos de su garganta apretaban su glande cada vez que la nariz de Ryo lo llevaba completamente dentro y eso sacaba un profundo gemido por parte de Dilan.

-Ryo, más suave- el omega gruñó jalando el cabello de Ryo sacando el miembro de su boca. Le estaba gustando, quizás demasiado pues estaba jadeando, sus piernas temblaban que si no fuera por la meseta detrás de él ya se hubiera desparramado, y juraba que si seguía así chorrearía en cualquier momento.

Sin embargo, la expresión del alfa le hizo casi querer patearle la cara. Tenía la típica sonrisa de que había ganado.

-Tengo tremendas ganas de mandarte bien lejos de mi ahora mismo- dijo con una mueca, frunciendo el ceño y apretando los dedos sobre las hebras rubias de Ryo.

Lejos de molestarse el alfa, este inclinó la cabeza como si el agarre sobre su cabello no doliese para nada y se relamió los labios. Los dedos de él aún estaban enterrados dentro del cuerpo de Dilan y de un golpe los enterró por completo sacando un grito del menor.

-Si me mandas lejos como dices, acaso crees que habrá otro que te haga sentir tan bien como yo- dijo Ryo alzándose en toda su altura delante de Dilan aun sin sacar sus dedos. Los de Dilan fueron obligados a soltar en su cabello.

Ryo aprovechó y embarró uno de sus falanges y crema y lo pasó por encima del labio inferior de su pareja para después inclinarse y chuparlo profundizando después el beso. Dilan hizo una mueca ante el sabor extraño en su paladar tanto de lo dulce como de sus fluidos, pero Ryo no lo dejó separarse pegando su cuerpo a él mientras seguía penetrando su agujero con la mano que estaba entre sus muslos.

Jugó con su lengua y mordisqueaba sus labios sintiendo como el menor temblaba contra él, ya no poniendo resistencia. Él lo sabía. Dilan era duro de roer, sobre todo si estaba molesto, pero en las cuestiones de conquistarlo él llevaba la delantera, por lo que había usado todos los trucos para llegar a este momento.

No se arrepentía de haber dejado de lado su orgullo como alfa y haberle rogado, aunque fuera por unos minutos. El resultado había sido lo suficientemente gratificante para olvidar lo anterior.

Sacó los dedos del interior de Dilan para llevar ambas manos a la cintura de este y alzarlo sentándolo en la meseta. Ágilmente se metió entre los muslos de Dilan sin soltar sus labios.

Fue el omega el que tuvo que echar la cabeza hacia atrás para tomar un respiro y apretar los labios hinchados en una mueca. Y antes que Ryo pudiera hacerle algo nuevamente bajó su mano y agarró con fuerza el miembro ya duro del alfa.

-Ah- Ryo soltó entre un gemido y un gruñido de dolor. Le preocupó estar danzando entre la delgada línea del dolor y el placer... y que para colmo le gustara- Didi, suave, que me vas a dejar sin mis hijos y a ti sin lo que más te gusta de mí.

Dilan entre cerró los ojos con las mejillas ahora mucho más rojas ante el comentario bastante sugerente.

-Fíjate lo que te voy a decir alfa. No creas que todo lo que te dije antes va a quedar en el aire solo porque ahora estemos a punto de follar- realmente detestaba cuando Ryo no parecía tomarlo en serio.