Voy a marcarte

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Ryo cerró los ojos y suspiró. Al parecer se había metido con un chico muy inteligente. En buen momento, pensó con ironía. Pero había un hecho que no podía negar, el alfa había arriesgado su vida. Si no hubiera recibido el impacto de bala a saber tú en que parte de su cuerpo estuviera ahora alojada. Mirando hacia abajo y resignándose asintió con la cabeza.

-No te creas niñato, por esta vez te salvas pero no seré tan blando la próxima vez- el alfa le gruñó aunque no estaba molesto. En sus brazos Dilan apenas sonrió. Su brazo palpitaba.

Poco después se oyeron las sirenas de las patrullas de policía y el grupo dejó a los traficantes amarrados y la carga a la vista. Antes de que llegara la patrulla llamada por uno de ellos mismos ya habían salido en las motos de aquel lugar. La herida de Dilan había sido cubierta temporalmente por un pañuelo apretado e iba en el asiento trasero de una moto diferente a la de Estil. Aún herido se había negado rotundamente a ir con él. Y si se caía. No se arriesgaría de esa forma.

Una vez delante del edificio Ryo desmontó y sacó el celular. Dilan pudo ver como hablaba con alguien seriamente antes de colgarlo y guardarlo.

-Chicos, la fiesta se acabó por hoy, de vuelta todo el mundo- ordenó acercándose al omega –Tú vienes conmigo-

Dilan hizo una mueca con el rostro.

-Oh, verdad, falta eso- el alfa que lo había llevado comentó y otros asintieron con la cabeza.

-¿Qué cosa?- el chico los miró a todos sin recibir una respuesta.

-Lo sabrás dentro de un minuto, con esto estarás dentro- uno de ellos le comentó pasando por detrás dejándolo igual con las dudas.

Ryo se acercó a él y lo agarró del brazo. El tosco gesto lo hizo tambalearse y el alfa aprovechó para cargarlo por encima del hombro. EL chico aguantó un chillido de susto por la rápida acción recibiendo carcajada por parte de los otros hombres.

-Jefe, sea gentil con él-

-No sea muy brusco, puede ser un alfa pero se ve débil- comentó otro seguido de más burlas –podrá resistirlo-

-A mí me dolió bastante- los comentarios eran cada vez más y eso puso nervioso al menor

-Oye suéltame- le pidió serio Dilan con un ligero sonrojo cubriendo su rostro imaginándose otra cosa pero Ryo solo lo acomodó más sobre su hombro teniendo cuidado de no lastimarle más el brazo.

-Ustedes, partida de imbéciles acábense de ir- les gruñó y todos se despidieron aún con una sonrisa en el rostro.

El alfa caminó hacia el interior con Dilan cargado subiendo las escaleras como si este no pesara absolutamente nada. El omega se mantuvo tranquilo, primero porque cada movimiento solo alentaba el dolor en su herida, segundo, sentía como su corazón palpitaba una y otra vez de forma desenfrenada.

-Oye, de verdad, qué me vas a hacer- preguntó dejando caer la cabeza.

Estaba a una buena altura del suelo, Ryo era alto pero desde allí parecía que sus piernas eran más largas. Además tenía una espalda musculosa que se marcaba por entre la cacheta y un buen par de hermanas como nalgas. Cerró sus ojos y se centró. A pesar de tomar inhibidores y esconder su parte omega esto solo trabajaba con sus hormonas. Todavía podía pensar como omega y como tal veía a los alfas como nueva carne que morder.

Ryo no le respondía ni lo hizo cuando lo dejó sobre el sofá donde antes lo había visto recostado. Le dio la espalda y entró por una puerta dejándola abierta. Dilan comenzó a ponerse más nervioso y esperaba que eso no dejara al descubierto su naturaleza. Por mucho efecto que hicieran las pastillas y el spray, si sudaba mucho o se ponía demasiado nervioso sus feromonas podían salir ligeramente con un aroma dulce.

Oyó al alfa regresar rápidamente con una caja que dejó sobre sus muslos una vez se sentó a su lado.

-Déjame ver, quítate la chaqueta- lo vio vacilar por un momento pero este solo se quitó la parte donde estaba la herida quejándose. Debajo de la prenda llevaba un pullover azul claro que tendría que ser desechado a causa de la sangre en la manga. Eso no fue lo que llamó la atención del alfa. Sino la piel suave que se extendía por su cuello hasta la clavícula. Entrecerró los ojos y agarró su brazo con más fuerza de la que pretendía ¿Qué estaba mal con él, porque esa parte del cuerpo del chico lo había provocado. Chasqueando la lengua quitó el pañuelo que estaba lleno de sangre seca y se concentró.

–No es profunda- dijo una vez que la revisó por encima.

Abrió la caja y sacó un par de gasas, algodones, una tijera, pinzas y una botella de alcohol. Comenzó a manipular los objetos empezando con limpiar la herida. El omega se quedó mirando como aquellas manos maniobraban de una forma ágil a pesar de que le provocaba dolor y él solo intentaba ocultarlo pero más de una mueca cruzó su rostro.

-Eres bueno es esto- le dijo con un sonrisa fingida.

-Estoy acostumbrado- Ryo cambió de algodón y  aplicó uno con alcohol teniendo que aguantar más el brazo pues el menor casi lo quita al sentir el escozor –Normalmente los chicos resultaban heridos cuando comencé y aprendí a cómo tratar heridas leves-

-Ya veo- Dilan se acomodó más sobre el sofá cruzando una pierna y descansando su espalda sobre el respaldar y dejó que el alfa terminara de curarle la herida. Sabía que su primo le gritaría una vez se enterara de en qué se había metido y que había resultado herido a causa de ello –Entonces, estoy dentro-

Ryo miró al chico. Era un alfa joven pero parecía delicado. A pesar de que él mismo lo había convocado por las razones que conocía muy bien, se cuestionaba si había sido una buena decisión. No parecía ser tan fuerte. Acaso podría cuidarse solo. Eso era lo principal en la pandilla. Pero ahora no podía decirle que no, primero, lo necesitaba como puente para llegar a su padre y segundo estaba el hecho de la bala. Suspiró lamiéndose los labios secos.

-No aún no estás dentro- recibió una mirada por parte del chico.

Dilan sintió como una mano se posaba en su hombro y poco después se halló recostado en el sofá con el cuerpo del alfa entre sus piernas. El peso de este sobre su cadera impidió que se pudiera mover.

-¿Qué mierda crees que haces?- este le gruñó pero solo recibió una sonrisa de medio lado del alfa.

Ryo se sentía extraño. Se había relacionado con todos los alfas en su pandilla y había hecho con ellos el ritual para que fueran parte pero había mantenido la mayor distancia posible y lo había hecho rápido. Con este alfa todo era diferente. Podía sentir como el cuerpo más pequeño debajo de él hacia fuerza inútil por quitarlo de arriba pero eso solo creo fricción entre aquella zona pélvica sensible y tuvo que utilizar toda su fuerza para no ponerse duro.

-Quieto chiquillo- le ordenó con su Voz y Dilan se quedó quieto debajo de él- Así mejor-

Ryo bajó la cabeza y sus labios estuvieron al momento en contacto con la piel del cuello del chico. Dilan quería moverse pero no podía. El muy desgraciado había utilizado la Voz y eso si de por si ponía en sumisión a aquellos alfas con un nivel más bajo, que podía esperarse de él. Ahora entendía por qué era el líder de la pandilla. Cada fibra de su cuerpo estaba paralizado.

Un sonido salió de sus labios cuando sintió algo cálido y húmedo contra su cuello llegando a su clavícula. Lo vio alzarse escondiendo su lengua dejando ver aquel par de colmillos. Dos orbes dorados lo miraban desde arriba con imponencia. Dilan se puso pálido. Había visto esa mirada en su padre. Tuvo miedo.

-¿Qué vas a hacerme?- su voz salió temblorosa.

Ryo pasó la punta de la lengua por los colmillos.

-Voy a marcarte-

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora