Conversación íntima

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Louis se dejó caer en el sofá de su consultorio sintiéndose exhausto después de toda la jornada de la mañana haciendo consultas, pero no era solo eso. Él estaba frustrado. Era agotador estar en una relación, al menos como la tenía él. No por el hecho que no le gustase como se estaba desarrollando ahora, sino era que él mismo estaba luchando constantemente con el mar de emociones que Estil le hacía sentir constantemente y tenía que contenerse.

Que quería follarse al alfa... era un hecho.

Que quería saltarle arriba y montarlo, más que obvio.

Pero sabía que si lo hacia el alfa lo más probable era que se tomaba atribuciones de más y así perdía la garantía de que no lo botara antes de un año. Después de todo, Estil tenía fama de aburrirse de sus amantes. Y estaba claro que, si lo probaba a él como beta, además de que habría diferencias en el sexo, no sentiría sus feromonas y de seguro se olvidaría rápido.

Aun así, no entendía como era que se había metido en aquello y aceptado salir con el alfa. Sabía que tarde o temprano pagaría las consecuencias de sus decisiones.

Louis no confiaba en nadie, a menos que fuera su sombra y su primo, por lo que no cedería tan fácil ante su instinto, desarrollado para no hacerlo sufrir, por mucho que el alfa pudiera gustarle últimamente, porque tenía que reconocer algo... Estil se estaba luciendo para hacer que cayera por él.

Y hablando de su primo, vaya rápido estaba yendo con el alfa con quien estaba saliendo. Solo había tenido una oportunidad donde su padre se había ido de viaje. y se había ido a vivir con él. Y mira que se lo había advertido. Eso podría poner en peligro su seguridad como omega, aun si estaba tomando sus medicamentos.

Ah, no entendía que tenía ese día que estaba tan negativo con todo, incluso de sus propias decisiones.

Y como si lo hubiera llamado con el pensamiento la puerta de su consulta fue tocada y una cabeza de cabello rubio platino se asomó ligeramente.

-Aunque es la hora del almuerzo... ¿tiene tiempo para un paciente más, doctor?- una leve sonrisa se mostraba en su rostro, una que hacía rato no se mostraba tan natural en un rostro que había sido entrenado para mostrar la menor cantidad de emociones posibles.

La expresión apagada de Louis se iluminó como siempre ocurría cuando Dilan estaba cerca de él.

-¿Cómo está el primo más falso de la historia? Ese que hace tiempo no le importa nadie más que el maldito alfa con quien se está revolcando.

-Primooo- Dilan sonrió un poco avergonzado- No me digas eso. Hace una semana que no te vengo a ver, pero si te llamo todos los días. Dilan cerró la puerta detrás de el y caminó hacia Louis que alzaba una ceja- Bueno... cada tres días.

-Ummmm, quisiera ver que está haciendo ese alfa para tenerte tan ocupado como para casi no acordarte de mí.

Dilan sonrió ante el comentario del beta y se dejó caer a su lado. Su cuerpo relajado se recostó contra el del mayor.

-Ryo puede ser un poco... acaparador- dijo recibiendo un beso en su sien por parte de Louis que envolvió un brazo alrededor de su cuello apretándolo contra él.

Fue entonces que le doctor pudo notar por detrás del cuello de la chaqueta de cuello varias marcas que se encontraban adornando la piel blanca, desde besos, mordidas y arañazos.

-Sí, ocupado. Follándote el culo como un animal.

Ante esas palabras el rostro de Dilan se pudo mortalmente rojo de la vergüenza.

-Primo, no lo digas en voz alta.

-Ah, porque es verdad- el beta fingió indignación.

Él estaba ahora mismo en una relación con una alfa, y aunque ellos no habían tenido sexo, bien sabía él del alto lívido de esa casta. Estil se lucía con ella. Era consciente que el día que fueran a tener sexo lo estarían haciendo toda la noche y tendría que pedir al menos dos días de descanso. Suspiró.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora