Alfa excitado

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Había un sonido constante, atormentador, que penetraba en su cabeza junto con el olor a humedad. Espera ¿por qué había olor a humedad?

Dilan abrió sus ojos de golpe solo para que la oscuridad se cerniera más sobre él. Apenas una bombilla vieja iluminaba dónde estaba y ahí estaba la pregunta. ¿Qué demonios era ese lugar? ¿Cómo había llegado allí?

Tenía un fuerte dolor de cabeza y algo húmedo recorría su sien pero no sabía que era, estaba confundido. Intentó moverse llegando a él el sonido de cadenas chocar entre si y fue entonces que cayó que estaba sentado contra un tubo que se enterraba a lo largo de toda su espalda y sus manos estaban atadas sobre su cabeza con gruesas cadenas.

El pánico lo invadió de pronto ¿peor que mierda era aquella? Lo último que recordaba era…era…

Gomnes.

Su boca se secó y su garganta se secó. Cerró sus ojos e hizo retrospectiva de lo que quedaba en su mente. Volvía a su casa, se había detenido en las afueras del parque para cortar camino. Se había girado, una voz que lo llamaba pajarito, un fuerte olor que le había hecho caer de rodillas y luego un dolor en su cabeza que había hecho que todo se desvaneciera.

Abrió los ojos. No podía creerlo. Otra vez su naturaleza omega en el medio. El maldito imbécil se había dado cuenta que era débil a sus agresivas feromonas porque por más que él había sido entrenado desde que tenía recuerdos, que se relacionara con alfa, él seguía siendo un omega y solo había reaccionado como normalmente lo haría alguien de su categoría.

Se mordió el labio. Había subestimado el tipo. Aquella vez le había hecho morder el polvo pero tal vez era porque el alfa solo estaba jugando, aun bajo los efectos de la droga pero era realmente fuerte. Nunca había sentido unas feromonas como aquellas. Que se metían bajo su piel y ardían, quemaban cada parte de él. Con Ryo era diferente, muy diferente, quemaban y ardían pero de otra forma que lo hacía temblar. Qué decía, casi había entrado en celo por culpa del alfa idiota.

Se removió moviendo sus manos. No podía quedarse quieto sin hacer nada, a pesar de que su cabeza era una fiesta andante todos sus sentidos le decían que debía escapar y él utilizaría todo lo que había aprendido para hacerlo. Torció sus muñecas encontrando que estaban bien sujetas, el metal casi enterrado en su piel.

Apretó los dientes. Iba a ser difícil zafarse, pero tenía una forma que aunque dolería bastante no sería la primera vez que la usaba. Agarró su pulgar estratégicamente y lo rodeó con los dedos de su mano. Contuvo el aliento y tiró.

Un chasquido irrumpió en la sucia y apenas imperceptible habitación.

Los ojos de Dilan se humedecieron y un escalofrío lo recorrió completo haciendo que su cuerpo se cubierta con una leve capa de sudor frío. Se había dislocado el pulgar. Ya recordaba porque no usaba ese método normalmente, dolía como el infierno, pero al menos ahora podía liberarse.

Tragándose un gemido maniobró buscando la forma de liberarse cuando escuchó un chirrido. EL fuerte olor a alfa invadió todo el lugar y Dilan se tensó. Detuvo sus movimientos y apretó sus dientes tanto que pensó que se partirían. Las pisadas de un hombre grande retumbaron pronto cerca de él hasta que unas botas negras y desgastadas estuvieron dentro de su rango de visión.

-¿Despertaste pajarito?- Dilan alzó su mirada como un bloque de hielo encontrándose con la sonrisa de aquel despreciable alfa- No me mires así- se arrodilló- Hace que me excite ¿sabes?- soltó una sonora carcajada detrás.

Dilan frunció el ceño. Decir que estaba molesto era quedarse sumamente corto. Acaso ese tipo no había sido llevado por la policía. Le gustaría saber que excelente trabajo habían hecho para que este alfa estuviera ahora delante de él.

-¿Qué quieres?- habló lo más serio y seco que pudo.

Eso no pareció gustarle a Gomnes que cerró su puño y lo estampó contra el abdomen de Dilan haciendo que este perdiera el aliento y tosiera con fuerza.

-Regula tu tono, quién te crees que eres para dirigirte a mí en ese tono, OMEGA-

Los ojos de Dilan se abrieron de golpe.

-Oh, pensaste que podías engañarme- se carcajeó agarrando la quijada del chico y haciendo que lo mirara, sus dedos callosos presionaron con fuerza su piel- Puedes usar todo lo que quieras sobre ti, realmente casi caí en tu engaño, pero las feromonas no mienten, ningún alfa reacciona como lo hiciste tú- recorrió el cuerpo del chico de arriba abajo- Me pregunto cómo reaccionarás si te estimulo con ellas- una sonrisa sínica apareció en sus labios agrietados.

Dilan agitó sus piernas para golpearlo pero este agarró uno de sus tobillos y lo apretó. El omega pensó que le partiría los huesos que crujieron bajo sus dedos. Si no los trituraba al menos le dejaría un feo hematoma. De esta Louis lo mataba.

-Veo que quieres jugar rudo- con su mano limpia golpeó de nuevo en su estómago y esta vez los pulmones de Dilan se vaciaron haciendo que perdiera parte de su fuerza, algo debía haber fallado dentro de él pues el dolor fue insoportable. Apretó sus labios conteniendo un grito, no le daría la satisfacción- Eres realmente divertido- Gomnes aprovechó sus momento de debilidad y se inclinó pasando la lengua a lo largo de su mejilla saboreándolo- Sino fuera por ese repugnante olor que tienes de alfa barato y el de Ryo de seguro serías delicioso-

Cuando se incorporó había un brillo peligroso y Dilan supo que debía hacer algo. Ese alfa lo iba a violar, ese era un hecho. Vio como había un bulto en sus pantalones, el muy cabrón estaba excitado, por él, por lo que le estaba haciendo. De pronto una oleada caliente lo recorrió con fuerza quemando todo su interior. No pudo evitar que un grito saliera esta vez de su boca. Un hilo de saliva corrió por la comisura de sus labios.

-Oh, hermoso, sabía que mis feromonas serían efectivas, mira cómo te convulsionas-

Dilan no pudo refutarlo. Era como su una braza caliente se enterrara dentro de él estimulando cada fibra nerviosa de su cuerpo. Era repugnante y a la vez estimulante para su parte omega que respondía ante lo que tenía delante, un alfa excitado. Se maldijo y mordió su lengua con fuerza. Este alfa solo estaba jugando con él. Sus pensamientos de pronto fueron interrumpidos cuando su celular sonó en su bolsillo. Dilan se estremeció, quizás era…

Gomnes agarró su teléfono con una sonrisa pícara. En la pantalla estaba el nombre de Ryo imbécil.

-Oh- exclamó el alfa mientras Dilan palidecía, eso iba a ser un gran problema- Veamos que quiere el líder del hermoso pajarito-

Tocó la tecla de descolgar y llevó el teléfono a su oído.

La noticia de que Gomnes había escapado fue de las peores que le podían haber dado a Ryo. Se suponía que debían ponerlo bajo rejas y bien custodiado. El alfa tenía tantos cargos sobre sus hombros que no saldría en un buen rato, entonces cómo es que estaba afuera al otro día. Gruñó tan fuerte que los que estaban con él habían retrocedido.

Había llamado luego a su padre. Él estaba realmente molesto y ocupado tratando con el hecho y con los del gobierno que también exigían respuestas. Resultado, tendría que esperar para una conclusión.  Pensando que no podía hacer más nada había llamado a todos y los había reunido, no se quedaría de brazos cruzados mientras ese loco estaba suelto. Organizó varios grupos y les otorgó territorios para que inspeccionaran, necesitaban encontrarlo. Gomnes era un alfa peligroso, y ellos sabían de lo que era capaz.

Le mandó un mensaje a Estil orientándole que volviera a su casa lo antes posible en cuanto terminara sus problemas, ahora mismo nadie estaba seguro. Por último marcó el número de Dilan, quería asegurarse de que estaba en su casa y a salvo. El teléfono sonó varias veces y creyó que el chico estaba durmiendo. Eran alrededor de las dos de la mañana. Sintió que fue descolgado.

-Maldita sea Dilan, por qué tardaste tanto- quiso gritarle, no quería reconocerlo pero su corazón martilleaba en su pecho, se sentía extrañamente tranquilo.

Unos segundos de silencio.

-¿Dilan?- frunció el ceño, por el tono empleado algunos que estaban cerca de él lo miraron preocupados.

Cuando por fin recibió respuesta.

-Hola Ryo-

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora