¿Podía alegrarse por ello?

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Destinados, mates, parejas... como carajos le quisiera llamar la ciencia. Lo más importante de todo eso era que el destinado estaba escrito cuando una persona encontrar su otra mitad. Y ese era el miedo de todo omega o alfa cuando se juntaba con su contraparte sin ser destinados... que algún este apareciese.

Como estaba ocurriendo ahora.

Era una posibilidad minúscula. Apenas el 1% de la población alfa-omega encontraba su pareja en esta vida, razón por la que desde hacía muchos años nadie la buscaba ni se obsesionaba y solo seguía su camino.

Sin embargo... el destino no siempre era feliz y era sabido que cuando este juntaba a dos personas, por mucha familia que tuviera creada no le importaría nada por juntar lazos con su destinado.

Y la presencia de ese omega en brazos... era el destino de Ryo. Algo que chocó tan fuerte a Dilan que se tambaleó teniendo que aguantarse con fuerza del brazo del alfa.

Y lo que más le chocó fue que pareciera que Ryo ni siquiera se percató de ello. Ni siquiera cuando le preguntó. Dilan tragó en seco y apretó sus ojos que comenzaban a picarle.

Acaso él tenía tan mala suerte.

-Ryo- lo llamó intentando que su voz no sonara tan temblorosa y sacudiendo su brazo ligeramente.

No quería parecer alguien obsesivo, ni controlador... sobre todo porque sabía muy en el fondo que esa pelea la había perdido. Podía oler como las feromonas del alfa respondían al omega.

Solo después de unos segundos lo escuchó suspirar cerrando sus ojos y quedándose quieto. Tras esto giró su rostro y alzando sus párpados lo miró. Alzó su mano acariciando su nuca y dándole un beso en la frente.

-Espérame en casa, tengo algunas cosas que resolver aquí- alzó la mirada y le hizo seña a uno de los betas de su grupo- llévalo de vuelta a mi casa y que se quede ahí.

Dilan se quedó con la respiración trabada en su garganta y sus ojos abiertos muy grandes. Por un momento temió verse desesperado... pero a quien mentía. Acaso, aquel alfa que hasta el momento lo había abrazado cálidamente lo dejaría así. Era porque no le había devuelto la confesión, porque no había sido más cariñoso, porque...

Ya estaba pensando de más. No, no era por todo aquello, era simplemente que su destinado estaba allí. No, no podía luchar contra el instinto. Y él mismo... lo sabía. Un alfa siempre respondería a su omega, y más cuando este estaba tan vulnerable.

Y lo pudo confirmar cuando el omega frente a ellos hizo un pequeño chillido que hizo reaccionar a Ryo girando su rostro rápidamente hacia él. Su rostro se había transformado en una expresión de preocupación. Era el sonido que hacía un omega cuando tenía miedo y que llamaba a su omega por consuelo.

Dilan apretó sus labios. Hacer una escena solo lo dejaría peor parado y no conseguiría nada. Sus ojos picaron aún más por lo que bajó la cabeza y dejó caer sus brazos pesadamente. Dio un paso atrás retrocediendo completamente. Su cabeza y sus sentimientos en ese momento era un caos.

-No te aflijas cachorro- la mano de Ryo cayó sobre su cabeza y acarició su cabello. Todo está bien, vuelve a casa y espérame allí- le repitió el alfa pero Dilan, como omega, sabía que no todo estaba bien.

Asintió con la cabeza y se giró en dirección a donde estaba el que lo llevaría a la casa del alfa, para esperarlo allí... ¿Cómo si fuera un amante? Eso... golpeó su pecho sumamente fuerte.

Dilan pudo escuchar como Estil se acercaba al alfa y le preguntaba qué harían, pero no pudo escuchar lo que le respondía Ryo en lo que se alejaba siguiendo al beta. Al llegar a la moto de este el hombre se subió, pero Dilan no podía hacerlo. Su cuerpo se negaba a irse.

-Oye- escuchó las palabras de este- No pongas esa cara, el jefe lame hasta el suelo por el que caminas, no dudes de él. Puede que haya aparecido su pareja destinada, pero eso no quiere decir que te dejará. Solo debe resolver ese asunto primero. Además, un mate con un hijo ajeno... es un problema para lo dominante que son los alfas.

Esas palabras no le dieron consuelo a Dilan. Sonaban muy lindas y alentadoras, mas el corazón de Dilan estaba tan apretado en ese momento que ni siquiera las analizaba. No dijo nada, solo se montó en la moto y dejó que lo llevaran hacia la casa del alfa.

Allí debía esperarlo.

***

Tic tac tic tac tic tac.

Dilan nunca pensó que el sonido de un reloj pudiera ser tan desesperante en toda su vida, o que el movimiento de las manillas del reloj fuera tan lento.

Miró su celular y ya eran las 5 de la mañana y Ryo no había llegado a la casa. Y ni pensar en dormir. Por su cabeza pasaban tantas cosas que estaba sumamente abrumado.

Y las preguntas...

¿Y si en ese momento estaba junto a su pareja destinada?

¿Y si lo estaba tocando?

¿Y si lo estaba besando?

¿Y si lo estaba... consolando?

Dilan se limpió por no sabía que vez las lágrimas que a fuerza querían rodar por sus mejillas, pero él no las dejaba. Sus ojos ya estaban rojos de frotarlos tanto. Estaba hecho un total lío.

Había intentado llamar a Ryo una hora antes para saber de él... pero no había conectado la llamada... y le daba miedo llamar a Estil y que le dijera algo que no le gustaba. Sabía cuándo el alfa mentía. Tampoco quería llamar a su primo y preocuparlo más de lo que ya lo hacía por él.

-Vuelve a casa... por favor- murmuró con un ligero temblor atravesando todo su cuerpo.

Y fue como si lo hubiera llamado con el pensamiento. Escuchó el sonido de la alarma de la puerta de la casa y como esta se abría. El cuerpo de Ryo se hizo presente atravesando la puerta de la terraza que daba a la escalera de salida.

Dilan se levantó de golpe, y descalzo como estaba salió de la sala y atravesó la terraza corriendo. Su corazón palpitaba quitándole el aire. Estaba nervioso, y... aliviado. Ryo estaba allí. Había vuelto, eso era algo ¿verdad?

Sin embargo, cuando se detuvo delante del alfa notó que algo no estaba bien y se estremeció. Jadeó y tuvo que retroceder cuando las feromonas de Ryo lo golpearon tan fuerte que se tambaleó. ¿Qué era aquello? Esas no eran las feromonas que solía tener normalmente que lo acariciaban y lo confortaban.

Aquellas eran feromonas que buscaban... ¿su sumisión?

Tembló ante este hecho. Ryo nunca antes había hecho algo como eso. Retrocedió de nuevo pero sus pies fallaron y cayó al suelo de nalgas. Gimió ante el golpe y tembló aún más. Fue entonces cuando al alzar la cabeza notó lo que estaba ocurriendo, pues este no era el Ryo de siempre.

Los ojos dorados, la piel perlada en sudor, era mirada sedienta de deseo... Ryo estaba en celo.

Lo más doloroso... no había sido por él.

Ryo se inclinó agarrándolo de su brazo y con un ágil movimiento lo puso sobre su hombro, para caminar en dirección al interior de la casa. Dilan en otro momento le hubiera golpeado la espalda y hubiera recibido risas por parte del alfa, pero en este momento apenas si podía moverse casi entumecido con las fuertes feromonas y el alfa no era él mismo, solo era la bestia que lo follaría una y otra vez hasta que su celo se hubiera calmado.

Dilan solo esperaba que su cuerpo fuera capaz de soportarlo. Al menos sintió un poco de alivio al saber que Ryo... pasaría el celo con él... y no con su destinado.

¿Podía alegrarse por ello?

Si ven errores me perdonan. Mi compu se rompio con los apagones. Y presupuesto para una ahora lo tengo en ceros jeje. Estoy escribiendo en el celular donde es complicado editar.

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⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

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Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora