Satisfecho

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Ryo salió de la habitación subiendo el zíper de su chaqueta de cuero, la última pieza de su vestimenta. Miró su reloj, debía moverse rápido para lo que tenía pendiente esa noche, sobre todo porque Dilan no podía sospechar nada. Corrió el cabello hacia atrás para notar que el ambiente estaba pesado y se acercó a su cachorro.

-Baby, no me voy a demorar- se inclinó a su lado para agarrar el celular que estaba junto chico, pero este ni lo miró.

Su rostro estaba mortalmente frío con la mirada pendiente a la televisión. Y Ryo sintió que algo no estaba bien. Algo que le extrañó. Hasta hacía unos minutos él estaba de buen humor, pero ahora era como si algo le hubiera amargado la noche.

-Pasa algo- preguntó el alfa dejándose caer al lado de él y pasando un brazo sobre sus hombros. Lo acercó a él y le dejó un beso en la sien- Acaso estás molesto porque me voy y no te llevo.

Dilan en vez de reírse por su comentario giró el rostro mirándolo por el rabillo del ojo. Su cuerpo estaba sumamente tenso.

-¿Pasa algo, Ryo?- las palabras del omega salieron lentas, casi arrastrándose, su ojos eran acusadores.

Fue entonces que la sonrisa a medias que tenía el alfa se desvaneció. El conocía ese brillo en los ojos de Dilan. Una sumamente peligroso, uno que le recordó la primera vez que lo conoció.

En eso sonó el celular. Ryo chasqueó la lengua y algo le decía que era mejor mantener la conversación con su cachorro que antes estaba de buen humor y ahora, parecía rabioso como un lobo.

Agarró el celular ante la insistencia y respondió.

-Ya voy, no jodan más- le gritó al que estaba del otro lado y rápidamente colgó sin esperar respuesta. Mal momento para que él tuviese que salir aun si era para algo importante. Le interesaba resolver que estaba molestando a su pareja.

-Didi, hay algo que te incomode? Dime- Ryo sabía que no podía irse así sin más. Eso podía costarle muy caro. Dilan era muy impredecible.

Y al ver que el alfa no tenía intenciones de decirle nada sobre lo que había visto él en el celular, Dilan simplemente negó. Con que así eran las cosas

-No, nada- dijo sin más separándose del agarre del alfa y quedándose mirando la pantalla del televisor.

Ryo presentía que algo no estaba bien. Dilan era alguien que cuando estaba molesto era por una razón, pero en ese momento, el tiempo apremiaba. Sin embargo, estaba por mandar todo a la mierda. Su cachorro era más importante en ese momento.

El celular volvió a sonar. Esta vez no era uno de los chicos, era su padre. Maldijo internamente.

-Didi, cuando regrese te prometo hacer cualquier cosa por ti y hablamos- se acercó para darle un beso en los labios que el menor no respondió.

El alfa se enderezó con el ceño fruncido.

-Bab...- el celular volvió a sonar. Si había algo que Ryo había aprendido del trabajo era que no podía dejar de responder a su padre o tendría hasta al FBI tocando la puerta de su casa y levantando cada piedra por tal de encontrarlo.

-Te están llamando- le dijo Dilan se forma seca.

-Mierda- Ryo cerró los ojos. No quería dejar a Dilan en esa situación y menos porque no sabía la razón, sin embargo, lo que tenía que hacer esa noche era algo que, aunque era rápido era importante- Volveré lo más rápido que pueda cachorro y hablaremos.

-Claro que hablaremos- Dilan dijo en voz baja pero el alfa pareció que no lo escuchó.

Este se fue corriendo, con el corazón palpitando en su pecho y con un mal presentimiento. Y no había terminado de cerrar la puerta de su casa cuando Dilan se levantó del sofá con una expresión sombría.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora