Sheldon estaba ansioso. No pudo sacarse de la cabeza a Alex, incluso después de llegar a donde se hospedada y daba el reporte de la misión. Por suerte ya se están moviendo pero dado la magnitud del problema, la cantidad de dinero que se movía, y además, las personas que estaban involucradas, no podían simplemente acceder. Entonces Shelson tenía otro punto más a la misión. Descubrir el papel de Mark en todo aquello. Esperaba que el tipo estuviera empapado hasta las orejas porque lo metería a la cárcel de una buena vez por todas. Odiaba cuando las personas se le iban de las manos. Pero ya no sería así.
Pero volviendo a lo más importante. Alexander. Dios, era más hermoso de lo que se había imaginado. Y tenerlo a su lado toda la noche casi lo vuelve loco. La ansiedad era porque quería tenerlo de nuevo en sus brazos. Pero eso era debido al lazo del destino. Aunque, tenía que reconocer que el chico era todo lo que esperaba de una persona.
Y pensar que estaba en ese lugar. Rodeados de extraños que solo lo torturaban y lo drogaban le hizo mostrar sus colmillos y enterrar su puño contra el cristal del baño astillándolo. Ligeras gotas de sangre cayeron de su mano y por la pared. Más no era ese dolor el que lo estaba volviendo loco. Ya no sabía qué número de ducha fría era la que se estaba dando.
Su miembro se encontraba otra vez duro pudiendo ser atendido, pero no por su mano. Sino por aquellos labios rosados que no podía sacarse de la cabeza. No podía tomar otra dosis de sus supresores, los tenía que reservar para la noche, pero la sola idea de estar con el omega en celo lo hizo temblar.
Y se preguntaba si sería capaz de aguantarlo durante toda la semana. Esperaba que la policía y el gobierno se movieran rápido porque, aunque se había prometido no follar con el omega en esas condiciones, su cuerpo y su miembro no estaba de acuerdo con su cerebro.
Y Allí estaba otra vez, sentado en la cama esperando a que le trajeran al omega. Había pagado la otra parte de la cuota asegurado que estuviera reservado para él toda la semana. La sola idea de que otra persona le pusiera el dedo encima pudiendo él protegerlo lo estremecía mucho. Alex era su pareja destinada, su omega y una buena noche de sueño le había hecho aceptar ese hecho. Debía sentirse bendecido, muchos no encontraban a su pareja y él ahí de dichoso que la podía hasta tocar. Pero hasta que no terminara la misión no se involucraría más de lo necesario. Necesitaba que el omega estuviera sano emocionalmente y física para que decidiera que hacer con su vida.
ÉL no sería el típico alfa de mierda que le impondría su dominio solo porque el destino lo quiso así.
Sheldon oyó como la puerta era tocada y se levantó de la cama. Ya lo habían traído.
-Al… Ruby- murmuró recordando que allí había cámaras y necesitaba tener cuidado, mucho cuidado.
Se acercó a la puerta pero detectó algo raro. Él había sido muy claro cuando dejó dicho que el segundo encuentro con el omega lo quería limpio de drogas, pero al parecer no le habían tomado la palabra. Cuando abrió la puerta encontró la misma escena que el día anterior. Alex en celo.
-Acaso no lo pedí cuerdo- gruñó Sheldon sin poder contener un gruñido.
Los dos betas que lo traían retrocedieron soltando al chico que se tambaleó. El alfa se movió rápido y lo abrazó antes que colapsara en el suelo. El fuerte y dulce olor de Alexander pronto se impregnó en su cuerpo y Sheldon sintió como su cadera palpitaba y una dolorosa erección se hizo presente en respuesta. Eso lo alteró más.
-Lo siento cliente- uno de los betas habló- Pero entre las reglas indica que Alexander es el único omega que debe estar siempre en celo, para un mejor servicio-
-Yo no deseo un mejor servicio. Cuando pusieron esa regla. Si hasta me preguntaron cómo lo prefería- gruñó mostrando sus colmillos completamente afuera.
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Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)
RomanceDilan, un omega que se esconde bajo la fachada de un alfa. Ryo, un alfa y líder de una pandilla con el objetivo de investigar y controlar los crímenes menores de la ciudad lo recluta para investigar a su familia en secreto. Y todo se vuelve peor co...