Cállate y anúdame

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Si había algo que Ryo sabía era que su pequeño cachorro definitivamente lo iba a matar de un infarto. Encontrar a su Didi con apenas ropa mostrando sus muslos regordetes y blancos, donde la camisa se había corrido mostrando parte de ese vientre plano que él adoraba tocar cada vez que podía, el cabello alborotado y algo húmedo y su boca entre abierta embriagado en las densas feromonas provenientes de su boca, era... simplemente una fantasía acabada de hacerse realidad.

A pesar de todo el tiempo que ya llevaban junto y lo que habían hecho, ver estas facetas de él era lo más conmovedor para el alfa dentro de él. Dilan era alguien inestable emocionalmente dada su situación familiar, y lo que más le gustaba era que buscara la protección, si no era en sus brazos, en su olor. Era precisamente su olor lo que lo tranquilizaba y eso hacía que su pecho se inflara de orgullo. Entendía que por ello hubiera hecho literal un desastre en su armario casi formando un nido, pero eso era algo que solo hacían los omegas cuando estaban embarazados o con sus cachorros, y hasta en peligro, pero Dilan no entraba en esas categorías. No estaba en estado y en las paredes de su casa con él ahí más seguro no podría estar.

-Baby- murmuró suavemente, casi en un murmullo, pero eso hizo que los parpados del menor aletearan lentamente.

Los ojos del nombrado se fueron abriendo para enfocarlos en el alfa y su cuerpo se removió abrazando más la ropa de Ryo que se encontraba casi como una almohada en su regazo. El dueño de esta ensombreció su expresión y su lengua salió de su boca humedeciendo sus labios y lamiendo después sus colmillos completamente desenfundados. Peligroso, así era como se sentía en ese momento. Provocar así a un alfa era algo que había que pensar, pero recordó que era Dilan... y él tenía su forma particular de hacer de él lo que le viniera en gana.

Era duro reconocer que su cachorro casi lo tenía domado. Por no decir completamente, tenía que mantener su honor de alguna manera.

Sus piernas se movieron por inercia acercándose al chico y se fue inclinando hasta quedar sobre sus manos y pies a cada lado del cuerpo acostado de lado de Dilan, que solo lo miraba, sin perder atención en su rostro. Los pequeños ojos entrecerrados estaban humedecidos dándole un aspecto tierno que no era tan fácil de ver en el rostro del menor.

-Baby- su voz era casi un gruñido y sus ojos verdes casi centelleaban- ¿Sabes que me estás provocando? Tengo autocontrol, pero no el suficiente para verte casi sin ropa restregándose contra lo mío y yo quedarme con los brazos cruzados. No estás jugando limpio- se estremeció ante el sonrojo que estaba apareciendo en el rostro de Dilan y desplazó una mano a esa zona de su abdomen suave que tanto adoraba tocar. Podía jurar que era más suave que antes, como si los músculos duros de la primera vez que hubieran tenido sexo se hubieran consumido bajo una capa suave y rica de grasa- Ahora mismo hueles a mí, como si fueras todo mío. Dime que puedo hacer contra eso

El alfa bajó su rostro hasta que estuvo casi pegado al del chico.

-Si me sigues haciendo eso juro que te follaré tan duro que no podrás pararte al día siguiente y no aceptaré tus reclamos porque eres tú el que me está provocando- había una segura amenaza en su voz para después chasquear la lengua como si estuviera en una discusión mental consigo mismo- Bebé no me hagas esto, después me estás peleando y molestando conmigo porque dices que soy yo el que siempre te pone al límite- había una ligerea súplica en su voz.

Pero a diferencia de lo que pensó, el rostro de Dilan se mantuvo pasivo y una ligera sonrisa se posó en sus labios aflojando la normal máscara fría que siempre portaba. Así, de un rápido movimiento, el omega rodeó el cuello del alfa y lo atrajo hacia él de un tirón haciendo que Ryo se inclinara más y sus pechos se tocaran. Sus labios se unieron en un fuerte beso sin el acostumbrado y provocador roce inicial.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora