No lo contengas

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Louis se mordía la mano para esconder sus gemidos.

El maldito alfa debajo de él le había metido el consolador sin avisarle y lo menos que había sentido había sido dolor. Si algo de incomodidad al ser abierto de esa forma repentina, pero decir que no era excitante era mentira, y menos cuando el alfa había agarrado el otro extremo del consolador y lo comenzaba a mover lentamente sacándolo e introduciéndolo nuevamente hasta la mitad.

-Estás muy apretado- le dijo Estil con el ceño ligeramente fruncido- incluso cuando lo aflojé antes.

-Ah, sido un tiempo- jadeó Louis que se tenía que aguantar del vientre del alfa para que su columna no se doblara por los estremecimientos que lo estaban recorriendo. De su miembro corría un fino hilo preseminal que estaba haciendo un desastre en los abdominales del alfa.

-Relájate más y déjame meterlo más profundo- le dijo Estil estirando la mano y acariciando la espalda baja del beta masajeando lo mejor que podía para aliviar los músculos de allí.

Y poco a poco fue funcionando pues fue pudiendo meter centímetro a centímetro más profundo del consolador, aunque no lo logró del todo. Necesitaría un poco de estímulo más. Y en aquella posición era un poco complicado.

-Louis, déjame ponerme detrás de ti, le dijo el alfa moviéndose para salir de debajo de Louis y arrodillarse detrás de él, en el proceso tuvo que aguantar la cadera del beta que amenazaba con ceder y caer- Mucho mejor.

De esta forma se inclinó rodeando desde atrás la cintura de Louis para mantenerla alzada mientras los brazos del beta cedían y su torso quedó contra la cama. Así, con el trasero alzado quedaba en una posición muy vulnerable, pero su cabeza para ese momento no tenía nada de raciocinio. Su vientre se sentía lleno y ansiosos pues sabía que no era todo. Faltaba más.

Estil sonrió y con una mano rodeó el pene de su pareja y lo comenzó a masajear, a la vez que comenzaba a introducir nuevamente el consolador en el agujero que para ese momento estaba rojo, estirado y húmedo, y mucho que quería que esas paredes fueran las que estuviesen alrededor de su pene. Seguramente la presión lo haría correrse a borbotones, pero eso implicaba hacerle daño a Louis y no se atrevería de nuevo.

No faltó mucho para que escuchara los gemidos de gusto de Louis, que temblaba ante sus estímulos. Los pocos centímetros del consolador, en esta posición fueron fácilmente engullidos por el dilatado agujero y Estil podía meter y sacar la pieza sin dificultad

Y dios, la imagen era tan erótica, como las paredes casi chupaban el consolador cuando entraba y palpitaban cuando estaba completamente dentro, y como luchaban para aferrarse a él cuando lo sacaba.

Estil se relamió y se inclinó para lamer por el borde sintiendo el movimiento contra su lengua sin parar el vaivén, rozando todas las sensibles paredes, pero buscando un punto específico que sabía que haría llorar a Louis y no de dolor.

Movió el consolador en círculos leves a la vez que lo metía y sacaba buscando esta zona, su lengua no había llegado a ella, y estaba más enfocado en abrir en agujero con los dedos que no lo había estimulado con ellos, pero ahora.

-Oye- lo escuchó gemir sonoramente- espera, lo estás haciendo... muy fuerte.

Estil sonrió. El tono de voz del beta distaba de dolor, o incomodidad, más bien, sonaba como si se fuera a correr dentro de muy poco. Por lo que no disminuyó ni la velocidad ni la fuerza empleada dado que el cuerpo del beta temblaba cada vez más. Y su pene estaba chorreando líquido en su otra palma.

Si, se correría y mucho. Estil fue el que gimió esta vez con su miembro palpitando dolosamente entre sus muslos por estar desatendido, pero no era su momento. Quería ver a Louis perder el control, correrse hasta perder el sentido, y todo eso siendo provocado por él.

Así que siguió insistiendo hasta que lo sintió crisparse y casi gritar. Louis se quedó tieso tras esto y lo miró por encima del hombro.

-Oye, espera-

Sin embargo, los ojos del alfa brillaron, lo había encontrado, su próstata, la zona más sensible de un beta... y la atacó con la punta del consolador.

Louis perdió toda su fuerza gimiendo y estremeciéndose, sin poder escapar de todo aquel estímulo, sin poder tomar el control como normalmente lo había.

No estaba teniendo sexo, pero había perdido todo el control. Estaba, literal, en manos de Estil, y este no se estaba conteniendo.

-No- gritó Louis cuando casi se corrió, pero el pulgar del alfa se puso sobre la punta de su glande y enterró la punta tronchando su orgasmo- Suéltame- intentó alejar la mano del alfa, pero sin mucho resultado, no tenía fuerza- Estil, por favor, suéltame, ah, ah-

Al carajo con la vergüenza de implorar en ese momento. Ya era un desastre y el maldito atacaba su próstata como si no hubiera un mañana, sus muslos no paraban de temblar, su agujero era una zona erótica a 1000% de estimulación y su pene se estaba hinchando cada vez más queriendo correrse, pero sin poder...

-No, espera, espera- algo más estaba ocurriendo- miró por encima del hombro otra vez a Estil que tenía una expresión total de excitación- no quiero, no quiero.

-No lo contengas- la voz de Estil era especialmente erótica en ese momento, como si él con solo la imagen se fuera a correr también- Se sentirá realmente rico, déjate llevar.

Louis negó, eso era, eso era.

-Córrete Louis- fue casi una orden que dijo el alfa... al momento que la punta del consolador taladró su próstata, su pene se hinchó y el dedo fue quitado de su raja.

Louis solo pudo jadear al momento que el orgasmo explotó en él y el chorro de semen salió disparado manchando las sábanas... seguido de líquido transparente que no se detuvo aún si intentó detenerlo. Dejando un charco húmedo debajo de su cuerpo que simplemente crecía mientras él solo podía temblar y estremecerse con cada parte de él azotada por corriente eléctrica de placer.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas mas no de dolor. Estil no había mentido. Aquello había sido rico no, endemoniadamente delicioso. Y a pesar de que había sido... demasiado... podría repetirlo de nuevo. Porque si se había sentido así con un consolador, no se quería imaginar cómo sería con el más grueso, o con el pene rea.

Esperaba poder contarla después.

Antes de que se le cerraran los ojos del agotamiento por la fuerte y abrumadora experiencia escuchó al alfa gemir detrás de él y sentir aquello caliente y esposo que seguramente era su semen contra sus nalgas. Realmente no le molestó, le hubiera ayudado con eso, pero el alfa... lo había agotado... y muy bien.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora