Estarás a salvo

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Desde el día que fue secuestrado Alex no había sabido que era sentir de nuevo felicidad. Lo habían tenido encerrado en un cuarto oscuro por tantos días y sin un rayo de sol que nunca supo cuantos días habían sido. Después lo habían llevado a un recinto donde lo habían desnudado y presentado desnudo delante de muchos extraños. No conoció sus rostros pues so ojos habían sido vendados.

Esa noche había terminado amordazado en una cama, sus manos esposadas, su piel ardiendo y su ano roto con su virginidad. Los recuerdos de ese día siempre habían sido tan vividos que se prometió que nunca le harían eso de nuevo.

Había luchado con uñas y dientes para liberarse pero esa escena se repitió noche tras noche, solo que estas veces solo podía saber el estado de su cuerpo una vez despertaba en la mañana después de ser violado. Ya era consecuente de que estaba en un prostíbulo y lo prostituían a alfas y betas de mucho dinero.

No importaba cuanto luchara el resultado siempre era el mismo. Despertar con dolor en cada parte de su cuerpo y su ano lleno de asqueroso semen. Pero sus perretas solo empeoró sus condiciones de vida cando estaba consiente. Ahora pasaba casi todo el día amarrado o sedado ligeramente, una mordaza enterrada en su boca fue puesta en su boca cuando intentó cortarse la lengua con sus dientes. Ningún objeto afilado en su pequeño cuarto con solo un colchón en el suelo para que no se cortada las muñecas como había hecho una vez. Incluso lo bañaban y alimentaban a la fuerza una vez que se negó a hacerlo para morir de hambre.

Había tenido esperanza de ser rescatado al principio, pero tres meses después y ver que su situación no había mejorado, prefería morir que seguir con aquella vida de mierda. Después de ese tiempo ni siquiera le importaba ya lo que le pasara, era un simple muñeco que era follado en las noches por los clientes, drogado hasta la médula forzando un falso celo que solo le causaba terribles vómitos en la mañana.  Y cada día sentía como su cuerpo se deterioraba poco a poco.

Lo peor es que sabía que no duraría mucho. En aquel lugar pocos omegas duraban mucho. No sería la primera vez que pasara por delante de él dos hombres llevando un cuerpo muerto de algún omega que había sucumbido a la muerte por el exceso de químicos en su cuerpo. A otros les aterraba la idea. Él solo quería que ese momento llegara y al fin pudiera descansar. Solo se arrepentías de no ver a su familia otra vez o de encontrar un alfa que lo quisiera por lo que era y lo aceptara.

O eso fue lo que pensó hasta que un delicioso olor llenó sus pulmones y reavivó la llama de la vida dentro de él haciéndole abrir los ojos.

Alfa, alfa, mi alfa, mío.

Fue todo lo que resonó en su cabeza y alzando su cuerpo del torso donde estaba recostado encontró el cuerpo de un hombre que dormía junto a él. Sus fuertes brazos lo envolvía de forma acogedora. Y Alex por primera vez en su vida se sintió protegido. No pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

Su pareja destinada, su alfa estaba allí. Junto a él.

Y tampoco se encontraba el acostumbrado dolor que siempre estaba después de las jornadas de sexo. Por mucho que las tuviera nunca se acostumbraba.

Con una leve sonrisa se inclinó y besó los labios del alfa debajo de él. Fue un beso leve, apenas un roce de sus labios pero una deliciosa corriente eléctrica lo recorrió. Y al parecer también al  alfa porque este se despertó y abrió sus ojos al momento.

-¿Despertaste?- este pestañeó algunas veces para desperezarse hasta enfocar el rostro serio del omega. Sus lágrimas llamaron su atención- ¿Estás llorando?- alzó una de sus manos y limpió una de su mejilla acariciándola después.

Alex se removió buscando más contacto con aquella mano cálida y se restregó contra ella como un gato.

-Mío- dijo con voz ronca y esa mano se quedó tiesa.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora