Dilan no puede saber

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Estil abrió la puerta de la habitación privada del hospital donde descansaba, en una cama Louis. Había puesto junto a él un suero y del otro lado una máquina de monitoreo de pulsaciones del corazón. Un tubo estaba dentro de su boca permitiendo que respirara. Una gruesa gasa adornaba a su cuello y apenas contrastaba con su semblante pálido al punto de parecer doloroso.

Estil tembló ante la imagen y le costó trabajo llegar a la silla al lado de la cama y se dejó caer. Aquel beta altanero que siempre demostraba ser fuerte delante de él, ahora estaba en una cama, con los ojos cerrados y casi pareciendo morir. Esta vez fue Estil el que se puso pálido.

Con manos temblorosas agarró la de Estil que no se movía y la besó con sus labios fríos. Primero el dorso, después la palma y después cada uno de los dedos para dejarla sobre su mejilla. Cerró los ojos y dejó que el leve aroma de Louis llegara a él. Su ceño se frunció. Podía sentir la esencia del alfa que lo había mordido mezclada con la del beta.

Apretó sus dientes para no gruñir. Como alfa, podía percibir el olor de otro alfa sobre otros y más si esta persona había sido marcado o mordido. Louis había sido mordido con la intención de ser marcado por el alfa en celo, las toxinas habían sido neutralizadas pero el olor de estas sería difícil de desvanecerse del todo. Y estas durarían un tiempo dentro de él.

Sabía que para él sería complicado. Los alfas solían rechazar las feromonas de otros alfas. Por lo que tragó en seco. No podía mostrar rechazo a Louis debido a esto. Esto podía afectarlo y malinterpretarlo y con su carácter, le costaría bastante recuperara lo que ya habían logrado avanzar.

Y no quería perder a Louis.

Apretó más la mano del beta besando su palma. Louis era algo completamente en su vida y sabía que, aunque tuviera la costumbre de cambiar de pareja al año, hacer eso con el beta sería hasta ilegal. Por lo que la idea la había desechado hacía tiempo.

Quería que Louis estuviera en su vida por mucho, mucho tiempo.

Así que suprimió sus feromonas y su instinto. Debía ser fuerte y resistir hasta que el cuerpo del beta metabolizara todas las feromonas de aquel alfa en celo. Sería más fácil morderlo y marcarlo él con sus feromonas, pero eso podría poner de nuevo en peligro al hermoso hombre y no desraba eso para nada.

Y así se quedó al lado de él esperando que despertara. Quería que cuando despertara fuera al primero que viera.

***

Ryo entró dentro de su apartamento tirando de la camisa húmeda a la terraza y quedándose solo en el short corto y ajustado. El aire acondicionado bañó su pecho ahora desnudo y a su nariz llegó el delicioso olor a frito de la merienda. Se relamió los labios pasando su mano por el cabello rubio echándolo hacia atrás que quedó pegado por la humedad en él. Aunque su real intención no era comer la merienda.

Caminó hacia la cocina y la imagen de un trasero respingón moviéndose al son de la música delante de la estufa fue mucho más tentadora que los dos platos que estaban en la meseta, al lado de su propio celular que era el reproductor. El alfa agradeció haber tenido una lista de reproducción en él.

Con una sonrisa lobuna mostrando sus colmillos se acercó al chico y lo rodeó por detrás y abrazó la estrecha cintura. Una de sus manos se coló por el pullover que le pareció familiar y sabía perfectamente quien era el dueño, y acarició la barriga de Dilan, por no sabía que vez en el día.

-Amor ya terminé de recoger toda la terraza- le parecía increíble que el chico le hubiera mandado a recoger el desastre hecho por sus compañeros, y él no se hubiera quejado en recogerlo. Lo que había él amor realmente.

-Para Ryo- se quejó Dilan con una sonrisa intentando soltarse de su agarre- Estoy intentando terminar de freír las salchichas, se van a quemar.

-¿Porque mejor no te comes la mía?- el alfa lamió la oreja delante de él. No podía negar que tener a junto a él era lo mejor que podía pedir. Si le hubieran dicho meses atrás que estaría casi viviendo con alguien, él que era un lobo solitario definitivamente se burlaría.

-Ryo, eres un maldito pervertido, no te lo mando a decir con nadie- Dilan se rio ante el comentario para después gemir ante la lamida sobre su nuca, uno de sus lugares más sensibles. y precisamente la salchicha que pedía ser comida restregándose contra su trasero.

-Solo contigo amor- el alfa le dio un sonoro beso en la mejilla para después dar una embestida, rozándose aún más fuerte con el trasero suave de Dilan haciendo que este se doblara sobre la mesa. Apagó la estufa a pesar de las protestas del omega y se inclinó para seguir dejando marcas en el cuello blanco.

-Ryo, se suponía que íbamos a merendar- Dilan ponía resistencia, él no era tan fácil, aunque no ponía mucha fuerza para quitarse al mayor de encima.

-Si baby, yo al menos si voy a comer- le dijo el alfa con un brillo peligroso en sus orbes.

***

Dilan se estremeció debajo del peso del cuerpo del alfa pudiendo sentir cada uno de sus músculos contra su espalda. Los pantalones del omega estaba alrededor de su rodillas y el pullover hacia arriba dejaba ver toda la piel trasera que el alfa tocaba entre sus manos. Apretaba la estrecha cintra de Dilan atrayéndolo más contra sus embestidas que se enterraban dentro de él.

Esos días en que había estado con Ryo era como estar en celo las 24 horas del día. Y eso ya era hasta preocupante. Podía comprender completamente a Louis cuando se había impresionado al escucharlo de su boca.

No importaba donde el alfa tocara su piel se calentaba de más, picaba y su ano palpitaba al momento por ser llenado, y el alfa no se molestaba en llenarlo, más bien, estaba más que dispuesto a dejarlo chorreando de su espeso semen, estirado y rojo debido al nudo. Nudo que Dilan ya comenzaba a volverse adicto. Nunca se imaginó que algo así podría hacerse tan adictivo. Y podría estar haciendo esto de por vida si se lo preguntaran.

Quizás porque era un omega era que estaba creando un vínculo tan fuerte con este alfa haciendo que sus sentimientos se estuvieran haciendo mucho más fuerte en los últimos días y hasta dependiente no solo en lo sexual. Su pecho latía con más fuerza, se sentía más cercano al alfa no solo en lo físico, sino en lo sentimental. Algo que nunca había experimentado, con nadie. Algo completamente diferente al enorme cariño que sentía por su primo que era lo más cercano a querer a alguien por el que daría hasta la vida. Eran sentimientos completamente diferentes.

No tenía dudas de que estaba enamorado de Ryo, ya no lo podía ocultar, mas no se lo podía decir por el momento. Confiaba en el alfa a pesar de las mentiras que había entre ellos, más de su lado que del alfa. Y por eso le dolía tener que esconderle las cosas. Sobre todo, que él era un omega.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el celular al lado de él sonó. Ryo gruñó deteniendo sus caderas y agarrándolo a pesar de que quería ignorarlo, pero en la pantalla marcaba el nombre de Estil.

-Espero que sea algo bueno, porque lo voy a matar por interrumpirme- dijo jadeando por la actividad y cuando Dilan lo miró por encima del hombro llevó un dedo a sus labios para que no hiciera ruido.

Descolgó y habló con voz ronca.

-Habla rápido.

Unos largos segundos del otro lado antes que el alfa comenzara.

-Antes que digas algo- Estil dijo- Si Dilan está alrededor tuyo disimula, lo que te voy a decir él no puede enterarse.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora