Dilan enfocó los ojos de Ryo por unos segundos y sonrió irónicamente de lado. Claro imbécil. Duele como el mismo infierno. No pude dormir en toda la puñetera noche queriendo partirte el culo del dolor y sintiendo tus feromonas en la herida queriendo meterse dentro de mi cuerpo, mientras tú estabas muy campante. Dejará una marca horrible y mi padre de seguro me mata si la ve. Pensaba internamente Dilan sin demostrarlo.
-¿A qué viene eso alfa? Acaso me crees tan débil-
Ryo no se movió. Era como si quisiera atravesarle el alma y Dilan sentía su espalda sudar frío. Este alfa estaba retándolo. La habitación de pronto se llenó de una bruma de feromonas alfas que se enrollaron en la garganta del omega y sentía como si lo asfixiaran.
A esa altura Dilan estaba seguro que Ryo sospechaba algo y si el cedía ahora, estaría perdido. Agradecía que la puerta detrás de él fuera un soporte porque si no estaría ahora mismo de rodillas, y también de los medicamentos. Había tomado medidas extremas antes de venir.
Ryo se veía incluso más alto, más agresivo, se notaba molesto, y aun así el omega no cedió. Su pecho estaba realmente apretado como si un enorme ladrillo lo aplastara, incluso la sangre palpitaba en sus oídos. Era una sensación sofocante y desagradable sobre todo para él por ser omega. Pero no dejaría ver que lo afectara de aquella forma.
-¿Qué fue ese olor que sentí ayer saliendo de ti?- el alfa le habló con los dientes apretados. Se había convertido en una persona completamente diferente en solo unos segundos.
Dilan sabía que esa pregunta saldría tarde o temprano por lo que sacó un pañuelo del bolsillo y se lo tiró a Ryo que lo tomó antes de que se cayera al suelo. Rezó porque lo que iba a decir lo tomara en serio o no sabría realmente como salir de aquello.
-Huele- le indicó al alfa y Ryo lo miró con extrañeza- No me mires así, huélelo y sabrás-
El alfa lo llevó a su nariz y aspiró con fuerza. Era esa fragancia. La misma que lo había hecho estar toda la noche bajo la ducha sin encontrar un alivio. Dulce, deliciosa, atrayente, el olor de un omega virgen. Se relamió para después bajar el pedazo de tela que no tuvo intenciones de devolver. Las feromonas de él pronto se difuminaron siendo reemplazadas por duda.
-Eso fue lo que oliste ayer- se justificó el menor inclinando la cabeza hacia un lado, el cabello rubio se desplazó por su rostro.
-Explica mejor- apretó el pañuelo ocultando su ansiedad. Quería saber a qué omega pertenecía aquella fragancia. Sabía que no era de su pareja destinada, eso solo era una leyenda urbana, pero aquel olor cumplía con todas las cosas que a él le gustaban.
Dilan soltó un suspiro y levantó la mano para posarla sobre el pecho del alfa en un intento de apartarlo. Grave error. Su muñeca fue rodeada con fuerza y tirada contra la pared. El rostro del alfa estuvo de pronto a solo unos milímetros del de Dilan y este se tensó por la sorpresa. Por su parte Ryo se sentía celoso. Por qué ese pequeño alfa tenía aquel pañuelo, que relación tenía con aquel omega. En consecuencia apretó más su mano.
-Duele-exclamó Dilan sintiendo como sus huesos crujían bajo el agarre.
-Habla-
-Es de mi hermana- gritó Dilan – Conforme, es de mi hermana-una vez dicho esto el alfa aflojó el agarre más no lo soltó.
-Mientes- gruñó Ryo –Tú no tienes una hermana-
-Hablas como si conocieras todo de mi- Dilan entrecerró los ojos retándolo, metiéndose en terreno pantanoso- Que sabrías, no todo lo que se dice de mi familia es lo que realmente es-
Eso tomó de sorpresa al alfa. Había mandado a investigar toda la familia del chico, así que conocía toda la información a la que se podía tener acceso. Acaso se le había escapado algo.
-Mi hermana vive con mi madre en el extranjero- resopló Dilan –Tengo prohibido reunirme con ellas a menos que sea una vez al año. Ella me da un pañuelo con su olor, en primera para siempre recordarla y en segunda es una forma de mantener a mi alfa controlado, así no atacaré a ningún omega-
Ryo procesaba toda aquella información, soltando al omega y apartándose. Pues sí, se les habían escapado detalles bien importantes. Por la reacción del alfa, el menor supo que se había tragado esa mentira inventada por el mismo Estil.
Antes de entrar le había dado un pañuelo y le había dicho que se lo pasara por su glándula. Había costado trabajo que cogiera la esencia de sus feromonas e incluso ese simple método no había funcionado llegando a utilizar uno un poco más íntimo. Pero el resultado había sido efectivo. Con ese pañuelo justificarían el olor sobre él. Si hubieran usado las feromonas de otro omega Ryo las hubiera identificado al momento.
Lástima que no tenía una hermana como había dicho y menos a una madre. Su padre solo decía que esta no existía, así que si estaba viva, en algún lugar del mundo viviría. No era que ansiara mucho verla. Realmente por la única persona de su familia que sentía algo era por su primo Louis que lo había cuidado desde niño. Por él haría cualquier cosa.
-Ahora que todo se aclaró, me puedes devolver mi pañuelo, hará falta otro año para que la vea de nuevo- extendió la mano hacia el alfa.
Ryo se notó renuente a soltar el pedazo de tela. El olor vigente de las feromonas era delicioso. Finalmente cogió ambos extremos del pañuelo y lo rompió a la mitad dándole una al alfa más joven.
-Pero, qué haces- los ojos de este se abrieron.
-Me quedo con esta parte- Ryo guardó su mitad dentro del bolsillo –Veamos si realmente funciona el método que dices-
-Solo funciona conmigo porque es un familiar, devuélvemelo- frunció el ceño, su pose se puso amenazante.
-Cuida tus colmillos alfa- Ryo se acercó a él y tomó su barbilla alzándola y atrayéndolo hacia él. Dilan podía sentir su respiración contra su mejilla –Digamos que ahora me perteneces, te marqué como un miembro de mi pandilla y eso significa que soy tu jefe. Todo lo tuyo es mío. Entendiste-
El tono que utilizó le indicó al menor que era mejor no llevarle la contraria por lo que asintió siendo soltado.
-Te mordía bastante fuerte- otra vez cambió de tema –La herida demorará en cerrar a menor que la lama-
-No hay necesidad- Dilan alzó una mano alejándose –Cerrará por sus propios medios-
-Como quieras, era un servicio que te iba a dar por lo del pañuelo, después no vengas quejándote-
-Haces eso con todos los miembros- Ryo que había pasado por su lado en dirección a la puerta se giró y le guiñó el ojo.
-No te confundas alfa, tú eres el primero y el único, siéntete agradecido-
-Ni en tus mejores sueños, Ryo- pasó por su lado bajando la cabeza ocultando un leve sonrojo y salió primero siendo el centro de atención de todos en la otra sala.
Ser visto por todos aquellos tipos inmensos le hizo ser consiente que su herida estaba todavía al intemperie después de que el alfa la hubiera descubierto. Rápidamente se arregló el vendaje y la ropa ocultándola no deteniendo así los comentarios que pronto comenzaron a circular.
-Vaya marca te hizo el jefe y mira dónde-uno de los alfas sonrió pícaramente.
-¿A qué te refieres?- Dilan pensaba que ese era un lugar normal para todos ellos pero no.
Los otros integrantes comenzaron a descubrir sus marcas de sumisión, siendo principalmente un poco más arriba de la muñeca y cerca del codo. Por lo que el único que la tenía cerca del cuello era él. Entonces qué demonios significaba aquello.
-Ya eres uno de nosotros oficialmente- dijo un beta riéndose.
-Fuiste elegido- dijo otro.
-Bienvenido entonces seas, esposa de Ryo-
-¿Esposa de Ryo? ¿Quién demonios es esposa de Ryo?- la voz de Dilan salió fría.
-Pues tú- Estil concluyó.
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Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)
RomanceDilan, un omega que se esconde bajo la fachada de un alfa. Ryo, un alfa y líder de una pandilla con el objetivo de investigar y controlar los crímenes menores de la ciudad lo recluta para investigar a su familia en secreto. Y todo se vuelve peor co...