Vida de mentiras

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Dilan esperó a que Ryo desapareciera por el otro lado de la esquina. Se sintió raro ahora que estaba nuevamente solo. El buen humor que había tenido desde ayer en la noche en que fue de alguna forma salvado se desvaneció, sobre todo cuando se giró en dirección a donde estaba su casa. La batalla de todos los días comenzaba.

Levantó el borde del pullover que tenía puesto. Era de Ryo, le quedaba inmenso pero se sentía mejor que cualquiera de sus ropas. Era como si de alguna forma tuviera una barrera alrededor de él que lo protegiera. Se rio. Qué ironía, pensar así cuando sabía perfectamente que todo aquello era una total falsa. Sabía perfectamente el objetivo de Ryo de haberlo contactado y él se había dejado reclutar con mucha facilidad.

Caminó hacia su casa rodeando el alto muro buscando el punto ciego de las cámaras de vigilancia y escaló con mucha facilidad cayendo del otro lado entre los arbusto. Al momento los perros que siempre custodiaban la zona aparecieron corriendo hacia él pero se detuvieron al notar su oler. Los conocía de cachorros y a pesar de ser perros entrenados ya agresivos cuando era necesario nunca lo habían agredido. Se acercó a ellos y les palpó la cabeza después de decirles buenos chicos.

Como los perros no habían ladrado no vinieron guardias, además esa era el ala izquierda de la mansión y la que menos era vigilada, no entendía mucho por qué no pero nunca había preguntado, además había que ser imbécil para entrar en una mansión tan grande como aquella llena de guardias. Se acercó al borde de la construcción y como lo había varias veces escaló por la pared utilizando las diferentes decoraciones de la superficie para llegar al tercer piso donde entró por la ventana abierta.

Miró por ambos lados y la cerró moviéndose rápido. Debía llegar a su habitación y cambiarse. Si era encontrado con esa ropa y más por alguno de los sirvientes de su padre que debía haber vuelto estaría en serios problemas. Dio algunos pasos sobre la alfombra…

-Joven amo- una voz resonó detrás de él y Dilan tuvo que morder su lengua para no soltar un chillido.

Se giró alarmado para respirar profundo.

-Rafael no me asustes así- se llevó la mano al pecho.

-Disculpe si lo asusté pero estaba preocupado, no volvió anoche- el mayordomo hizo una reverencia. Era un beta cerca de los 60 años y había ayudado a la crianza de Dilan.

-Tengo que ir a cambiarme, mi padre debe estar preguntando por mí-

-La verdad es que su padre no ha regresado todavía- el mayordomo se ajustó las gafas de estructura metálica- su viaje se atrasó hasta dentro de una semana y por la ubicación que daban debe estar allí-

Al oír eso la expresión de Dilan se desfiguró en una de total odio.

-¿Va de nuevo allí?

El mayordomo asintió y eso hizo que Dilan apretara sus manos, tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos. Después suspiró.

-¿Crees que él esté bien?- dejó salir la pregunta con tanta preocupación que hasta se estremeció.

-No lo sé Joven amo, con su padre todo puede ocurrir-

Dilan se encaminó hacia su cuarto seguido del mayordomo, ese era un tema que no podían hablar a los cuatro cielos. El mayor cerró la puerta y prendió las luces de la habitación notando las marcas del omega cuando este se quitó el pullover y lo dejó sobre la cama.

-¿Joven maestro, esas marcas?-

Dilan se miró el cuerpo y notó ahora con la luz que a pesar de que le había dicho a Ryo que no las dejara había algunas sobre todo en su espalda que se reflejaban por el espejo, algunas se perdían en el borde de la prenda inferior.

-Acaso usted…-

-Me acosté con él- soltó sin más- Fue necesario-

Rafael conocía a Dilan desde que era apenas un bebé y lo terco de su carácter. Haría lo que fuera para lograr su objetico aun si tenía que vender su cuerpo para lograr su meta.

-¿Está seguro de lo que hace? Su primo pondrá el grito en el cielo en cuanto lo sepa-

-Ya Louis está informado de todo, incluso le dije que sabía sobre mi condición, es difícil que no lo sepas, nada escapa de ti- Dilan buscó un nuevo cambio de ropa en el inmenso closet- No retrocederé, le haré pagar a mi padre todo el sufrimiento que le hizo pasar a esa persona y a mí-

-Ese alfa lo está usando-

-Lo sé Rafael- Dilan se rio- Pero acaso yo no lo estoy usando a él también. Cuando apareció delante de mi pensé que no podía dejar pasar esta oportunidad. Nunca me había imaginado que sería tan fácil. Sé que él me seleccionó para poder investigar a mi padre, no te preocupes le dejaré la puerta abierta para que lo haga libremente-

Rafael apretó los labios.

-Joven amo, sería mejor que se cuidara un poco, podría ser peligroso, él es un alfa, puede descubrir que usted es eso-

-Para cuando lo descubra posiblemente ya me abre ido del país- sus palabras le dolieron un poco- Nos usaremos hasta que logremos nuestros objetivos, al final es común, él necesita una razón para investigar a mi padre y yo una para que lo destruya. Le devolveré a esa persona cada centavo que le pertenece y después volveré a su lado. Estoy cansado de vivir en una mentira, quiero ser libre al menos una vez-

Rafael no hizo más presión.

-Si eso es lo que usted desea, yo lo ayudaré en lo que más pueda- hizo una reverencia- ¿Necesitará mis servicios?-

-No lo creo, mi padre no volverás, así que me pondré a estudiar, dentro de poco tendré exámenes y sabes cómo se pone él sino saco buenas notas-

Mientras Rafael salía de la habitación, Dilan se encaminó al baño y dejó que la tina se llenara de agua caliente y espuma. Se miró en el espejo y comenzó a revisarse, desnudo. Su espalda era un desastre total, marcas de besos por todos lados sobre todo en sus nalgas que estaban ligeramente rojas. Las separó y notó que ano estaba realmente rojo y algo irritado. Con razón, no había sido pequeño lo que había estado allí dentro la noche anterior. Lo tocó ligeramente y tembló, estaba bastante sensible.

Había sido su primera vez y nunca se imaginó que fuera así. La única palabra para describir el acto sexual era intenso. Los recuerdos en su mente eran algo confusos dado que eran demasiado, pero la palabra Baby todavía resonaba en su mente. Ryo había disfrutado llamándolo así todo el tiempo, sobre todo cuando se corría dentro de él. Había usado condón todo el tiempo por lo que su interior estaba limpio, pero se preguntó cómo sería ser llenado y anudado. Era un omega, era normal que tuviera esos pensamiento sin embargo sacudió la cabeza para desecharlo.

Se metió completamente en la tina. El agua caliente le legó al cuello y él recostó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Sus músculos se relajaron al momento y la sensación de las manos sobre su piel volvió vívidamente. A esa altura solo podía decir que le había gustado el sexo, quizás porque él alfa había sido bueno en ello porque cuando Gonmes lo tocó resultó totalmente desagradable, hasta las feromonas habían sido diferentes.

Abrió los ojos y enfocó el techo. Si, se estaban usando. Dilan había aceptado la oferta de Ryo pero nunca se imaginó que llegarían a esta situación. Si no tenía cuidado se le iría de las manos. Mientras más se compenetraba con el alfa más difícil sería dejarlo ir una vez que todo aquello terminara. Era como le había dicho a Rafael estaba cansado de vivir en una total mentira. Incluso su pasado era mentira, su origen, de donde había salido.

Le habían mentido tanto para que no pudiera hallar a la persona que lo había traído al mundo, pero él era más inteligente que eso y después de aquel viaje por la universidad a otro país y de haberse encontrado con esa persona una red se había comenzado a formar. Ahora estaba en el medio de ella, su padre alfa en una esquina y aquella persona en la otra, el omega masculino que había sido su amante y el dueño real de todo el patrimonio con el que contaban ahora.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora