Celos, malditos celos

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Dilan no comprendía a Ryo. A pesar de que este pudiera parece infantil, violento, impulsivo, que pensara poco lo que fuera a hacer,  había un rasgo que sobrepasaba a los demás…era alguien impredecible.

Podía estar molesto y al minuto siguiente comerle la boca como estaba haciendo ahora.

No era un beso salvaje como acostumbraba a darle. Era más posesivo, mordiendo, lamiendo el interior de la cavidad hasta enrollar la lengua y chupándola, tirando de sus labios hasta dejar sus labios marcados ocasionando que la herida de su boca se abriera nuevamente y el sabor metálico tocara el paladar de ambos.

Ryo se separó levemente ante este sabor y sus ojos se desviaron hacia la herida que estaba sangrando ligeramente.

-Uno de esos imbéciles te golpeó- jadeó recostando su frente contra la de Dilan- Debía haberlo matado-

Dilan bufó mientras su pecho subía y bajaba agitado por el anterior beso que casi le había vaciado los pulmones.

-Alguien estaba demasiado molesto y metido en su mundo como para hacerlo-

Ryo frunció el ceño y sus  labios se acercaron a la herida y chuparon con fuerza ganándose un gemido entre dolor y placer por parte del menor. Sus manos lo presionaban contra él por su cintura y otra agarraba su nalga como si esta fuera una suave esponja. De seguro dejaría los dedos marcados.

Su muslo se instaló entre los del chico y restregó su cadera con su erección despertando contra la de Dilan.

-Aquí no- Dilan tiró de su cabeza hacia atrás como pudo y jadeó. Su aliento salía en espesas bocanadas.

Los brillantes ojos de Ryo estudiaron su rostro y las mejillas rojas de la vergüenza. Estaban muy cerca de la entrada del callejón y cualquiera que saliera pudiera verlos. Chasqueó la lengua y agarrándolo por los muslos tiró de él hacia arriba obligándolo a que enrollara sus piernas en sus caderas. Caminó más hacia el interior del callejón hasta donde doblaba y la iluminación era muy tenue pero sin problemas para la vista del alfa.

Soltó a Dilan contra la pared y aprisionó su cuerpo con el suyo abriéndole nuevamente sus piernas donde acomodó su cadera. Las rodillas de Dilan estaban inestables por lo que todo su peso estaba recargado contra el alfa.

-Ryo yo…- no pudo hablar mucho.

El alfa lo interrumpió levantando su rostro por la barbilla y volviendo a besar sus labios con ansias. Esta vez su lengua entró avasalladoramente contra su lengua y un hilo de saliva se escapó por la comisura de la boca del omega uniéndose con el de sangre.

-No para de sangrar- Ryo gruñó ante el sabor metálico permanente y seco el rastro de líquido en la barbilla de Dilan.

-Solo es un rasguño- Dilan cerró sus ojos y suspiró sintiéndose excitado y ansioso. Ryo no era el único duro. Su pene también estaba erecto y se rozaba contra el del alfa por encima del pantalón.

La mano de Ryo buscó algo en su bolsillo trasero y sacó una curita.

-Eres una caja de sorpresa- Dilan se burló sonriendo mientras esta era puesta sobre la herida en su boca.

-Aún estoy molesto- la voz de Ryo era sumamente ronca.

La sonrisa de Dilan se desvaneció un poco más no se perdió. Alzó sus brazos alrededor y los enrolló alrededor del cuello del alfa y lo acercó besando su mejilla con cariño.

-Sí, lo sé, y actuaste como un total imbécil…niño- Dilan restregó su cadera contra la del alfa ganándose un leve gemido del mayor.

Las manos de Ryo entonces agarraron los costados de esas caderas y las tiraron hacia atrás pegándolo nuevamente a la pared. Su ceño estaba fruncido otra vez y sus ojos con una extraña sombra.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora