Lastimé a Didi

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Para que limpiarse si después estarían cochinos, húmedo de sudor y llenos de fluidos, pero con una enorme sonrisa de satisfacción en los labios. Así era la pareja en medio de la cama que se movía al son de las embestidas por parte de uno mientras el otro estaba a horcajadas sobre él enterrándose el miembro alfa en lo más profundo de su ser. Su vientre normalmente plano se llenaba con cada penetración haciendo un bulto que tenía extasiado a su pareja.

Las manos de Ryo apretaban los muslos de Dilan para mantenerlo sobre él mientras la cadera del menor se movía sobre él engulléndose entre sus glúteos su pene completamente lleno. Las uñas de Dilan se enterraban en su vientre musculoso usándolo como soporte para mantenerse derecho cuando su columna amenazaba con doblarse ante las olas de placer.

-Más rápido- jadeó Dilan con los ojos apretados- Más profundo- se estremeció.

Y Ryo no era de los que se contuviese durante el sexo, y más cuando era su cachorro el que se lo pedía. Dilan podía ser un poco tímido al hablar de sexo en público, pero que ellos parecían conejos últimamente haciéndolo había momentos en que la lengua de este ya no podía contener lo que quería y lo soltaba. Era lindo verlo después todo avergonzado y rojo al recordar lo que había hecho.

Sin embargo, esta vez Ryo sentía que su cabeza se estaba yendo y todo se concentraba en su cadera. Las embestidas, cada vez era más fuertes y profundas, y él solo quería más y más hasta que su mirada se puso difusa y sus manos se desplazaron hasta agarrar la cadera del chico sobre él buscando su propia satisfacción. Sus orbes completamente dorados dejándose llevar por su instinto.

«Quería ser preñado»

Ese era el pensamiento que todo omega tenía en su cabeza cuando estaba en celo y tenía sexo con un alfa. Toda su anatomía se ponía en disposición de eso y de suavizar aquella zona para que su útero fuera impregnado de semen y el canal se relajara permitiendo la entrada del glande. Un proceso que sería normal en cualquier omega, mas no en unos que usaba medicamentos para obligar a su naturaleza a estar reprimida.

Y Dilan se encontró en una encrucijada mientras su mente parecía solo querer sumirse en el deseo. Su interior estaba caliente y palpitante mas no sentía que el pene del alfa llegara a donde quería realmente, no había la satisfacción de siempre como si su próstata no estuviera funcionando, pero si algo un poco más atrás que se sentía mucho más sensible.

E inconscientemente movía sus caderas en círculos con cada penetración intentando encontrar ese lugar. Soltaba jadeos de frustración, olvidándose de todo, solo quería calmar de una vez ese fuego dentro de él y llenar ese incómodo vacío, hasta que sintió las manos del alfa en su cadera que ayudaron a que las embestidas fueran más profundas que antes.

Dilan sonrió ligeramente, quizás ahora así, más, solo un poco más, el bulboso glande del alfa estaba rozando las paredes, estaba golpeando justo el punto, solo debía abrirlo, estaba muy suave y entraría fácil y...

-AAAAAHHHHH- el grito que salió de los labios de Dilan fue tan que los sacó a los dos de la nebulosa.

El omega se bajó del regazo de Ryo y se dejó caer en la cama en posición fetal aguantándose su vientre bajo con fuertes pulsadas de dolor. Sus ojos se llenaron de lágrimas que nada tenían que ver con el placer, de su garganta salió un sonido lastimero y un hilo de sangre pronto comenzó a correr de su ano manchando la sábana debajo de él.

-Didi- Ryo al momento y sacudiendo la cabeza saliendo de la confusión en la que estaba se sentó en la cama estudiando su estado. Su pareja, de estar disfrutando como loco sobre él, ahora estaba gimiendo de dolor y... sangrando.

El semblante de Ryo se puso pálido. Lo había lastimado. Se estremeció.

Con sus manos temblorosa intentó tocarle el hombro y Dilan se sacudió intentando apartarse de él, como si tuviese miedo... miedo de él. El alfa apartó sus manos dudando de que hacer. Reprimió todas sus feromonas en un intento de que este no tuviera rechazo contra él y aún arrodillado su lado lo llamó.

-Baby, didi, soy yo- habló intentando calmarlo.

Dilan temblaba abrazando su vientre y sollozando, como si algo hubiera sido desgarrado dentro de él, su dolor había sido tan fuerte, mucho más que ninguno y con su parte omega luchando por salir, se había activado su defensa mental intentando protegerse a sí mismo. Y el alfa que lo había herido ahora era una amenaza.

Su instinto fue el que reaccionó y Dilan le gruñó cegado por el dolor y se corrió hacia atrás separándose del contacto de aquel alfa. Era como una presa herida. Y eso rompió el corazón de Ryo que se quedó congelado en el lugar.

Estaba siendo rechazado cuando estaba tan preocupado por él.

-Baby, déjame curarte- se contuvo, no podía dejarse llevar por lo que mandaba su cabeza en ese momento. Quería curarlo, pero no dejaba que lo tocara y en otro momento y con otra persona lo hubiera agarrado, hubiera usado su voz y no tendría que intentar parecer lo menos agresivo posible, pero sabía que si hacía eso.... Las consecuencias serían desastrosas.

Dilan no era cualquier persona.

Ryo se levantó de la cama para buscar en el baño el botiquín de primeros auxilios y regresó volviendo al lado de Dilan sentándose sobre sus tobillos, pero sin tocarlo. Aún no podía. El chico se había movido contra la pared intentando hacerse más pequeño.

El alfa esperó unos segundos en los que ambos estuvieron mirándose y los hombros de Dilan no estaban tan tensos y sus ojos parecían enfocarse. No eran los dos globos vacíos que lo miraban amenazadoramente antes mezclado con miedo.

Solo así Ryo pudo acercarse a él un poco y comenzando a tocarlo pasando su mano por el brazo de arriba abajo con cuidado. Dilan se abrazaban el vientre con fuerza cerrado en sí mismo y miraba cada uno de sus movimientos.

Le tomó algunos minutos poder poner su otra mano sobre él e irlo atrayendo lentamente hasta poder abrazarlo. Los brazos de Dilan no soltaban su propio cuerpo y Ryo le acarició la espalda de arriba abajo. La cabeza del chico solo se recostó sobre su pecho y sentía su respiración mas no se movió. Notó entonces que la sangre había dejado de correr de su trasero pues la mancha solo estaba en donde estaba sentado Dilan antes. Eso no lo aliviaba del todo.

Ryo solo optó por recostarse en la cama lentamente de lado junto con él, con movimientos tan suaves que hasta le eran complicados, pero no quería ser brusco y buscar otra reacción por parte de Dilan y se quedó allí junto con él, tapándolo con la colcha en el proceso hasta que lo escuchó respirar pausadamente.

Se había quedado dormido. Solo entonces Ryo pudo respirar un poco, aunque su pecho estaba sumamente apretado.

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora