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¿Cómo es posible? Ahora entiendo muchas cosas. Él sabía mucho sobre mí y es algo que siempre me estuvo raro, pero pensé que tal vez era por lo de Rebecca. Lo menos que hubiera podido imaginar es que a quien le estuve mostrando mi cuerpo tantas veces iba a ser él.

—¿Por qué me miras así? ¿Tienes algo que decir?

—¿Cómo supiste sobre esa página? ¿Cómo sabías que era yo quien estaba detrás?

—Tengo mis mañas, pero mejor me las reservo para mí solito.

—Eso te convierte un acosador.

—Ah, caray. Fíjate que no lo sabía — sonrió, antes de encararme—. Ay, mi Rachel. Ya eres toda una mujer — su otra mano levantó mi blusa, hasta llevarla por detrás de mi cuello y observó mis senos descubiertos—. Que ricos se miran — agarró mi seno entre su caliente mano —, y se sienten — besó mi pecho, poco a poco desviándose hacia mis senos y jugó alrededor de ellos, provocándome escalofríos.

Ya ni sabía si podía retractarme. La fuerza de voluntad la iba perdiendo cada segundo. Su boca acaparó mi pezón e incluso mis piernas flaquearon. Sentía claramente cómo se endurecían tras el contacto de su lengua. Puedo percibir mi parte baja húmeda. Se alternaba entre ambos, hasta que hubo un momento en que lo mordió suavemente y una electricidad recorrió todo mi ser. Un gemido se escapó de mi garganta y me miró fijamente mientras seguía haciéndolo. Su mirada en ese momento tan débil me puso muy caliente.

Levantó mi liviano cuerpo y me sentó en la encimera. Estabas más a su altura y mentiría si digo que no me puse nerviosa teniéndolo tan cerca. Deslizó mi pantalón por mis piernas hasta quitármelo por completo, dejándome solo en ropa interior y colocando esta vez su cuerpo entre mis piernas. Escuché el cierre de su pantalón y en instantes vi cómo su erección quedó al descubierto.

—Agarra lo que es tuyo y juega con el — llevó mi mano a su erección y lo apreté suave con temor a lastimarlo.

Se sentía muy mojado, duro y caliente. Se deslizaba entre mis pequeñas manos mientras él mismo se movía simulando penetrarme. Es tan distinto al que vi por primera vez y se siente bien tocarlo. Los jadeos que emitía mientras lo hacía, eran muy placenteros. ¿Realmente se siente bien que lo toque?

Su hipnotizante mirada se centró en mí y sus labios como un imán, se adueñaron por completo de los míos. Fue algo que no esperaba, pero me puso a arder aún más. Su sabor y suavidad era embriagante. Necesitabas más de esto.

Su mano se fue por detrás de mí cabeza, profundizando más el beso y obligándome a no apartarme de sus labios. Su juguetona lengua no dejaba de jugar tan abiertamente con la mía mientras trataba de imitar lo que hacía.

Su otra mano se adentró a mi ropa interior y en ese preciso instante que sentí su dedo deslizarse entre mis húmedos labios, esa electricidad se hizo presente de nuevo. Mis gemidos no pude controlarlos. Sus dedos sabían justamente dónde tocar. Mordía mi labio inferior mientras lo succionaba, sin dejar de explorar mi interior con sus dedos. Mis dedos nunca me hicieron sentir de la misma manera que me siento ahora. Se oía claramente sus dedos entrando y saliendo de mi vagina, a la par de nuestros besos mojados.

Se apartó de mí boca para quitarme la ropa interior. Estaba totalmente desnuda frente a él y pareció provocarle mucho por la manera en que mordió sus labios y me recorrió con la mirada. Sé que no es la primera vez que me ve, pero de igual forma me pone nerviosa.

Recosté mi espalda de la encimera y abrió mis piernas de par en par. Se paseó y besó mis muslos, poco a poco acercándose peligrosamente hacia mis labios. Su aliento tan cerca me dio escalofrío. Estaba a la expectativa de lo que haría.

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora