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—Odioso.

—Lo dices de la boca para fuera. Por dentro sabes que piensas y sientes algo totalmente distinto.

—Iré por Alana. No estuvo bien que la dejaras ahí sola.

—Ella está contenta de ver a sus padres juntos. Mírala, está sonriendo y viendo hacia acá. ¿A qué niño no le gustaría ver a sus padres juntos?

—No creas que vas a conseguir algo con esas indirectas.

—Aunque me toque trabajar mucho, todo lo que quiero lo consigo; prepárate, porque tú eres eso que quiero.

Pasar tiempo de calidad con ambas me llena de muchas formas. Hace mucho tiempo no sentía esta emoción, calidez y felicidad. Si ella pudiera tener, así sea una idea de lo mucho que las amo a las dos, no dudaría jamás y nunca de mis intenciones.

Luego de divertirnos en la piscina con la niña, subimos a la habitación a bañarla, leerle su cuento de todas las noches y darle su biberón. El sueño terminó por vencerla y parecía un angelito entregada a los brazos de su mamá.

He guardado en el bolsillo el obsequio que quiero entregarle. Todavía no sé si es correcto, pero esta vez no pienso desaprovechar esta oportunidad que me ha dado la vida.

—Ahora que la niña se ha dormido, creo que ha llegado el momento de hablar — ella me enfrentó.

—No quiero que sea en esta habitación porque nos puede oír. Aunque no nos entiende, puede percibir el ambiente cargado que hay entre los dos y no quiero. Aquí al lado está el cuarto de juegos. Ahora que está vacío, podemos conversar tranquilamente allá.

Nos encerramos en el cuarto de juegos, pero como las máquinas están apagadas, si la niña llora se supone que podamos oírla.

—¿Empiezas tú o empiezo yo?

—Comenzaré yo — dijo ella, y le di su espacio para que se desahogue —. Primero que nada, quiero saber quién te ha dado el derecho de meterte en mi vida y de investigar a Tony. Pensé que había sido lo suficientemente clara cuando te dije que no quiero que te metas en mi vida.

—Veo que empezaremos con ese tipo. Muy bien, pues diré las cosas como son. No quería hacerlo, pero a la misma vez moría de celos viendo que la persona en quien confié me pagó mal, tratando de conquistar a mi mujer y madre de mi hija. Pensé que Tony era un profesional ejemplar, lo menos que se me pasó por la cabeza es que iba a traicionarme de esa manera tan sucia.

—¿Todo eso por celos?

—Sí, ¿y qué hay con eso? Por supuesto que muero de celos. Aunque quisiera romperle todos sus huesos, me he sabido controlar porque no quiero fastidiar más las cosas entre los dos, pero de que se merece que le parta la cara, se lo merece. No solo jugó contigo, sino que está engañando a su actual esposa con quien tiene dos hijos. No sé si te gusta ese sujeto o no, pero mi único consejo es que te alejes de él. Y no, esta vez no solo lo digo por celos, lo digo porque quiero protegerte. Una mujer celosa es capaz de muchas cosas y no sabes cómo puede reaccionar ella si se entera que él está tratando de enamorar a una paciente.

—Él y yo no estamos saliendo. Es cierto que me ha estado endulzando el oído, pero no tengo ningún interés hacia él. ¿Satisfecho?

—Entonces, ¿no han llegado más allá?

—¿Qué estás insinuando? ¿Así es como me ves?

—No, no me refiero a eso que piensas. Hablo de que si no se han besado y esas cosas.

—Por supuesto que no. ¿Por quién me tomas?

—No pensé alegrarme de algo — reí.

—Estamos teniendo una seria conversación, para que estés riendo como un demente.

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora