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Rachel

Desperté por lo entumecida que sentía mis manos y piernas. No sé dónde me encontraba. Lo último que recuerdo es haberme acostado a dormir en los brazos de Aiden. La habitación estaba muy iluminada y era difícil abrir por completo los ojos. La única ventana que había era la de la puerta. Intenté levantarme, pero algo no se sentía bien. Pude darme cuenta de que había unas correas de cuero alrededor de mi cuerpo que no me permitían casi moverme. ¿Es esto una pesadilla? Sí, eso debe ser. No me gusta este lugar. Quiero despertarme. Si pudiera pellizcarme lo haría.

—¡¿Aiden?! ¡¿Alana?! ¡¿Dónde están?! — grité con todas mis fuerzas.

Si estoy en una pesadilla, ¿cómo es que puedo tener control de ella?

—¿Aiden?

Miraba a mi alrededor, no había nada más que esta triste y pálida litera. Tenía mucho miedo al estar tan sola. Cada segundo que transcurría hacía que la preocupación y ansiedad aumentara. Mis temblores por el frío no cesaban.

¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no aparece nadie en este sueño? ¿Cuánto tiempo más debo esperar?

Los segundos parecían horas. Cerraba los ojos en el intento de regresar a los brazos de Aiden. Solo podía pensar en la calidez de su piel, de alguna manera eso me permitía calmar un poco el frío.

La puerta se abrió repentinamente y alcancé a ver el rostro del Sr. Tony. Al fin aparece un rostro conocido.

—¿Doctor? ¿Qué hace usted aquí?

—Me alegra saber que has despertado. ¿Cómo te estás sintiendo?

—¿Por qué usted está en mi sueño? ¿Acaso es porque fue la última persona que vi? ¿Es eso? Yo no quiero estar aquí, doctor. Ayúdeme a despertar, por favor.

—Me temo que eso no será posible, Rachel.

—¿Por qué no será posible? Déjese de bromas, doctor — reí tontamente—. Es el sueño más extenso y extraño que he tenido en mucho tiempo; y mire que he tenido muchos.

—¿No recuerdas por qué te hemos traído aquí?

—No... yo...

Recordé el comportamiento que había estado teniendo Aiden conmigo. Antes de dormir estaba pensativo y diciendo muchas cosas extrañas.

«Sé que todo va a mejorar. No hay mal que dure mil años». ¿Qué quiso decir con eso? ¿En qué tonterías estoy pensando?

—Despiérteme, doctor. No quiero estar más tiempo aquí.

—Esto no se trata de un sueño, Rachel. Necesito que comprendas algo muy importante; si estás aquí es por tu bien y el de tu familia.

—¿De qué habla? No lo comprendo.

—Aiden ha tomado una decisión muy difícil y sé que esto no será fácil de procesar para ti, pero necesito que pongas de tu parte.

—¿Cómo que ha tomado una decisión difícil? ¿De qué habla? ¿Dónde estoy?

—Estás en mi clínica, donde recibirás la ayuda que necesitas.

—¿En una clínica de qué? ¿Por qué? En primer lugar, ¿por qué me tienen amarrada?

—Necesito que te calmes, Rachel.

«Y que te quede claro una cosa; si no te mato en este momento como te mereces, como dije anteriormente, es porque llevas cargando a mi bebé en tu vientre, pero tan pronto des a luz a mi bebé, se quedará conmigo y tú jamás lo vas a ver. Ese será tu castigo...». Sus palabras se cruzaron por mi cabeza y no sé por qué, pero todo encajó perfectamente.

—Fue él, ¿verdad? ¿Aiden te pagó para alejarme de mi hija? Claro, ahora todo tiene sentido...

—No, Rachel.

—Claro que sí. Él me lo dijo. Por eso me convenció a ir a tu oficina. Luego me dio esa droga antes de dormir para que me trajeran aquí y no pudiera defenderme.

—Las cosas no son así.

«Tu felicidad jamás la encontrarás al lado de él, ¿sabes por qué? porque ustedes dos no son compatibles. Ese bebé que está creciendo en tu vientre, es la prueba perfecta para confirmarlo. ¿Realmente crees que él hace todo esto porque te ama o porque quiere arreglar las cosas con la persona que le arrebató la vida a su hermana? No seas tan ilusa, querida. Esta es su venganza. En el momento que esta criatura nazca, él va a deshacerse de ti. Por eso este bebé no puede nacer o será tu final. Imagínate, otra mujer ocupando tu lugar, siendo la madre y el ejemplo perfecto para ese bebé, algo que tú jamás lo serías. Tu historia se repetiría, ¿no lo crees?».

Mi hermana tenía razón. Su cambio repentino de actitud era más que evidente que tramaba algo.

¿Por qué, Aiden? Confié en ti, en tus sentimientos, en tus palabras. ¿Cómo fuiste capaz de traicionarme y dejarme aquí sola? ¿Cómo pudiste arrebatarme a mi hija y encerrarme en este lugar?

Todo lo que venía a mi mente, hacía que mi pecho se oprimiera. Cada palabra, cada gesto, cada recuerdo ataba más los cabos sueltos. Ahora comprendí lo tonta y confiada que he sido.

Realmente me ilusioné con la idea de visualizar un futuro al lado de él y mi hija. Ahora entiendo por qué cada vez noté que la cargaba mucho en sus brazos, quería que se apegara más a él para el día que yo faltara, no pudiera echarme de menos. Hizo todo esto para que me encariñara y así hacerme sufrir el doble cuando me la arrebatara. Esta era su venganza desde el comienzo y caí en su trampa.

¿Cómo pensé que él podría llegar a amarme? Todas esas palabras bonitas, sus besos, sus caricias, todo fue mentira.

Mi corazón se siente como si lo hubieran mutilado. El nudo en mi garganta me hacía imposible hablar. Las lágrimas no podía controlarlas y la opresión me hacía difícil respirar.

He sido engañada y usada de la manera más sucia y despiadada. ¿Qué podría esperar de alguien tan cruel e inhumano como él?

Lo odio; lo odio con todas mis fuerzas. Si hubiese sabido que enamorarme de él dolería tanto, hubiera hecho hasta lo indecible para no haber caído en sus redes.

—¡Eres un maldito mentiroso! ¡Eres lo peor! Te juro que esto no se va a quedar así, Aiden. Te lo juro...

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora