—Espera un momento. Más calma. Has dicho demasiadas cosas y no puedo procesarlo todo.
—¿Qué no has entendido?
—Pues, primero que todo, aún no he aceptado quedarme contigo.
—¿Vas a desaprovechar esta gran oportunidad que tienes ante tus ojos? ¿Te gusta más la vida que tienes en Utah? Tu padre no va a querer que vayas a la universidad. Si quisiera cumplir tu sueño, ya lo hubiera hecho. Pero creo que está usando esta oportunidad para tenerte en sus manos. Sabe que no puedes ir ni a la esquina por temor a que te miren mal, a que te insulten o te enmarquen, y siempre vas a terminar acudiendo a él. ¿Quieres depender toda tu vida de tu padre?
—No. Pero ¿y tú qué? ¿Aceptar tu ayuda no es lo mismo?
—No. No quieras compararnos. Mis intenciones te las he dejado suficientemente claras. En cambio, él oculta sus verdaderas intenciones contigo.
—¿Qué intenciones? Todo lo que ha hecho es ayudarme. Gracias a él estoy libre. Me ha ayudado como ha podido a limpiar mi nombre, aunque ha sido muy difícil, para no decir imposible. Los constantes ataques a los que hemos tenido que lidiar no han sido fáciles. Le estoy sumamente agradecida porque me lo ha dado todo y confió en mí y en mi inocencia, algo que tú no has hecho. ¿Qué me asegura que estaré segura contigo? Todo lo que haces es amenazar a cada rato. Un día te levantas de buen humor, en otros estás atacándome con tus dudas y preguntas. Si cualquiera llega por ahí y te dice que fui yo quien mató a Rebecca, tú le creerás inmediatamente y dudarás de nuevo de mí.
—¿Alguna vez te has puesto en mis zapatos? No estamos hablando de la hermana del vecino, estamos hablando de mi hermana; mi sangre. La última persona que la vio con vida fuiste tú.
—Entonces si sigues creyendo que fui yo, ¿por qué demonios me has traído aquí? ¿Por qué me confundes con tus buenos tratos por momentos, si sigues pensando que soy una asesina? ¿Por qué me ilusionas ahora con eso de la nueva vida, si mañana quizá te levantas y solo vas a querer cortarme la cabeza porque sigues pensando que soy culpable? ¿Ves lo que te digo? No sé qué pasó por mi cabeza anoche para aceptar venir contigo, pero para mí tú eres un peligro, porque no importa cuántas veces te diga la verdad, siempre pensarás que maté a Rebecca.
—Es cierto. Todavía ahora sigo luchando conmigo mismo para creer en lo que dices, a pesar de que tienes muchísimas pruebas que juegan en tu contra. Yo mismo quiero creer que no me estoy equivocando ahora.
—Entonces llévame de vuelta a Utah y no tendrás que luchar más.
—No. No pienso llevarte. Independientemente de lo que piense o sienta, esta oportunidad te va a traer lo que siempre quisiste. Incluso si me equivoco en el día de mañana, me sentiré bien de haber sido útil en algo. Tal vez una parte de mi lo hace porque me recuerdas mucho a mi hermana y haría lo mismo por ella si estuviera en tu situación.
Por alguna razón, algo dentro de mí se sintió extraño. No sé por qué de un momento para otro me sentí tan irritada.
—¿Así que esa es la verdadera razón, no es porque sientas supuestamente algo por mí? Hasta que al fin puedo saber lo que piensas.
—¿Eres tonta o es que te haces?
—Es muy probable que lo sea.
—Acepta esta oportunidad.
—Pues ya ni la quiero. Si tu no me llevas a Utah, buscaré la forma de irme yo misma.
—¿Por qué me parece que estás molesta?
—Lo estoy y mucho.
—¿Puedo saber por qué?
—No quiero hablar de eso.
—Si no hablamos de eso, ¿cómo se supone que sepa lo que te pasa? No soy adivino.
—Me quiero ir y punto.
—¿Es porque piensas que no siento nada por ti? Me pareció ver decepción en tu rostro hace un momento.
—A mí no me importa si sientes o no algo por mí. Solo quiero regresar a Utah.
—No pienso llevarte a Utah. Me pediste que te trajera conmigo y cumplí con mi parte, ahora te toca cumplir con la tuya. No pienses tanto en ese odio que me tienes y aprovecha esta oportunidad. Hazlo por ti y tu futuro. Te daré tu espacio para que te pongas cómoda y medites un poco. Te daré la oportunidad de llamar a tu papá mañana, pero no le puedes decir dónde estás. ¿De acuerdo?
—¿Es este otro tipo de secuestro?
—No, porque esta vez aceptaste venir. No puedo estar de un lado para otro. Yo también tengo mis cosas que hacer. He estado viajando demasiado y estoy cansado. Además, ya te lo dije, tendrás el privilegio de hacer y deshacer. No estarás encerrada únicamente en estas cuatro paredes y de mañana en adelante, podrás salir a donde quieras. Solo dame tiempo de organizar todo para ti, ¿sí? — me hizo un guiño y con una sonrisa relajada salió de la habitación.

ESTÁS LEYENDO
Culpable [✓]
De TodoLa cárcel es el infierno en la tierra, donde encierran a los seres más despiadados y son sometidos a enfrentar la justicia y pagar por sus atroces crímenes. Al pasar por el cedazo de la justicia y ser juzgado, de ser hallado culpable; deberás cumpli...