47

483 69 3
                                    

Nuestra noche estaba siendo la mejor de todas. La cena estuvo exquisita, la compañía fue placentera y la conversación muy entretenida. Ha sido muy caballeroso y atento. Tan pronto salimos del restaurante, fuimos a un edificio el cual parecía abandonado. Subimos los escalones de la mano, pues él no quería soltarme ni un segundo. Según llegamos a la azotea, pudimos contemplar la hermosa vista. Era algo mágico poder contemplar la luna y las estrellas. No sé si era producto de mi imaginación, pero se ven mucho más brillantes que nunca. Daría lo que fuera porque mis padres hubieran podido ver esta hermosa vista.

—Es hermoso.

—¿Cómo te sientes? — sus manos rodearon mi cuerpo y descansó su barbilla en mi hombro.

—Muy bien. Ha sido una noche espectacular.

—Concuerdo contigo. La noche aún es joven. ¿Te gustaría pasar por el muelle? He oído decir que realizan competencias callejeras de canto y baile.

—¿Lo tenías en agenda?

—La verdad es que me gustaría llevarte a muchas partes, pero quiero asegurarme de que te sientas bien para ir a cada una de ellas.

—Me siento bien para hacerlo.

—¿Estás segura de que no estás agotada? — capturó mi cuello con un beso y me produjo escalofríos.

—Eso me da cosquillas. ¿Qué haces?

—No tienes idea de lo que me encanta tu aroma, la suavidad de tu piel, tus suspiros — sus labios aprisionaron mi cuello y en la forma en que chupó esa zona acaloró todo mi cuerpo.

—Aiden... — debía verme toda tonta y embobada por sus atenciones.

No sé, pero cada vez que me habla, me toca o me besa, mi cuerpo pierde el control, mi mente se nubla por completo y mis piernas pierden la fuerza.

—¿Quieres que me detenga?

—¿Cómo puedes preguntar eso ahora?

Su delicada mordida me causó espasmos y de mí se escapó un gemido. Considero que el ambiente se sentía tan pacífico y romántico que la conexión entre nuestros cuerpos también se sintió a gusto y eso desató que las cosas fueran escalando de manera casi inmediata.

Estaba entregada a la situación, al momento, a la necesidad que sentía de que me tocara por más tiempo y de que las cosas no se quedaran a mitad. Verdaderamente necesitaba más de esto.

Antes de todo sentía un poco de frío, pero ahora el calor era lo que emanaba de mi piel. Ni siquiera recuerdo cómo había recostado mi cuerpo contra la puerta mientras él permanecía detrás de mí, haciéndome sentir su dura erección en mi trasero.

—Me encantas — susurró, antes de besar el lóbulo de mi oreja—. Conviértete en mi esposa, Rachel.

—¿Tu esposa?

El teléfono sonó acabando con el ambiente ardiente que se había creado y cortando con nuestra conversación; aunque Aiden no se detenía.

—¿No vas a contestar? — la calentura se me había bajado un poco, pero la de él parecía estar en todo su apogeo.

—No...

Cada minuto que transcurría, la insistencia hacía más evidente que algo importante debía ser, como para que continúen llamando.

—Así no puedo. Contesta, por favor.

Aiden suspiró profundamente, aun así, pude escuchar su respiración agitada. Miró su teléfono y lo respondió en un tono molesto, algo que me sacó una sonrisa, pues parecía un niño enojado.

—Espero sea algo importante.

Me pidió permiso y se alejó de mí, tal parece que sí se trataba de algo importante.

Aiden

—Es sumamente importante. Encontré información valiosa que te puede servir.

—¿Qué encontraste?

—Encontré el orfanato donde estuvo la mujer que me mandaste a investigar. Me comuniqué con ellos y resulta que en efecto ellas son hermanas, pero no solo eso, me contaron brevemente sobre lo especial que fue el caso de ellas en aquel entonces, pues resulta que su madre biológica dio a luz a trigemelas; algo muy poco común en esos tiempos. Lo que quiere decir que no estamos hablando únicamente de una hermana, sino de dos mujeres más que son idénticas. Los padres biológicos actualmente están recluidos en una institución mental, porque al sol de hoy todavía alegan que ellas estaban poseídas y no sé qué historias más. Cuando las niñas cumplieron siete años de nacidas, ellos trataron de atentar contra la vida de las tres, pero gracias a los vecinos que alertaron a las autoridades, pudieron llegar a tiempo. El departamento de la familia fue quien intervino con las menores. La directora del orfanato alega que las tres niñas estaban en condiciones deplorables cuando ingresaron, desnutridas, deshidratadas y con heridas superficiales leves, pero ellas nunca dijeron nada sobre lo que vivieron, ni siquiera sus padres soltaron prendas. Según me contaron, el Sr. Hosman y la Sra. Will, las adoptó a las tres juntas, pero al cabo de un año devolvieron a las otras dos hermanas, por razones desconocidas. Tuvieron que luchar para realizar los trámites para revocar la adopción, pero decidieron quedarse solo con la Srta. Rachel. He tratado de investigar sobre ellas, pero no hay datos existentes con sus verdaderos nombres.

—Nada de esto me cuadra. ¿Y cómo es posible que ella no lo recuerde?

—Desconozco. Tal vez deberías hablar con ella directamente o investigar un poco más a fondo. Esto es todo lo que tengo hasta ahora.

—Muy bien. Envíame toda esa información que tienes. Yo me encargo del resto — colgué la llamada y miré a Rachel a lo lejos.

Creo que ya sé por dónde debo comenzar...

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora