No sé lo que está sucediendo. Todo el mundo se ha vuelto loco, como si se hubieran puesto de acuerdo en culparme.
—Yo jamás había hablado contigo.
—Claro, ahora finges no conocerme. Esta mujer me pagó para que vigilara a Rebecca y le mantuviera informada de cada paso que daba. La suma que me ofreció fue suficiente para convencerme. Además de que estaba pasando un mal momento y necesitaba el dinero. Esa noche yo mismo la dejé frente a la casa de Rebecca y me dijo que ya no me necesitaba, que era la última vez que iba a tener que acercarme a ella. No sabía de sus macabros planes, solo sé que cumplió su parte del trato y me pagó lo que prometió. En mi cuenta de banco aparece la transferencia de dinero y en la suya también debe aparecer. ¿Qué mejor prueba que esa?
—Tráeme su teléfono — Aiden se fue a hablar con uno de sus hombres.
¿Qué demonios está diciendo este tipo?
—¿De qué demonios hablas? Todo lo que dices es mentira, porque tú y yo nunca habíamos hablado. ¿Por qué querría que vigilaras sus pasos, si yo era su mejor amiga y me pasaba de arriba para abajo con ella? ¿Qué gano con eso?
Aiden puso el dedo de Mathias en el sensor para que con su huella pudiera tener acceso al teléfono.
—Dices que fue esa misma noche, ¿no?
—Sí.
Aiden estaba rebuscando el teléfono de Mathias y su silencio me tenía inquieta. Él suele creerle siempre a los demás. Es muy probable que todo lo que diga este muchacho, él lo crea.
—En efecto es tu número de cuenta, duendecilla.
Le arrebaté el teléfono de las manos y pude percatarme de que en efecto tenía razón. Lo que no cuadraba era la hora. Decía que, al momento de esa transacción, eran las diez y quince de la noche. A esa hora Rebecca y yo ya estábamos tumbadas en la cama.
—Esto claramente es mentira. A esa hora Rebecca y yo estábamos tiradas en la cama y tratando de conciliar el sueño. Tu no le vas a creer a este sujeto, ¿verdad? ¿Por qué haría tal cosa, Aiden? En primer lugar, ¿por qué sería tan tonta y haría una transferencia desde mi propia cuenta, dejando evidencia de esa transacción? Segundo, ¿de dónde sacaré esa cantidad de dinero? ¿Crees que, si tengo once mil dólares, se los daré a alguien para que vigile a mi amiga, si iba a ser capaz de hacerlo yo misma y no tendría que gastar ni un solo centavo?
—Tus padres te dan todo lo que le pides. Tú misma estabas alardeando de eso.
—¿Quién te pagó para culparme? ¡Dime!
Aiden se me quedó viendo sin decir una sola palabra.
—¿Por qué me miras así? ¿Te irás de su parte? Claro, siempre lo haces. Le crees a todos menos a mí que te estoy diciendo la verdad. ¿Crees que, si hubiera matado a Rebecca, estaría aquí contigo en este momento? No. Estaría buscando la forma de irme del país, cambiarme el nombre y desaparecer con tal de que no me encuentres. Pero mírame, aquí estoy dando la cara, porque sé bien que no lo hice y eso es lo que quiero demostrar.
Aiden tomó en sus manos un soplete de gas y lo encendió, mirando hacia mi dirección.
—¿Q-qué vas a hacer con eso? — retrocedí con temor, pues no sabía qué iba a hacer.
—El calor hace hablar hasta a los mudos. ¿Me equivoco, Mathias? — acercó el soplete a su oreja y tuve que dar la espalda para no ver más lo que estaba sucediendo.
Me tapé los oídos por el fuerte alarido que resonó en todo el lugar. Tenía náuseas por el asqueroso olor a carne quemada. Mi cuerpo estaba descontrolado. Los temblores no podía calmarlos. No puedo creer lo que estoy presenciando. Mi papá tenía razón, este hombre está loco y es sumamente peligroso. Yo necesito demostrar mi inocencia, o la próxima en esa silla seré yo.
Salí de prisa del lugar, no quería estar un segundo más ahí. Afuera solo podía oír sus gritos y la manera tan desesperante en que gritaba mi nombre. Quiero asumir que Rebecca le dijo mi nombre o de lo contrario, no sé cómo lo sabe.
—Parece que se irá al más allá con tu nombre en la boca — escuché la voz de Aiden detrás de mí y brinqué del susto—. O lo entrenaron muy bien para no soltar prendas o es cierto lo que dice, pero nunca lo sabremos — sonrió ladeado.
—No me hagas eso a mí. Y-ya no sé de qué manera demostrarte que no lo hice— lágrimas brotaron de mis ojos.
—Ya no llores. No me gusta que lo hagas — secó mis lágrimas con sus dos manos y las miré con miedo, recordando lo que hace un momento hizo.
¿Cómo estas manos tan cálidas y suaves pueden hacer tantas cosas crueles?
—Digamos que esta vez te creo a ti.
Lo miré con asombro, sin poder creer que lo estaba diciendo.
—¿Me crees?
—Supongo que tendremos que seguir investigando. Mientras tanto, ¿por qué no disfrutamos lo que queda de noche? Han sido cuatro largos días y no pienso llevarte de vuelta hasta que te robe todos esos besitos que me debes. Me has tenido de arriba para abajo. Ya me paso más acá que allá. No creas que no cansa viajar tanto.
—¿Viajaste a California otra vez?
—Sí. Tenía unos asuntitos que arreglar, pero ya todo se solucionó. Creo que me quedaré unos días. A no ser que quieras escaparte conmigo a California. Imagínate, tú y yo solos, despertando juntos luego de una larga noche llena de sexo y sin un suegro cabrón que venga a espantarnos el polvo.
—Debí imaginar que eso es lo único que quieres de mí.
—No es lo único, pero está en el paquete. Creí que eso tendría el poder de convencerte más fácilmente. Quiero tenerte por más tiempo, pero veo que pretendes hacer todo lo que diga tu padre. ¿A poco no quieres más libertad, tener tu propia casa, superarte, ser mi mujer? Mientras estés bajo el mismo techo de tus padres, jamás podrás hacerlo. Él quiere controlarte en todos los aspectos y tú te estás dejando. Ya eres una mujer adulta, tienes dieciocho años y una vida por delante.
—Vida que se me arruinó esa noche. ¿Qué vida podría tener, si a todas partes que voy me llaman asesina y me miran con miedo y disgusto? Mi vida está completamente arruinada.
—Si vienes conmigo, podrás tener un mejor futuro y una vida nueva.
—Siento que quieres alejarme de mis padres.
—Tus padres son quienes están estancándote. Tienes derecho a tener tu propia vida, a hacer lo que te gusta, a estudiar lo que quieras y a salir con quién te plazca. Deben darte más libertad, pues estás en la etapa en que debes alzar vuelo y explorar lo que hay alrededor. Debes enfrentarte a la vida, cometer errores, fracasar y levantarte. Te han sobreprotegido demasiado, pero no se dan cuenta que lo único que están consiguiendo es que tus alas no se fortalezcan. ¿Quieres vivir enjaulada para siempre o quieres descubrir lo que hay ahí fuera? Eso solo lo decides tú, mi linda Rachel.
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Culpable [✓]
RandomLa cárcel es el infierno en la tierra, donde encierran a los seres más despiadados y son sometidos a enfrentar la justicia y pagar por sus atroces crímenes. Al pasar por el cedazo de la justicia y ser juzgado, de ser hallado culpable; deberás cumpli...