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—Perdóname por decirte las cosas así. Se supone que debía a esperar un poco, pero sentía que mi cabeza iba a explotar si no lo hacía.

Surgieron miles de preguntas, una detrás de la otra, pero que todas se respondían a medida que ataba los cabos. Mi periodo ni lo había echado de menos. Con todo lo que ha estado pasando, mi mente solo ha estado centrada en mis padres, en esa mujer que apareció de la nada y en Aiden. Los mareos, las náuseas, los vómitos, el cansancio, ahora todo tiene sentido.

Solo podía pensar en la situación de mis padres. Mi madre no podía tener hijos y ambos deseaban formar una familia, ahí es donde entré yo. Fui bendecida al ser elegida, al ser tratada y querida como su verdadera hija, aunque haya nacido de otra mujer.

Su trato hacia mí recientemente ha sido distinto. ¿Así que esta era la razón? Al menos es un bebé querido y deseado, no como yo, que me concibieron por error.

Es una emoción muy extraña la que siento ahora mismo. Sin duda alguna, una parte de mi estaba feliz, mientras que la otra tenía mucho miedo. Tengo miedo de no ser una buena madre como lo fue la mía. Ahora mismo no tengo nada que ofrecerle a este bebé y todo vendría recayendo en Aiden. Aunque él tenga todo el dinero del mundo, siento que sería una madre a medias. Hubiera dado todo porque en el momento que esto ocurriera, ya me hubiera graduado o estuviera al menos trabajando. Quisiera que mi bebé tenga una mejor vida y no tuviera que enfrentarse a toda esta incertidumbre en la que vivimos día tras día.

—Tu silencio me está afectando, Rachel.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Tenía miedo; miedo de que decidas no tenerlo. Las cosas entre los dos no han estado bien que digamos. A cada rato estamos peleando y distanciados...

—¿Cómo podría negarle la llegada a este mundo a un bebé que está en mis entrañas, que es sangre de mi sangre? ¿Qué tipo de persona crees que soy? Es cierto que no me visualizaba jamás en esta situación, pero eso no significa que pueda tener la sangre fría y sea capaz de tomar una decisión tan despiadada como esa.

—Yo tampoco me visualizaba en esta situación, aun así, no tengo quejas en lo absoluto. Al contrario, considero que, si me das una oportunidad, voy a esmerarme en ser el mejor padre y esposo que hayas tenido.

—¿Esposo? ¿Qué cosas dices?

—Sé que debes estar llena de inseguridades y miedos, así como yo en este momento, pero sé que vamos a enfrentar todo de la mejor manera. Haré todo lo posible para que puedas comenzar a estudiar en línea desde casa. Te prometo que vas a terminar tus estudios y te convertirás en toda una profesional exitosa.

La conversación que tuvimos en la clínica llegó a mi mente y lo entendí todo. Él estaba preocupado por esto, por eso se veía cabizbajo. Al menos sé que es sincero en ese aspecto.

—Sí. Definitivamente. Ahora más que nunca debo poner de mi parte; por el pequeño fríjol, por ti y por mí.

—Entonces, ¿me aceptas?

—Aiden, yo...

—Si no estás preparada para aceptarme todavía, puedo entenderlo.

—No, no lo entiendes. Para mí hace mucho tiempo lo estás. Es difícil aceptar esto y más luego de todo lo que ha pasado. Hoy me di cuenta de varias cosas, en especial de lo mucho que influyes en mi estado de ánimo. Tienes la facilidad de hacerme sentir feliz, pero también de herirme con tus palabras e indiferencia. A veces me tratas bonito, otras veces me tratas mal. Quería creer que lo que estaba sintiendo solo era producto del aprecio y gratitud que he tenido hacia a ti luego de que me apoyaras en mi peor momento. Pensaba que lo único que nos había unido era Rebecca. Me decía a mí misma que no debía sentir nada por la persona que me hizo tanto daño, pero mírame, te has metido hasta el fondo en mi alma. Confieso que he sentido celos todo este tiempo por lo que hiciste con esa mujer. Me sentí engañada, aún sin ser nada. Qué patético de mi parte, ¿verdad? Exigiéndote respeto y fidelidad sin siquiera ser parejas o de al menos haberte dicho cómo me sentía. Ahora de la nada vamos a tener un bebé, una noticia que levantaron miles de preguntas y miedos. Siento que todo ha pasado muy rápido y por eso se me ha hecho difícil asimilarlo. Pero estoy feliz, aunque mis lágrimas en este momento demuestren lo contrario. Hay un bebé aquí dentro; un bebé que está creciendo día tras día, que vendrá a este mundo con dos padres que lo desean y anhelan tenerlo. Porque tú sí quieres tener a este bebé, ¿verdad?

—Por supuesto, y a ti también. En esta ni en ninguna otra etapa de nuestras vidas te dejaré sola. Estoy sorprendido, no esperé que realmente sintieras todo eso por mí, pero ahora que lo escucho de ti, de verdad me ha calmado mucho. Tenía miedo de que no quisieras esto conmigo, pensé que estaba siendo egoísta al no decirte que estabas embarazada. Para mí todo esto es como un milagro, que tal vez es más de lo que merezco, pero quiero darlo todo por nuestro pequeño fríjol y por ti. Quiero que llegues a amarme con la misma intensidad que yo lo hago. Desde el primer instante que te vi en aquella actividad, me enamoré como un chiquillo de ti. Me juré a mí mismo que serías para mí. Todavía parece un sueño tenerte aquí— movió mi cabello por detrás de mí oreja y sonrió ladeado—. La vida, a pesar de los fuertes golpes que nos ha dado, también nos ha regalado cosas buenas y bonitas—llevó su mano a mi barriga y la acarició—; como este frijolito precioso y la dicha de tenernos el uno del otro— mis labios se vieron tentados y atraídos por su cercanía, por el dulce sabor y suavidad de los suyos.

Ese apasionado y ardiente beso, fue capaz de enloquecer a esas mariposas de mi estómago e hicieron mi piel arder con furor. Me hacía falta sentir esto, pues siempre despierta sensaciones y emociones distintas en cada beso, en cada caricia, en cada roce. Es inevitable, estoy irremediablemente enamorada de él...

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora