No puedo creer que ese hombre tan orgulloso y prepotente, haya sido capaz de arrodillarse y disculparse. Me da miedo creer en él y que al final haya sido verdaderamente su culpa. Lo peor del caso es que noté sinceridad en sus palabras y en su mirada. Pero, si él de verdad no lo hizo, ¿quién pudo haberlo hecho? Nadie se me cruza a la cabeza ahora mismo. Sea quien haya sido, debe pagar por lo que hizo y me aseguraré de que así sea. Ese acto tan atroz no puede quedar impune.
Llegamos a la casa y Aiden me dio espacio para que pudiera darme un fresco baño y meditar un poco. Mi cuerpo temblaba todavía tras recordar cada detalle de lo que vi. La idea de encontrarme sola, de tener que visualizar una vida de ahora en adelante sin mis padres, sin el calor de sus abrazos, sin sus palabras de aliento, sin sus sonrisas, sin el apoyo y amor que me brindaban, duele más de lo que pueda describirlo. Es como si una pieza de mí faltara y no encontrase forma de llenar ese vacío. No quiero seguir sintiéndome así, pero es inevitable. Haría lo que fuera por volver atrás el tiempo y haber sido yo quien estuviera en el lugar de ellos. Tal vez esta pesadilla llegaría a su fin y no tendría que soportar ver a nadie más morir por mi culpa. Primero Rebecca y ahora ellos. ¿Quién es el siguiente? ¿Por qué si soy yo el objetivo, según Aiden, no vienen y terminan con esto de una maldita vez?
Salí del baño en toalla y me senté en el borde de la cama. Las lágrimas no pude retenerlas más tiempo. Entre más pensaba en ello, ese nudo se agudizaba en mi garganta. Aiden entró a la habitación sin tocar y mis ojos se posaron en él. Traía consigo una copa bastante grande y casi desbordada de helado, con decoraciones de lo que debían ser chispas de chocolate.
—¿Qué haces aquí? ¿No te enseñaron a tocar la puerta? — froté mis ojos para tratar de ocultar mis lágrimas, aunque ya debía ser muy tarde.
—Tenía las manos ocupadas.
—¿Pudiste abrir y no tocar?
—A veces soy medio lerdo.
—¿Viene eso de alguien que actúa como si no se equivocara nunca?
—Admito que esta vez lo hice a propósito. Me tenía inquieto que hubiera tanto silencio en tu habitación.
—¿Qué estás insinuando? ¿Qué pensaste que estaba haciendo?
—No lo sé, tampoco quiero hablar de ello. Se está derritiendo — me extendió la copa y la miré.
—No tengo apetito, pero gracias.
—No me hinches las pelotas, Rachel— su tono enojado sonó claramente falso, aun así, me impresionó su forma de expresarse—. ¿Tienes una idea de lo que pasé para hacer esto y poder subirlo por esas escaleras tan empinadas? Pude haberme caído y joderme.
—Eres exagerado.
—No seas malagradecida y come.
—¿Y crees que puedo comerme eso sola?
—Solo come lo que te quepa.
—Qué manera tan vulgar de decir las cosas.
—Qué manera la tuya de menospreciar las cosas, duendecilla.
—No estoy menospreciado tu esfuerzo, es solo que no tengo apetito. De igual manera, comeré un poco — sujeté la copa y con la cuchara que llevaba dentro, probé el helado.
Sabía delicioso. De textura se encontraba en el punto perfecto, al igual que de sabor. El chocolate le daba más vida y un sabor increíble.
—¿Piensas acostarte con el cabello mojado o qué? — salió de la habitación sin decir nada más y al cabo de unos pocos minutos regresó con un secador y lo conectó al enchufe cercano a la cama—. Lo haré hacia atrás o comerás helado con pelos — se puso de rodillas en la cama detrás de mí y echó mi cabello hacia atrás.
No me atrevía a moverme, pues realmente su actitud me parece demasiado extraña. ¿Qué le sucede a este hombre? En serio me desconciertan estos cambios de ánimos. Sus manos frotaron gentilmente mi cabello, es algo totalmente nuevo para mí y la verdad se siente bien y relajante.
Cuando finalizó, se recostó de costado en mi cama y lo miré sorprendida.
—¿Qué haces aquí todavía? — puse la copa sobre la mesa de noche.
—Esperando que por fin te acuestes. Estoy muy cansado luego de ese viaje tan largo.
—Puedes irte tranquilo a tu habitación y descansar. Yo me iré a dormir también.
—¿Me estás echando de mi propia habitación?
—¿Qué te sucede a ti? ¿Por qué estás actuando de esta manera? Me siento mal, quiero estar sola y descansar. No estoy para discutir contigo.
—No estoy discutiendo, eres tú quien lo está haciendo. Ven, acuéstate — le dio varias palmadas a la cama y continué mirándolo.
—Necesito cambiarme de ropa.
—Puedes quedarte así. Tu cuerpo está seco, al igual que tu cabello, así que no será un problema.
—Si estás buscando sexo, déjame decirte que no pienso darte nada. Más que nadie debes saber lo que estoy pasando y sería una falta de consideración muy grande de tu parte que estés pensando en eso.
—En serio eres... especial. Solo quiero dormir con mi mujer, ¿tienes algún problema con eso?
—¿Por qué precisamente hoy?
—Eres muy lenta para entender las cosas, ¿eh? Te dije que no pienso dejarte sola. De hoy en adelante he decidido que iremos a la camita juntos, y no, no hablo de tener intimidad, pues tenemos una vida completa por delante para eso, me refiero a que te duermas entre mis brazos. Si tienes algún problema con eso, dímelo y lo arreglamos inmediatamente.
Sigo sin entender a este hombre. Unas veces actúa como si lo único que quisiera de mí es sexo y ahora de la nada hace todo este teatro para solo dormir conmigo.
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Culpable [✓]
RandomLa cárcel es el infierno en la tierra, donde encierran a los seres más despiadados y son sometidos a enfrentar la justicia y pagar por sus atroces crímenes. Al pasar por el cedazo de la justicia y ser juzgado, de ser hallado culpable; deberás cumpli...