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—¿Se puede pasar? — la voz de Nany al otro lado de la puerta me hizo apartarme.

Lo mejor es que nos hubiera interrumpido o de otra manera no hubiera podido ser capaz de controlarme.

—He venido a entregarle esto, Sr. Aiden. Lo han dejado en el portón de la entrada.

Lo que traía consigo era una caja pequeña, la cual estaba bastante bien sellada.

—¿Y el remitente?

—Al parecer lo arrancaron.

—Tal parece que no piensas en la seguridad de mi familia. ¿Cómo se te ocurre entrar con un paquete como este a la casa, que evidentemente el contenido no puede ser nada bueno? ¿Has perdido la cabeza o qué?

—Lo siento. Los muchachos fueron quienes me lo entregaron.

—No abriré esto aquí. Ya regreso. Quédate dentro de la casa, por favor — me pidió.

—Ten mucho cuidado.

—Lo tendré— salió de la habitación con el paquete y Nany se le fue detrás.

Tenía intenciones de seguirlo, pero claramente me pidió que me quedara en la casa. Decidí regresar a mi habitación con la preocupación de lo pueda estar pasando ahí fuera.

—Es una buena vida la que te ha tocado para lo que en realidad mereces, ¿no lo crees? — la voz de esa mujer me puso la piel de gallina.

No esperaba encontrarla en mi habitación y mucho menos sentada en la ventana. La otra vez me salvó, pero hoy estaba actuando de una manera totalmente distinta.

—Tuviste unos padres sobreprotectores y amorosos, que incluso en su agonía no dejaban de mencionar tu nombre. Sin duda alguna, no querían irse de este mundo sin ver una última vez a su querida y preciada Rachel. Mientras que su hija no dudó un segundo en escaparse con un hombre y dejarlos atrás. Qué ingrata eres, querida.

—¿Qué haces aquí de nuevo? ¿Cómo es que apareces como un fantasma? Hay mucha gente ahí fuera.

—Este rostro es valioso y debo sacarle todo el provecho que pueda. Antes de que intentes llamar a tu noviecito, deberíamos sentarnos a hablar un poco. Considero que tenemos una conversación muy importante y que no puede esperar.

—¿Qué quieres?

—Lo primero es lo primero. Quisiera que me ayudes a sacar a nuestra madre del lugar en que la tienen recluida.

—¿Nuestra madre? ¿De qué estás hablando?

—Qué egoístas son esos padres que te tocaron. Tal parece que querían que solo los recordaras a ellos. Te has olvidado hasta de tus hermanas. Ni siquiera viéndome frente a frente eres capaz de reconocerme. Es estresante ver esa estúpida y ridícula expresión tuya. Deberías despertar una vez. Ninguna de nosotras nacimos para tener esta aburrida y miserable vida. Merecemos lo mejor del mundo luego de todo lo que hemos pasado. Ahora es cuando te necesito, hermanita. Ya es momento de que despiertes de esa siesta y que te bajes de esa nube en que te tuvieron esos malditos padres. Eres fuerte, tienes el potencial para tener a todos y cada una de esas personas que nos hicieron tanto daño, a tus pies. Imagínate todo lo que podemos llegar a hacer si nos unimos.

—Estás loca...

—Somos iguales, Rachel.

—No, no somos iguales.

—Es cierto, tú eres mucho peor. Si no te unes a mí, serás infeliz por lo que te quede de vida. Esta es nuestra oportunidad para acabar con todos ellos.

—Prefiero ser infeliz que estar de tu parte.

—Oh, vaya. Has herido mis sentimientos — se bajó de la ventana y caminó por alrededor de la habitación—. Hay una noticia que debo darte y que no podía esperar más; vas a ser titi. ¿No estás contenta? — su confesión fue como un balde de agua fría por encima.

—¿Qué? No, eso no puede ser — negué con la cabeza.

—Cuando dos personas fornican sin protección, estas cosas pueden pasar. ¿Acaso no estás feliz por mí, hermanita?

—Eres una mentirosa. Ni siquiera tienes una barriga. No pienso caer en tus juegos mentales. Quieres volverme loca, sí, eso es lo que quieres, pero no lo vas a conseguir, maldita.

—¿Loca? — rio descabelladamente—. ¿Y alguna vez has sido cuerda? Mataste a Rebecca, yo misma lo vi con mis propios ojos. Esa noche fui testigo de la manera tan cruel en que le arrebataste la vida y la forma en que te repetías hasta el cansancio que se merecía haber muerto, tratando de justificar tus acciones. No somos tan distintas después de todo. Nuestra madre tenía razón cuando dijo que dentro nuestro habita alguien más. Puedo sentirlo. Ese alguien ha vivido con nosotras desde que nacimos. Es el mismo que toma el control cuando las cosas no salen como queremos. Ese día despertó de nuevo en ti y lo has querido ocultar de todos, pero no importa cuánto lo intentes, tarde o temprano tomará tu lugar. ¿No es fascinante el don que se nos fue entregado? Nuestras manos nos brindan justicia. Sabes cómo manipular a todos con esa cara de no romper ni un plato. Hasta a ese pobre hombre lo tienes bajo ese hechizo. ¿Todavía dudas de tu poder?

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora