32

564 74 6
                                    

Fui en busca de mi pijama y lo hice esperar mientras me cambiaba en el baño. No pienso dormir desnuda con este hombre, quién sabe si cambie de parecer e intente algo. Luego entré a la cama dándole la espalda porque no encontraba cómo enfrentarlo. Su acercamiento pude sentirlo inmediatamente, pues su mano se posó en mi cintura y sentí su aliento chocar en mi hombro. Se siente muy extraño estar así de cucharita con él. ¿Cómo se supone que pueda dormir estando así?

Cerré los ojos, tratando de calmarme, pues podía sentir como si mi corazón se me hubiera subido a la garganta. Hemos tenido intimidad, pero jamás habíamos tenido este tipo de interacción antes. Odio tener que admitir que me siento tan pequeña y protegida entre sus brazos.

—Te quiero, mi duendecilla — musitó, antes de estampar un suave beso en mi hombro, capaz de producirme ligeros escalofríos.

En una fracción de segundos mi rostro se ruborizó. ¿Qué es lo que sucede con este hombre? Hace días me decía que me odiaba y ahora de la nada sale diciendo que me quiere.

—¿Me quieres qué? ¿Me quieres matar? ¿Qué es lo en sí quieres de mí?

—Te quiero completamente.

—Te contradices mucho.

—Lo sé. Pero estoy dispuesto a todo por tenerte. No me apartes de ti.

Al cabo de dos semanas, Aiden se las arregló para que trajeran los cuerpos de mis padres a California y así pude despedirme de ellos. Han sido días muy deprimentes, pero a su vez, la compañía y atención de Aiden me ha servido de mucho. A pesar de que no tiene tacto al momento de decir las cosas, con sus hechos me ha demostrado que realmente está arrepentido y quiere hacer las cosas bien. Aún no me confío demasiado, pues tiende a cambiar fácilmente de parecer y a tomar decisiones muy severas y drásticas.

Según el reporte del forense, encontraron varios detalles, los cuales indican que en efecto mis padres no intentaron suicidarse, alguien más manipuló la escena para hacernos creer eso.

En el sistema de mis padres encontraron una sustancia desconocida, la cual Aiden asume que no ingirieron por su cuenta, pues los síntomas que provocaron en ellos fueron más o menos parecido al de un somnífero. Lo que quiere decir es que fue algo planificado.

No hallaron nada que pueda esclarecer el caso. Ni huellas, ni siquiera había rastros de que hubieran forzado la puerta o las ventanas. Todo indica que la persona tenía acceso a la casa de alguna manera o se había colado dentro en un descuido de mis padres. En sus cuerpos no había rastro de violencia o lucha, lo que hace todo más confuso.

Por más que trato de pensar en quién pudo haber hecho algo así, no hay manera de que pueda dar con el culpable. Debes estar bien enfermo como para cometer un acto tan atroz como ese.

Si hubiera sabido que la última vez que vería a mis padres sería en una caja, habría hecho todo lo posible para cambiar este amargo y cruel destino.

Aiden me sorprendió al llegar a la casa, pues había un auto blanco estacionado al frente.

—Es tuyo. La semana entrante empiezas la universidad y necesitas tener tu propio auto para que puedas moverte. Todo lo que dije al principio pienso cumplirlo, así que espero que tú también puedas hacerlo.

—Te juro que te pagaré por todo lo que estás haciendo.

—Ya hablamos sobre el método de pago.

—Hablo en serio. Te has tomado muchas molestias conmigo que en realidad no te corresponden, aun así, lo has hecho sin protestar. Lo menos que puedo hacer es devolverte un poco de lo que me has brindado durante estas semanas.

—Tengo suficiente con que te quedes conmigo. Por cierto, tienes una cita mañana con el abogado de tu padre para la lectura de su testamento.

—¿Mi padre dejó un testamento?

—¿Creíste que te dejaría desamparada?

—Mi papá era joven y siempre estaba al pendiente de su salud, ¿por qué habría de preparar un testamento desde ahora?

—Yo también tengo el mío preparado, es algo sumamente normal. Hombre precavido vale por dos. La muerte a veces nos llega cuando uno menos se lo espera.

—Cualquiera que te escuche pensaría que quieres morirte ya.

—No. No quiero morirme todavía. Ahora no, que tengo razones de peso para mantenerme con vida — se me quedó viendo fijamente y desvié la mirada de la incomodidad.

—Yo... daré una vuelta y estrenaré el auto. Muchas gracias por esto.

—Disfrútalo. Ya debo irme. Tengo cosas que hacer.

—Sí, cosas...

Por lo visto aún no piensa decirme nada. Supongo que la confianza no llega a tanto.

Culpable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora