Oficialmente me declaraba un jodido acosador.
Había estado vigilando sus movimientos desde que salió de su departamento. Le había dado instrucciones a Stefan para que la siguiera, y me informará todo sobre su cita.
Me encontraba en mi propio departamento cuando Stefan me envió imágenes de Rebeca entrando en el bar.
Las imágenes la mostraban en un vestido negro entallado que abrazaba deliciosamente cada una de sus curvas. Sus piernas lucían larguísimas, e inmediatamente me vinieron recuerdos de ella rodeándome la cintura con ellas mientras me hundía en su interior.
Y antes de que siquiera lo procesará, ya me encontraba manejando en su busca.
No quería interferir, solo verla.
Si claro, había hecho de todo menos solo quedarme viéndola.
Al llegar al bar de mala muerte, había tratado inútilmente de sobornar al guardia de la puerta de entrada para que le negará la entrada al idiota de Devon.
Dijo que aceptaría el dinero, pero que no era su culpa si el sujeto se colaba. Dudaba de que si quiera intentara detenerlo.
La idea de que sus ojos llegaran a ver lo hermosa que se miraba Rebeca esta noche empezaba a desesperarme, llevándome por medidas desesperadas.
Así que me puse en contacto con personas que me debían favores, para averiguarlo todo sobre el bar, descubriendo cosas interesantes.
Como que él dueño estaba a punto de quebrar, a pesar del aparente éxito de su negocio.
Le debía demasiado dinero al banco y a personas no tan legítimas. Por lo que no lo pensé dos veces antes de ponerme en contacto con él, pidiendo que nos reuniéramos en la zona VIP del establecimiento, donde podía vigilar perfectamente a mí ángel de ojos grises.
Me encontraba bebiendo Jack Daniels, teniendo un déjà vu de la noche en que la conocí. Estaba vigilándola desde lo alto y podía ver perfectamente cómo restregaba su trasero contra el cuerpo de la que supuse era Kate.
La pelirroja a la que aún no conocía y ya me había causado bastantes problemas.
Había pensado en enviar a Stefan a cuidarla en la pista, dado el espectáculo que daban ambas mujeres, pero deseche la idea cuando ellas solas se encargaron de alejar a las manos ajenas, fingiendo que eran pareja.
Esperaba que fingieran, porque de no ser así estaba hundido hasta la mierda, entonces.
Tuve que alejar mi mirada de la escena cuando el propietario de la franquicia de los bares Le Blanc, se acerca a la mesa en la que me había instalado.
Martin Blanc, era un hombre bajo y regordete, el cabello se encontraba engominado hacia un lado, y sudaba como un puerco.
No me perdí el detalle de que llevaba a cuatro hombres respaldándolo. Todo su porte y actitud daban la apariencia de ser alguien importante.
Pero yo había visto sus cuentas, así que sabía la verdad.
Toma asiento frente a mí, dejando un arma sobre la mesa.
Sentí a Stefan tensarse detrás de mi, pero a mi no me importaba esa acción. Sabia que si la sangre comenzaba a correr, debía preocuparme de los sujetos que lo acompañaban, no de él.
-¿Me buscabas?- Pregunta, tomando el trago que una camarera con poca ropa le ofrece.
Parecía demasiado joven para trabajar en un lugar como éste. Esa idea me entristeció un poco.
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The Boss
RomanceRebeca nunca imaginó que una simple noche de chicas y alcohol terminaría convirtiéndose en el pretexto perfecto para iniciar un romance prohibido con su sexy e irresistible jefe, Miller Kent. ¿Ambos podrán resistirse a las tentaciones del otro? ¿E...