Cuando Miller dijo que no estaba molesto, mentía.
No habíamos intercambiado más de dos palabras en todo el camino a casa, y el silencio comenzaba a ponerme ansiosa.
Cuando Jared habló con Kate y conmigo acerca de cuidar a las gemelas ni si quiera se me pasó por la mente consultarlo con Miller.
Jared había preparado un viaje a París para Sarah y para él, lo que sería algo especial pues serían sus primeras vacaciones como pareja desde que las niñas habían nacido.
La niñera que se quedaría con ellas había tenido un problema de último momento, por lo que no podría cuidarlas. Y sus padres no eran una opción, pues regresarían a Florida por la mañana.
Me giro en el asiento del auto, viendo cómo las gemelas dormían plácidamente contra el hombro de la otra.
Suelto un suspiro, acomodándome en el asiento, viendo que mi edificio quedaba a la vista. El auto de Ethan ya estaba en el estacionamiento y se encontraba bajando un par de maletas rosadas con dibujos de coronas.
-¿Todo eso para una semana?- Pregunto asombrada.
-Eso parece- Contesta secamente, apagando el motor y saliendo del coche.
Ruedo los ojos, haciendo lo mismo.
Abro la puerta trasera para tomar en brazos a una de las niñas, pero una mano en mi hombro me detiene.
-Déjame a mí- Murmura Miller, cargando a ambas niñas cómo si no pesaran nada.
-¿Seguro?
-Ajá.
Cierro la puerta y lo sigo hasta el ascensor, dónde Ethan nos esperaba cargado de maletas y bolsas dónde sobresalían peluches de unicornios.
-¿Y Kate?
Ethan presiona el botón de nuestro piso.
-Se adelantó para armar el castillo.
Lo miro confundida.
-¿Castillo?
Asiente, apoyando la cabeza en la pared.
-Será una larga noche.
Frunzo el ceño.
-¡Pero si ya están dormidas!
De pronto, las cabezas rubias que caían inertes sobre el hombro de Miller se levantan, revelando un par de sonrisas radiantes.
-¡Sorpresa!- Gritan.
Miller las baja y ambas me saltan encima, empujándome contra la pared, aunque Miller me sujeta de la cintura, dejando sus manos más tiempo del necesario.
-¡Rebeca!
-¡Estás aquí!
-¡Siguen juntos!
-¡Me debes tres dólares!
Una de las pequeñas se cuelga de mi pierna, mientras que la otra se aferra a mi mano. Las puertas del ascensor se abren y tengo que arreglármelas para poder caminar con una sola pierna.
-¿Harlow o Summer?- Pregunto, temerosa de haberlas ofendido.
-Harlow- Dice la niña que sujeta mi mano- Ella es Summer.
Mi mirada va de una niña a otra, tratando de buscar algún rasgo distintivo.
-Harlow tiene un lunar en el cuello- Murmura Ethan, pasando de mi.
Asiento, agradecida.
No creía poder pasar la siguiente semana adivinando quien era quien. Me volvería loca.
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The Boss
RomanceRebeca nunca imaginó que una simple noche de chicas y alcohol terminaría convirtiéndose en el pretexto perfecto para iniciar un romance prohibido con su sexy e irresistible jefe, Miller Kent. ¿Ambos podrán resistirse a las tentaciones del otro? ¿E...