CAPITULO 41

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Como Miller siempre había dicho, a Sarah le encantaba sacar la casa por la ventana.

Cuando la invitación a su fiesta de cumpleaños llegó en un papel con aspecto caro acompañado de una costosa botella de vino, sabía que sería algo ostentoso y no una pequeña fiesta como ellos decían.

Decidí que era un buen pretexto para volver a mi lugar favorito en todo el mundo.

El Spa de Emery.

Sólo que ésta vez quise compartir el paraíso con alguien más.

-¡Nunca había sentido mi vagina tan suave!

Kate no dejaba de levantarse la bata para ver el trabajo de Emery.

-Es gracias a los tratamientos- Ríe Emery, observando a Kate.

-Voy a tener que venir por el resto de mi vida si prometes que siempre se sentirá de esta manera.

-Hecho- Dice Emery, bebiendo de su piña colada.

Estábamos en el área de manicura y pedicura, relajándonos antes del gran evento, ya que para mi sorpresa, Kate también asistiría.

-¿Nerviosa?- Le pregunto.

-¿Tú que crees?

Me encojo de hombros.

-Ni que fuera la gran cosa- Digo como si nada, repitiendo lo que ella me dijo cuando conocí a los hermanos de Miller.

Rueda los ojos, metiéndose una fresa a la boca.

-No uses mis palabras en mi contra, Taylor.

-Son tus palabras, así que tu solita te atacaste.

-Las palabras son como armas cargadas  esperando el momento para atacar y lastimar- Concuerda Emery.

Kate nos lanza un puñado de uvas, refunfuñando en su lugar.

-Como dije antes, no pasa nada. Ni que fuera algo del otro mundo.

Me río, sabiendo que Kate estaba más nerviosa de lo que demostraba.

-Además- Prosigue- Ya conozco a Miller, y creo que es bien sabido que es el hijo de puta de la familia. Por lo que los demás deben ser más fáciles de tratar.

Enarco la ceja, bebiendo de mi mimosa.

-¿Tú crees?

Traga saliva, dudando.

-Miller es el más cabrón de todos, ¿No?

Me encojo de hombros, disfrutando de como Kate comenzaba a entrar en pánico.

Bien dicen que la venganza se sirve en un plato frío.

-Carajo- Murmura Kate.

-¿Ésta vez ya sabes que usarás?- Pregunta Emery.

Asiento, tomando lo último que quedaba en mi vaso.

-Kate y yo fuimos de compras la semana pasada.

-¿Ah, si?

Kate asiente, con la boca llena de fresas.

-Jamás podrás adivinar que estuvieron de oferta. Lucen lujosos y aptos para la ocasión.

Emery frunce el ceño.

-Creí que salían con tipos ricos.

Kate suspira.

-Es más que eso, es delicioso, sexy….

-¡Me refiero al dinero!

Las tres reímos.

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora