CAPITULO 18

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Ojalá Thomas Taylor fuera el tipo de persona que no contesta su teléfono.

Pero como la suerte no estaba de mi lado, el hombre había contestado al segundo tono.

Nos encontrábamos aún en la cama, mi espalda estaba apoyada en la cabecera y Rebeca estaba entre mis piernas, con su espalda recargada en mi pecho.

Me había costado tres orgasmos convencer a Rebeca para que llamara a su padre.

No es que me estuviera quejando.

-¡Hola cielo!- La voz de Thomas resuena por el teléfono en su mano, haciéndola dar un pequeño brinco en su lugar.

No era el único que esperaba que no contestara.

-¿Cariño, está todo bien?- Pregunta Thomas.

Rebeca se paraliza en su lugar, mirándome con ojos entornados.

-¿Cariño?- Vuelve a preguntar Thomas, al notar que su hija no contestaba.

Le doy un pellizco en el trasero, llamando su atención, sus ojos tornándose oscuros.

Interesante.

-Eh, hola papá- Responde con la voz ronca.

-Dios, estaba a punto de enviar una patrulla a tu casa.

Frunzo el ceño, pero Rebeca simplemente suspira y rueda los ojos, acostumbrada a las exageraciones de su padre.

-No tienes porqué hacer eso, estoy perfectamente segura.

La línea se queda en silencio.

-Vamos, dime que es lo que pasa- Dice Thomas, seriamente.

Rebeca comienza a morder involuntariamente la uña de su dedo, un claro signo de nerviosismo que había notado en estos últimas semanas.

-Bueno, verás …

-Rebeca…- Gruñe a través del altavoz.

-Tengo un novio- Escupe atropelladamente.

Se escucha un resoplido como respuesta.

Rebeca se cubre el rostro con el brazo, dejándose caer contra mi cuerpo.

-Tienes un novio- Repite, escupiendo la palabra con todo el veneno del que era capaz.

Ella traga saliva, esperando su respuesta.

-¿Está ahí?- Pregunta.

Rebeca asiente.

Palmeo su brazo, recordándole que su padre no podía vernos.

Gracias a dios.

No creía que le gustara mucho la imagen de nuestros cuerpos desnudos y enredados.

-Eh ,si. Justo aquí de hecho…

-¿Y no es capaz de tomar él mismo el teléfono?- Inquiere molesto- ¿Están en tu departamento?

Rebeca se cubre los labios con los dedos.

-Tal vez…

-Hija, ¿Sí o no?- Pregunta, sin mucha paciencia aparente.

-Sí, estamos en mi departamento- Responde, dándose por vencida.

-Bien, los veo en quince.

Eso la hace saltar de mis brazos, alejándose de la cama.

-Papa, no creo que sea…- Su mirada se clava en mi entrepierna, tragando saliva de manera escandalosa- Un buen momento.

Frunzo el ceño.

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora