CAPITULO 17

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El sol calentaba mi espalda desnuda.

Me estiro bajos la sábanas, sintiendo un cuerpo caliente a mi lado. Al abrir los ojos lo veo.

El rostro cincelado de Miller se encuentra relajado a centímetros del mío. Acaricio su mandíbula, cepillando la sombra de barba que cubría a su rostro.

Parecía tan tranquilo, como si no le hubiera contado las partes feas de mi vida la noche anterior.

Suspiro.

El día de ayer había sido una locura. Mi vida últimamente lo era.

Podía decir con facilidad que desde que conocí a Miller, todos los días eran intensos. Sentía las emociones a flor de piel.

Cuando vi a Michael ayer en el club, simplemente me sentí como una niña pequeña, indefensa y asustada. Por suerte para mí, Kate también lo había visto, así que no tuve que explicar nada.

Me había debatido todo el camino de regreso a casa como le explicaría mi comportamiento a Miller, y una vez que estuve debajo de la ducha, simplemente no pude dejar de pensar en que tal vez esto era demasiado para él. Me había resignado a que una vez que lo supiera, se iría, alejándose de mi, si es que aún no se había ido.

Pero me había equivocado.

Gracias a dios.

Miller seguía ahí, incluso después de contarle la historia de mi vida. Y el hecho de que me amara con todo eso, era algo increíble para mí.

El día de hoy, justo en este momento, lo amaba más que nunca.

Al mirarlo no puedo evitar que mi corazón explote de amor. Las lágrimas comienzan a surcar mis mejillas, pero por primera vez en mucho tiempo, no eran lágrimas de tristeza o de soledad, eran de alegría pura.

Eran lágrimas de amor.

Si es que eso tenía sentido.

Con cuidado, salgo debajo del brazo de Miller, que aún estando dormido, intentaba estar lo más cerca de mi. Ese pensamiento me hace sonreír.

Me pongo la camisa que Miller llevaba ayer y tomo unos leggins del cajón. Salgo de la habitación sin hacer ruido, cerrando la puerta detrás de mi. Me cepillo rápidamente los dientes y me ató el cabello en una coleta a lo alto de la cabeza, saliendo del baño.

El reloj de mi teléfono indica que son pasadas las siete, por lo que no había razón para que en la cocina flotará el olor a café recién hecho. Kate no despertaría hasta en una hora más.

Me detengo frente a la cocina, paralizada.

Un hombre grande se encontraba de espaldas a mi, cocinando algo en la estufa.

Desnudo.

Y sabía que no podía ser Miller, pues él no tenía tatuajes. Y el hombre frente a mi tenía un tatuaje en el trasero.

-Eh…

El hombre se gira, y por alguna razón, no me sorprende del todo que resulte ser Ethan.

-¡Buenos días!

-Buenos días- Murmuro, tratando de ver solo hacía su rostro- ¿Qué haces aquí?

-El desayuno- Contesta simplemente.

-Uhm, si… ¿Pero qué haces aquí?

Ethan comienza a servir el café.

-Pase la noche aquí- Explica.

Asiento.

-Con Kate- Añade.

-Claro…

-¿Quieres huevos?- Dice, y mi mirada automáticamente baja a su entrepierna.

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora