CAPITULO 4

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Me sentía como una puta.

Sabia que no tenía derecho a sentirme así, ya que estaba bastante segura de que había conseguido el trabajo mucho antes de que él llegara a interrumpir la entrevista.

Pero el hecho de que me dijera oficialmente que ya tenía el trabajo, justo después de dejarlo estar entre mis piernas, no me estaba ayudando.

Entro en la pequeña cafetería donde Kate me citó para almorzar. Afortunadamente te no tardo en encontrarla, pues el cabello la hace distinguirse de entre los demás.

Llevaba unos jeans claros y una camiseta rosa bebé. El cabello estaba atado en un moño a lo alto de su cabeza, con unos cuantos mechones sueltos, lo que le daba una apariencia informal y relajada.

Acercándome a su mesa, corro la silla y tomo asiento frente a ella. Su sonrisa radiante hace que mi mal humor disminuya, pero solo un poco.

-¿Y bien?, ¿Conseguiste el empleo?- Sus ojos brillantes estaban evaluando mi rostro, en busca de alguna pista.

La ignoro deliberadamente, en cambio, saco mi teléfono de mi bolso, mostrándole una imagen de Miller que había sacado de internet cuando salí del edificio.

Confundida toma el teléfono y su rostro se transforma totalmente. Sus ojos se abren sorprendidos y su mandíbula se queda abierta.

No la culpaba, yo reaccionaba de la misma manera.

-¿Quién es este sujeto?, ¿Y porque parece listo para follar?

Los recuerdos de hace un rato hacen que me remueva incómoda en mi asiento.

-¿Lo conoces?- Inquiero.

-Claro que no- Suelta un bufido, como si mi pregunta le resultará estúpida.

-¿Estás segura?- Insisto.

Kate rueda los ojos.

-Demonios Rebeca. Si hubiera visto a ese hombre en mi vida, te juro que no lo habría olvidado ni en un millón de años- Su dedo se desliza en las imágenes que había descargado en el teléfono- Créeme cuando te digo que no lo he visto ni en sueños. Pero puedes apostar a que a partir de ahora lo estará.

Sintiéndome repentinamente territorial, le quito el teléfono de las manos, viendo la última foto que había descargado, una donde sus ojos miraban profundos directamente a la cámara.

Jesús.

Incluso una foto podía hacerme sentir débil de las piernas.

-Es mi jefe- Le suelto.

Kate ni si quiera intenta ocultar su sorpresa.

-¿Eso significa que tienes el trabajo?

Asiento, deshaciendo una servilleta con los dedos.

-Tendré que visitarte más seguido a este nuevo empleo.

Ruedo los ojos, decidiendo ir directa al grano.

-Es el tipo del bar.

-¿Cuál tipo?- Pregunta confundida.

-El tipo que dijiste que era Simon, idiota.

Kate niega.

-Déjame decirte algo. Simon se parece absolutamente en nada a este sujeto, ¿Cómo dices que se llama?

-Miller...- Cierro los ojos ante el recuerdo de su voz susurrándome su nombre antes de besarme- Miller Kent.

-Ni si quiera sus nombres se parecen, ¿Porqué diría que son la misma persona?, tendría que estar loca para decir tal cosa...

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora