CAPITULO 14

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Me encontraba sentada en un pequeño restaurante que estaba cerca de la editorial. Era un local pequeño con plantas por todas partes, dando así una apariencia cómoda y relajada.

Se suponía que estaba en mi hora de almuerzo y como una de mis reuniones se adelantó, estaría fuera de la oficina por el resto del día. Lo cual era cierto, solo que la reunión la añadí de último momento, puesto que no estaba programada, y había cancelado las que sí lo estaban.

Pero no era idiota. Sabía que una vez empezado esto, no pararía hasta en unas horas. Así que venía preparada mentalmente para ello.

Me encontraba revisando el menú, odiando la gran variedad de ensaladas que servían ahí.

¿El menú de los demás era igual, o sólo el mío decía que me faltaba comer lechuga?

Estaba a punto de pedir una ensalada con pollo, cuando varios de los comensales comenzaron a murmurar por lo bajo, y la vista tanto de hombres como de mujeres seguían la espalda de mi cita.

No los culpaba, yo misma babeaba cuando miraba a cualquiera que tuviera la sangre de los Kent.

¿Qué les daría de comer su madre cuando eran niños?, ¿Otros niños?

Sarah Crown era una belleza digna de admirar.

Con su cabello negro brillante y un traje de dos piezas color melón enfundando sus curvas de impacto, lucía despampanante. Se coloca los lentes de sol en la cabeza, nada más verme. Su sonrisa mostrando una hilera de dientes blancos.

-¡Ahí está mi cuñada favorita!- Musita, recibiéndome con un abrazo.

-¡Hola!, ¿Cómo estás?

Toma asiento frente a mi, soltando un ruidoso suspiro.

-¡Cansada!- Levanta las manos en una señal de exasperación- Literalmente acabo de bajar de un avión, y si no meto algo a mi boca en los próximos cinco minutos, me temo que tendrás que planear mi funeral.

-¿Y porque no lo mencionaste cuando te llamé?, pudimos quedar otro día.

Aunque yo necesitaba que fuera hoy.

-¡Para nada!, tú me llamaste para quedar a comer, y aquí estoy. No pienso irme hasta en unas horas, así que estás atrapada conmigo- Contesta, llamando a un mesero.

Suspiro aliviada. Porque dejarla ir no estaba en mis planes.

-Bienvenidas, ¿En qué puedo ayudarlas?- pregunta el mesero.

-Yo quiero una ensalada de…

-¿Porqué querrías comer una ensalada?- Me interrumpe, indignada.

-Uhm, creí que es lo que tú comerías- Admito.

Sarah aprieta los labios, en desaprobación.

-Déjame preguntarte esto, Si no estuvieras tan nerviosa, ¿Qué pedirías?

Mi estómago gruñe, así que no es necesario pensarlo tanto.

-Una hamburguesa con papas.

Asiente, girándose hacia el mesero.

-¿Puedes traer dos ordenes de hamburguesas con todo?. Ah y dos té helado- Añade.

El chico asiente, retirándose y dejándonos solas.

-Debes dejar de hacer cosas que crees que me agradarían. Somos familia ahora, así que tienes total libertad de ser exactamente como tú eres.

-Entiendo…

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora