CAPITULO 58

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Para estar embarazada, lucía jodidamente caliente.
No me consideraba una persona narcisista,  pero sabía que levantaría más que miradas ésta noche.
Me giro, mirándome desde el espejo del departamento, hipnotizada por el movimiento de la tela a mi alrededor cada que me movía.
Él último gasto innecesario que me iba a permitir en un tiempo era este vestido de piedras plateadas que se aferraba a mi cintura y caía suelto por mis muslos. Tenía un escote pronunciado que resaltaba mis pechos. Era lo suficientemente suelto en el abdomen para no lastimarme y hacía un excelente trabajo ocultando mi abultado vientre.
Le sonrío a mi reflejo antes de salir de mi habitación y esperar a Kate en la estancia, donde Ethan estaba sujetando su cabeza con sus manos.
-¿Estás bien?
Asiente, sin levantar la cabeza de sus manos.
-Me corrió de la habitación- Murmura.
-¿Qué le hiciste?
Ríe sin humor, recargando la cabeza en el respaldo del sofá.
-¿Porqué crees que yo hice algo?
Me encojo de hombros, sentándome a su lado.
-¿Qué pasó?
-No le cerró el vestido y se puso a llorar. Entonces intenté ayudarla y el cierre se rompió.
Hago una mueca.
-Sí que fue tu culpa.
Me mira molesto.
-¿Y eso porqué?, ¡Sólo intentaba ayudarla!
Chasqueo la lengua.
-Bueno, tú la embarazaste.
En vez de molestarse sonríe, sus ojos perdiendo todo rastro de angustia.
-Es cierto- Me mira con ojos brillantes- Voy a ser padre.
Palmeo su hombro.
-Serás el mejor de todos, ya verás.
-Qué Miller no te escuche, quiero seguir vivo por mucho tiempo.
Bajo la mirada a mi regazo.
-A Miller no le importa.
-No digas eso- Me regaña.
Jugueteo con el borde del vestido, evitando su mirada mientras hablo.
-Me lo ha dejado muy claro, Ethan. No quiere saber nada acerca del bebé.
Suelta un gruñido, frotando su rastro.
-Eso no es cierto, Rebeca.
-¿Porqué lo dices?
-Es solo que Miller está muy confundido en este momento, eso es todo.
Frunzo el ceño.
-¿Es acerca de su pasado?
Me mira por el rabillo del ojo antes de asentir lentamente.
-Su pasado, presente y futuro- Se rasca la nuca- Es demasiado para él, lo admita o no.
-Yo podría ayudarlo con la carga- Murmuro.
Ethan niega.
-Necesita arreglar su mierda él solo y no arrastrarte junto con él.
Hago una mueca.
-Los hombres y su lógica apestan, por si no lo sabías.
Se encoje de hombros, sin ofenderse.
-No somos el género más inteligente- Concuerda.
La puerta de la habitación de Kate se abre, revelando a mi amiga con un pantalón que enmarcaba su cintura y caía suelto por sus piernas junto con un top de encaje negro que resaltaba las pecas en sus pechos.
-¿Cómo luzco?
Da una vuelta sobre si misma, mostrándonos el conjunto.
-Cómo la madre de mis futuros hijos- Responde Ethan, arrodillándose frente a ella y besando su vientre.
Kate ríe, acariciando la cabeza de Ethan antes de hacerlo que se levante.
-Vamos grandulón, hay una fiesta que nos espera.
Abro la puerta, encontrándome de frente con Stefan, quien recorre el largo de mi vestido con la mirada.
Frunce el ceño, cruzándose de brazos.
-No.
Lo miro confundida.
-¿No, qué?
-No puedo llevarte con ese vestido.
Pongo los brazos en jarras.
-¿Porqué?
-¿Porqué?- Repite- Tengo una polla que me encanta Rebeca, no quiero perderla sólo porque cometí el error de llevarte a un club luciendo cómo la fantasía caliente de cualquier hombre.
Ruedo los ojos.
-No seas exagerado- Rezongo, rodeándolo y saliendo al pasillo.
Stefan corre detrás de mí.
-Hablo en serio, Rebeca- Dice tras de mí- Aún no decido quien va a golpearme más fuerte, sí Miller o tu padre.
Me detengo en seco, señalándolo.
-¿Qué tiene que ver mi padre con esto?
-Bueno…
-Stefan…- Advierto.
Suspira, dándose por vencido.
-Intentó patearme el culo en cuanto me vio llegar después de lo de Michael.
Hago una mueca.
-Lo siento por eso- Murmuro, siguiendo mi camino.
-Carajo, acabo de firmar mi sentencia de muerte- Murmura, entrando en el ascensor.
-¿Porqué?- Pregunta Kate, abrazando el costado de Ethan.
Stefan me señala.
-Voy a llevarla a la boca del lobo luciendo así.
-Yo creo que se mira bien- Dice Ethan.
Kate asiente, reparándome.
-Si lo que te preocupa es Miller, deberías dejar de hacerlo- Dice- Él fue el que la dejó, no ella.
Me hace girar sobre mis pies, causando un tintineo con el movimiento de la tela del vestido.
-Ahora tiene que pagar el precio de sus decisiones.

El club al que Emery nos había citado estaba decorado en tonos rojizos y negros, dándole un aura sensual al montón de cuerpos que bailaban en medio de la pista.
Ethan nos arrastra por la pista hasta llegar a una de las mesas, donde Emery estaba besándose con un hombre rubio que parecía estar a dos segundos de follarla sobre la mesa.
-Hay un hotel a un par de cuadras de aquí- Grita Kate, sobre la música.
-¿Cómo sabes?- Inquiere Ethan, frunciendo el ceño.
Kate se alza sobre las puntas de sus pies, besándolo en los labios.
-Antes de ti tenía un pasado, bombón.
Ethan gruñe, acercándola a su cuerpo.
-Sigue así y te arrastraré de regreso al auto.
Desvío la mirada de la escena, incómoda.
-Chicas- Nos llama Emery, con una gran sonrisa en los labios- Él es mi esposo, Joe.
Joe nos estrecha la mano, regalándonos una sonrisa brillante.
-Joe Thompson- Se presenta- Ustedes deben ser Rebeca y Kate.
-Yo soy Rebeca, y ella es Kate- Señalo a mi amiga.
-He escuchado hablar mucho de ustedes- Nos dice, rodeando los hombros de su esposa.
-Espero que sólo cosas malas- Responde Kate, guiñándole un ojo.
Todos reímos.
-Vamos, pedimos unas cervezas y…
-¡¿Estás loco?!- Grita Stefan, que sale de la nada- ¡Están embarazadas!
Frunzo el ceño, mirándolo mal.
-¿De dónde saliste?
Rueda los ojos.
-Cuido de ti- Explica- Me mantendré cerca de ti toda la noche.
-¿Incluso cuando llegue su cita?- Inquiere Kate.
La miro mal, sabiendo que Stefan se volvería loco.
-¡¿Cita?!- Explota- ¡No me lo dijiste!
Alzo las manos, rindiéndome.
-No creí conveniente que lo supieras.
Se pellizca el puente de la nariz.
-Me van a matar.
-Es lo más seguro- Concuerda Ethan, dándole un trago a su cerveza.
-No ayudas, hombre- Murmura.
Mi teléfono suena en mi bolso, por lo que lo tomo para contestar la llamada.
-¿Hola?
-¡Rebeca, hola!, ¿Dónde estás?- Contesta Nick.
Me giro sobre mis pies, buscándolo entre la multitud hasta encontrarlo. Levanto una mano sobre mi cabeza, llamando su atención hasta que sus ojos se fijan en los míos.
Nick sonríe en la distancia antes de cortar la llamada y caminar hasta donde me encuentro.
-Luces hermosa- Dice, haciendo ademán de abrazarme, pero una mano sobre su hombro lo detiene.
-¿Te gustan tus manos?- Pregunta Stefan, mirándolo con el ceño fruncido.
Nick baja la mirada a sus manos antes de asentir lentamente.
-Pues mantenlas alejadas de ella, ¿Escuchaste?- Espeta Stefan, apretando su agarre sobre él.
Niego, empujando el pecho de Stefan.
-Puedo cuidarme yo sola, gracias.
Stefan me mira mal antes de asentir y desaparecer entre el mar de cuerpos. Ruedo los ojos, girándome hacía Nick.
-Lo siento por eso, en serio.
-No te preocupes, es bueno saber que alguien cuida de ti.
Sonrío.
-Lo sé, aunque a veces es muy sobreprotector.
-¿Y él es?...
-Uhm.
-Mi guardaespaldas- Dice Ethan, acercándose.
Nick lo mira asombrado.
-¿Señor Kent?
-El mismo- Responde, mirándolo mal
-Es el hermano de Miller- Me apresuro a decir.
-¿Segura?- Pregunta, receloso.
-Si fuera Miller no estarías aquí, amigo. Considérate afortunado de que sea yo y no él.
Ruedo los ojos.
-Ethan, ya cállate- Espeto molesta.
-¿Ahora que hice?. Sólo
Lo hablo con mi amigo, eso es todo.
Tomo la mano de Nick, llamando su atención.
-¿Quieres bailar?
Le da una última mirada a Ethan antes de arrastrarme lejos. Nos detenemos casi en el centro de la pista, donde rodeo los hombros de Nick y comenzamos a bailar al ritmo de la canción que resuena por el lugar.
Después de un par de minutos siente la suficiente confianza de posar las manos en mis caderas, apretando suavemente.
-Eres aún más sexy que en preparatoria- Murmura en mi oreja.
Sonrío, incómoda por el comentario.
-No puedo creer que después de tantos años estemos aquí, juntos- Continúa.
Trago saliva.
-¿Ya habías venido aquí?- Cambio de tema, mirando a mi alrededor.
Nick frunce el ceño.
-De hecho no. Había pasado por aquí un par de veces pero nada más.
-Yo igual- Murmuro, mirando que había una pequeña multitud de mujeres corriendo al segundo piso.
Le resto importancia y me concentro en mi cita.
-¿Quieres beber algo?- Pregunta, ubicando su mano en mi espalda baja.
Asiento, dándome cuenta de lo sedienta que me encontraba.
Nick nos lleva hasta la barra, donde pide un trago para él y una limonada para mí. Nos quedamos cerca de la barra, charlando de nada en especial hasta que Nick suspira ruidosamente antes de beber el resto de su trago, armándose de valor.
-Voy a ser sincero contigo, Rebeca.
Trago saliva, nerviosa.
-Nick…
-Nunca te olvide, ¿Sí?- Me toma por los hombros- La última vez que te vi dijiste que no estabas lista para una relación, y lo entendí. Pero ahora somos adultos  y entiendo que sigo sintiendo lo mismo que hace años.
Sube mi mano hasta su pecho, donde su corazón late acelerado.
-Me siento como cuando tenía diecisiete, joven y enamorado de ti, Rebeca.
Lo miro con los ojos como platos, no sabiendo que decir.
-Sé que estás embarazada, y no me importa- Se acerca otro paso, uniendo su pecho al mío- Podría criarlo como mío, si tu me lo permites.
No me da tiempo a contestar porque pega sus labios con los míos. Cierro los ojos, disfrutando de su cálida lengua junto a la mía.
Sus labios eran tan dulces y suaves como los recordaba, y eso me hizo sentir melancólica.
Necesitaba pasión y vehemencia, quería sentirme deseada y consumida por el hombre que amaba.
No esto.
Separo mis labios de los suyos y Nick jadea, mirándome con ojos brillantes.
-¿Rebeca?...
-No puedo- Murmuro, soltándolo y retrocediendo un paso- Lo siento.
Me mira confundido.
-¿Fui demasiado directo?
Mi mirada se desvía al grupo de mujeres en el balcón.
-Estoy enamorada de alguien más.
Asiente, comprensivo.
-¿Miller?- Adivina.
Me muerdo el labio, asintiendo.
-Entiendo- Suspira, pasando una mano por su cabello.
-Lo siento- Me disculpo, con la vista fija en mis pies.
Niega.
-Por favor, no te disculpes- Ríe- Tenia un presentimiento de que algo pasaba entre ustedes el día de la editorial, pero…
Suspira, acariciando mi mejilla.
-Quería intentarlo.
Se da la vuelta, pero antes de irse se gira una última vez.
-Tú fuiste mi inspiración para mi libro, Rebeca- Se encoje de hombros- Y es muy probable que seas el de mis próximos libros.
No espera respuesta y se va, perdiéndose entre el mar de personas.
Suelto un suspiro, pidiendo una botella de agua y bebiéndomela rápidamente antes de dirigirme con paso decidido hasta las mujeres que intentan entrar al área VIP.
Apenas me ve llegar, el portero me deja entrar, lo que confirma mis sospechas.
-Casi me manda a hacer una zanja a las afueras de la ciudad- Me regaña Stefan, que está con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
Ruedo los ojos.
-¿Dónde está?
Con un movimiento de cabeza señala una de las mesas de al fondo, por lo que es a donde me dirijo.
Se encontraba sentado en un sofá de cuero negro, con una botella de Whisky a su lado y un vaso medio lleno en su mano.
Sus ojos recorren con pereza cada centímetro de mi cuerpo, hasta llegar a mis ojos. Mi respiración se acelera cuando se relame los labios, recargando se en el respaldo del sofá.
-¿Ya mencioné que me excitas cuando usas esa chaqueta de cuero?- Murmuro, acercándome despacio.
Niega suavemente antes de beberse el contenido del vaso.
-No, pero estás a punto de gemirlo.

The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora