CAPITULO 36

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No había visto a Rebeca en toda la tarde.

Desde que habíamos vuelto del huerto de manzanas se había encerrado en la cocina sin dejar entrar a nadie, ni si quiera a mí. Thomas no estaba preocupado, pero yo sí.

Cuando dijo que se trataba de una pequeña reunión familiar, creí que solo se refería a la familia de su hermana y Thomas. Pero no pude estar más equivocado.

Había al menos una docena de personas en la cabaña, riendo y platicando entre sí.

Estaba solo en una esquina de la cabaña con una cerveza en la mano, observando como la familia de Rebeca se saludaban con entusiasmo.

De vez en cuando revisaba el pomo de la puerta, esperanzado a que Rebeca haya quitado el seguro desde la última que revisé, pero no había sido así.

Como al parecer yo no era bienvenido en la cocina, decidí que nadie más lo sería. Por lo que cuando miraba a alguien con intenciones de molestar a Rebeca me ubicaba amenazadoramente entre la puerta y ellos, impidiéndoles el paso. Eso hacía el truco, pues hasta el momento nadie más que yo había insistido en entrar.

Hasta ahora.

Una mujer de mediana edad se dirige hacía mi puesto con una mirada decidida.

Cuadro los hombros, extendiéndome en toda mi altura, advirtiéndole sin necesidad de palabras.

Cuando por fin se encuentra frente a mi, su mirada me recorre desde los pies a la cabeza, arrastrando lentamente sus ojos sobre mi cuerpo. Me remuevo incómodo en mi lugar, mirándola con el ceño fruncido.

-Lo siento, no puede entrar.

La mujer me ignora deliberadamente, mirándome fijamente.

-¿Miller?

Asiento lentamente, tratando de recordar si ya la había visto antes, y rezando por que no sea una antigua follada, porque eso era lo último que necesitaba en este momento.

-¿Miller Kent?- Insiste.

Trago saliva, más que dispuesto a romper la puerta para alejar a Rebeca de quien sea que sea ésta mujer.

Estás jodido Kent.

-¿Eres el novio de Rebeca?

-La última vez que pregunté, lo era.

Ella sonríe de lado, y el gesto me parece conocido.

-No quiero sonar como un idiota, pero, ¿La conozco?- Inquiero, tratando de acabar con esto de una vez por todas.

-No. Pero he oído hablar tanto de ti que yo sí que te conozco. Aunque quiero confirmar si lo que he escuchado es cierto.

Suelto el aire de mis pulmones, agradecido por que la mujer no representaba un peligro para mi relación.

-¿Quién es usted?

-¡Ay!, ¿Pero dónde están mis modales?

Extiende una mano en mi dirección, por lo que se la estrechó rápidamente.

-Soy Diana Field, la tía de Rebeca.

Paseo la mirada por su rostro, entendiendo porque la mujer me parecía tan conocida, y eso era porque era muy parecida a Rebeca.

-Un gusto conocerla, señora Field.

Ella asiente, lanzándome una mirada cálida.

-Soy la hermana mayor de Lydia.

La miro confundido, preguntándome quién diablos era Lydia.

-Es la madre de Rebeca- Explica, e inmediatamente me sentí como un estúpido.

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