-¡Estás embarazada!
No llevaba ni diez minutos despierta y ya estaba a punto de desmayarme de nuevo.
-¿Qué dijo?
La doctora Carson sonríe, palmeando mi pierna.
Estábamos en una pequeña clínica lo suficientemente pequeña para no darme un ataque de pánico.
Me encontraba recostada en una camilla con una franela cubriendo mi cuerpo de la cintura para abajo. Aunque pudieron llevarme a un hospital y aún así no me habría importado.
Embarazada.
-¿Está segura de que los análisis son míos?
La doctora frunce el ceño, revisando la información en su tablilla.
-¿Eres Rebeca Taylor?
Asiento.
-Entonces si. Tus análisis de sangre dieron positivo.
-Positivo, pero, ¿A qué?
-Embarazo, señorita. ¿Está segura de que no se golpeó la cabeza?
Niego, exasperada.
-No lo entiendo. Mi doctor me dijo que era estéril hace unos cuatro o cinco años- Murmuro, tratando de entender.
Hace una mueca, volviendo su atención a la tablilla.
-Pues te dio mal la información cariño. Eres una mujer sana de veinticinco años con excelente fertilidad. Y estás embarazada.
-¿Cómo pasó?
Toma asiento en la cama, mirándome con atención.
-Es un proceso muy fácil, hecho. Solo necesitas a un hombre para que te meta…
Alzo las manos, haciéndola callar.
-¡Ya sé cómo pasó!
Se encoje de hombros.
-Usted preguntó.
Meneo la cabeza, tratando de aclararme.
-¿Significa que todo este tiempo fui una mujer fértil?
Asiente, comprensiva.
-Lamento mucho que creyera lo contrario.
Un sollozo se escapa de mi garganta, abriéndole el paso a las lágrimas, las cuales dejo que corran por mis mejillas.
La doctora abre la puerta y deja entrar a mis amigos, quienes se apresuran a la camilla, abrazándome.
-¿Estás bien?
-¿Qué te dijeron?
-Miller va a matarme si algo va mal, así que por favor dime que estarás bien- Ruega Stefan, mirándome preocupado.
-Estoy… yo…
Kate me toma de los hombros, tratando de tranquilizarme.
-¿Tú, qué?
-Está embarazada- Dice la doctora.
Todas las cabezas de la habitación se giran en su dirección, confundidas.
-¿Qué dijo?
La mujer asiente.
-Hay un bebé en su interior.
-¿Cómo pasó eso?- Pregunta Kate, atónita.
-Bueno, te diré que necesitas un poco de sem…
-No quiero escucharlo- Dice Kate.
La doctora refuña.
-Nadie quiere escuchar de dónde vienen los bebés- Murmura.
Emery me señala.
-Está embarazada. Creo que sabe perfectamente cómo se hacen los bebés.
Kate me abraza y me aferro a ella, no parando de llorar.
-¿Estás triste?- Murmura.
Niego, sorbiéndome la nariz.
-Claro que no. Es probablemente el día más feliz de mi vida.
-¿Y entonces porqué lloras?
-¡Voy a ser madre!- Grito, sonriendo y con lágrimas en los ojos- ¡Y el bebé es de Miller!
¿Acaso mi vida podría mejorar?
-¡Voy a ser tía!- Grita Kate entusiasmada, abrazándome.
-¡Y madre!- Aplaude la doctora.
La habitación se queda en silencio de nuevo y todos volteamos a ver a la doctora.
-¿Qué dijo?
Se rasca la nuca, nerviosa.
-Creo que me precipite a los resultados.
Kate suelta el aire, aliviada.
-¿Entonces no estoy embarazada?
La doctora niega, revisando su tablilla y entregándole una hoja.
-Sí lo está, pero debía entregarle primero esto.
-¿Qué es eso?- Pregunto.
-Sus análisis de orina que pidió.
Saca un puñado de brillos de su bata y nos lo arroja a la cabeza.
-¡Felicidades, serán madres!
Kate se congela a mi lado.
-Usted es una mierda para dar noticias- Inquiere Emery, ayudando a Kate a sentarse.
La mujer se encoje de hombros.
-Es mi primer día- Se excusa.
-Se nota- Murmura Stefan, con amargura.
-Felicidades señor- La doctora palmea su espalda, lanzándonos una tierna mirada.
La miro confundida.
-Uhm, nosotros no…
-¡Carajo!- Grita Stefan- ¡Les dije que debimos usar condón!
Se muerde los nudillos, viendo al techo, como suplicando.
-No volveré a hacer un trío sin protección.
La doctora nos mira atónita.
-Yo, bueno…
Frunce el ceño.
-Tengo que irme. Ya está dada de alta, puede irse señorita Taylor.
-¡Espere!- La detengo.
-¿Si?
-¿Qué pasa con el sangrado?- Me toco el vientre- Era demasiada sangre, yo…
La doctora asiente.
-No es nada, te dimos medicamentos por intra venosa. Pero debes reducir todo aquello que te cause estrés. Estás embarazada y no debes olvidarlo.
Asiento, sintiéndome dentro de un sueño.
Miller.
Debía contárselo cuanto antes.
-¿Cómo es que no notaron que estaban embarazadas?- Pregunta Emery.
Kate le lanza dagas con los ojos.
-Discúlpame- Gruñe- Nunca había estado embarazada.
Emery rueda los ojos.
-Debieron notar algo fuera de lo normal- Inquiere- Dolor de espalda, cansancio, pechos pesados o sensibles…
Miro mal a Kate.
-¡Dijiste que había sido el vino!
-¡Yo creí que era eso!
Siento mi corazón titubear por un momento.
-¡Kate!
-¿Qué?
-¡Estuvimos bebiendo vino cómo si fuera agua el mes pasado!
-¿Y eso qué?
Ruedo los ojos.
-¡Se supone que es malo para el bebé!
-¡No lo escuché quejarse!
-¡Kate!- La regaño.
Alza las manos, rindiéndose.
-¡Lo siento!, ¡Estoy a punto de entrar en pánico!- Espeta, con ojos desorbitados.
Suelto un suspiro, comprensiva.
-Te entiendo, esto es inesperado.
-¡Dímelo a mí!
Acaricio su espalda.
-Vamos a estar bien- Prometo.
-¿Tú crees?- Pregunta, con ojos llorosos.
Asiento.
-Por supuesto que sí. No es como que estemos solas y no sepamos de quien es.
Kate se sorbe la nariz.
-Tienes razón, puede ser peor.
-¿Están listas para ir a casa?- Pregunta Stefan, entrando a la habitación y empujando una silla de ruedas- Las enfermeras comienzan a incomodarme.
-¿Desde cuando te incomodan las mujeres?- Pregunto, sentándome en la silla que me ofrece, sabiendo que era política del hospital.
Stefan bufa.
-Desde que tienen cincuenta años y están casadas.
Salimos de la clínica, en dirección al estacionamiento. Kate y Emery suben detrás y Stefan me abre la puerta.
-Stefan…
-¿Sí?
Me muerdo el labio.
-¿Crees que esto se pueda mantener entre nosotros?
Stefan palmea mi hombro, reconfortándome.
-No tienes que pedirlo. Es tú bebé, es tu elección decidir cuándo lo presentarás al mundo.
Sonrío, agradecida.
-Gracias, en serio. Por todo.
Niega.
-No es problema. Estoy para cuidar de ti.
Subimos al auto y todos permanecemos en silencio en el transcurso de regreso a casa. Reviso mi teléfono y noto decepcionada que no tenía noticias de Miller.
¿Cómo se tomaría la noticia?
El día anterior casi le da un infarto cuando hablé de la adopción, ¿Qué será de él cuando le diga que estoy esperando un bebé suyo?
Un bebé.
¿Sería niño o niña?
¿Él tendría alguna preferencia?
¿La tenía yo?
¿Tendría sus ojos?
¿O su cabello?
Tal vez heredaría su carácter.
Esa idea me hizo sonreír.
Acaricio mi vientre, sabiendo que dentro se encontraba lo más valioso que poseía.
Estaba embarazada de Miller Kent, el amor de mi vida.
Y las cosas no podrían ser mejores.
ESTÁS LEYENDO
The Boss
RomanceRebeca nunca imaginó que una simple noche de chicas y alcohol terminaría convirtiéndose en el pretexto perfecto para iniciar un romance prohibido con su sexy e irresistible jefe, Miller Kent. ¿Ambos podrán resistirse a las tentaciones del otro? ¿E...