Capítulo 38

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De repente se me a vuelto a revolcar el estómago por el olor y me adelanto hasta que tengo a Harry al lado de mi, se me enchina la piel cuando siento su hombro chocarse accidentalmente junto al mio.

Solo hay una mujer discutiendo con una niña (supongo su hija) y una pareja de ancianos sentados en la banca de adelante. Harry va hasta la última mesa de atras y yo no tardo mucho en sentarme junto a el.

—¿Porque aquí?

—Bueno pues puede ser porque casi te desmayas después de jalarle el pelo al vejete. ¿Que se te paso por la cabeza? —que verguenza..., hasta Harry lo vio. Agacho la mirada y veo los signos tatuados en sus dedos.

—Cuando me enojo con alguien siempre termino jalandole el cabello —le digo y automáticamente siento verguenza.

—¿Ah, si? —arquea una ceja —¿te tengo que hacer enojar más seguido entonces?

Me levanto del asiento y le doy un puñetazo en el brazo, se rie y mis labios por alguna razón hacen lo mismo.

—Para tus obscenidades.

—No son obscenidades. Le das demasiadas vueltas a todo, uno dice algo y terminas pensando otra cosa, —pongo los ojos en blanco porque definitivamente si lo decía con el doble sentido —Pero hablando enserió, la escena del paradero si parecía sacada de una novela de las tres de bajo presupuesto. Si hubieras visto la cara del pobre tipo, Estaba como: ¡Señor agente, no se que perra y algo más! Ese fue la cereza del pastel —, y cuando se parte la risa captó algo.

—¿Eso quiere decir que si le dije perra tu abuela en presencia de Merly entonces insulte a la mama de la señora Merly estando ella presente?

—Eso significa que la cagaste.

—Bueno búrlate de mi todo lo que quieras pero nadie superara tu patética actuación cuando llegaste con todos como:  mírenme, llegue yo, ¡¡¡Harry!!!. Como una patética Kardashian.

Me quedo mirándolo fijamente pero me sorprendo el doble cuando vuelve a reírse en mi cara —Muy mal Lili Ann, un intento nefasto de seguirme el rollo.

Me encojo de hombros y lo miro como si fuera un bicho raro.

Porque lo es.

—No es rollo de nada.

—Vale, me siento alagado de que pienses que soy tan importante como para llegar como un Kardashian.

Estoy por contradecirlo hasta que llega una chica castaña con un delantal y sombrero con el logo de McDonald's.

—Buen día ¿ya chequearon la carta? ¿Puedo ayudarles en algo?

Dios santo! Estaba tan encasillada hablando con Harry que e olvidado la carta justo sobre la mesa.

—Eh...

—Yo solo quiero una gaseosa —Harry se me adelanta y lo miro estupefacta, ¿solo eso?

Yo pienso rápido y pido lo que hace meses alguna vez pedí aquí. Lo típico. 

—Y yo una Hamburguesa picante, con papas fritas, aderezo y jugo... pero que el aderezo sea picante, por favor.

La chica sonríe y mira a Harry, pego el puño a la mesa y no puedo evitar mirarle la cara de arriba abajo.

—Y que sea de mango —Susurro lo ultimo con los dientes bien apretados. —Gracias...

Finalmente se va.

Se me congela la piel cuando me acabo de dar cuenta lo que acaba de pasar. ¿Celos porque una mujer miro a Harry? No, imposible. De solo pensarlo se me escuece el intestino.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora