capítulo 9

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El uniforme me queda a la medida, que alivió. Es un vestido negro pegado a las caderas, mientras el cuello y el mantel de tela blanco brillante.

Corro dentro de la casa buscando la mesa principal, el lugar es enorme y te pierdes fácil. Tan pronto como crucé la puerta, vi una anciana.

—Em...¿es nueva... ? —la mujer lleva puesto el mismo uniforme aunque ella es más curvilinea. —Porfavor limpie la mesa y ponga los cubiertos.

—¿Dónde están...? — pregunté con mi voz se quebraba.

Soy consciente de que estoy siendo un poco grosera por no presentarme antes; pero solo pensar que puedo tirar a la borda mi nuevo empleo por culpa de un desayuno me pone mala.

—Lo encuentra en el pasillo derecho.

—Gracias.

Ahora la mesa esta lista, presentable y con cubiertos... ¿que clase de persona usa cubiertos para un desayuno?

En mi caso nunca es así...

Bueno, no importa... tal vez es solo cosa de ricos o cosa mía.

Entré a la cocina. Para este momento e dado tantas vueltas que mi cabello ya está despeinada.

—Tiene dos minutos exactos, Señorita Ann —anuncia Richard, lo conocí hace apenas unos minutos, mientras Emma nos prestaba. Es el chef de la familia.

—Ok. Gracias...

Cuándo tomé la bandeja mi ceño se frunce al instante. Tres platos con carne cruda. Si, así como lo escuchan... carne cruda.

Parece que la compraron y Richard la sirvió directamente en el plato, bañada con una salsa roja de olor fuerte, raro y amargó, con tazas de vinotinto adornadas a los lados.

Parpadee en dirección hacía el chef —¿que esperas niña? Ya es hora, ve y sirve los platos de los jefes...

Entonces....

¿...Va enserio?

Casi vómito tan solo de imaginarme a mi en su lugar. Tienen todo este dinero ¿para qué? ¿Para terminar comiéndo de esta carne fría y cruda?

Esto ya no es cosa de ricos.... ahora me queda mas que claro que esta gente es extraña.

Rápidamente Corro por los pasillos. Abro la puerta sorprendentemente rápido y los ojos del señor Hemmings y de una mujer blanca, hermosa y de cabello negro van al instante a mi.

Puedo ver que ella esta ocupada debido al nivel de estrés que cargan sus ojos.

Ella debe ser su esposa.

—Buen día señor y señora Hemmings —mis pies se arrastran lentos hasta la mesa.

¿Pero porque hay tres platos si aquí solo hay una pareja?

—¿Es una nueva empleada? —preguntó confundida a su marido, mientras sostenía los papeles.

Yo asiento con una sonrisa y sirvo primero el desayuno de la mujer. Cuándo doy un paso hacía la otra esquina, me levantó y dejo la bandeja sobre el lado desocupado de la enorme mesa. El asiente lentamente con la cabeza permitiendo que le sirva el vino.

*Click*

Se escucha un pomo, luego el suave zumbido de la puerta siendo abierta.

—Muchas gracias... —dijo él. Su esposa se aclaró la garganta.

—Hijo. Siéntate en la mesa...

Le mostré una sonrisa amistosa al jefe por su agradecimiento.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora